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Las ideas del canadiense Marshall McLuhan se adelantaron muchos años al fenómeno de Internet y cambiaron el estudio del impacto de la tecnología en la sociedad.
CITA
“McLuhan se adelantó a su tiempo. Como hubo una época en que se puso de moda, lo despreciaron, pero tenía razón en casi todo lo que decía”, Haruki Murakami, 1Q84.
Alabado por unos y despreciado por otros, el pensador canadiense Marshall McLuhan (1911-1980) ha influido a gran escala en el pensamiento contemporáneo. Su mayor preocupación fue la influencia de los medios y la tecnología en la sociedad.
Con un estilo muy propio de aforismos y metáforas, que pretendían una participación profunda de los lectores, el teórico de la comunicación elevó a la esfera pública la discusión de los efectos de los medios.
Publicadas mayormente en la década de 1960, sus obras se adelantaron al fenómeno de Internet. McLuhan propuso que la convergencia de los diferentes medios electrónicos estaba creando una Aldea Global en la que el tiempo y el espacio desaparecerían, y todo el planeta estaría conectado.
Los smartphones, Facebook, Twitter y todo el universo Web parecen haber sido deslumbrados por la mente visionaria de McLuhan. Pretendió que los nuevos medios fueran comprendidos para tener un mejor entendimiento de la sociedad actual. No por nada, afirmaba que “somos todos robots si estamos envueltos de manera no crítica en nuestras nuevas tecnologías”
EL MEDIO ES EL MENSAJE
Para McLuhan, los medios son prolongaciones de facultades humanas, físicas o psíquicas. Así, la rueda del vehículo es una prolongación del pie, la ropa lo es de la piel y el libro de los ojos.
Las consecuencias de un nuevo medio resultan de las nuevas escalas que este introduce en nuestra vida cotidiana. “El medio es el mensaje”; esto quiere decir que el mensaje de cualquier medio es el cambio de escala, pauta o ritmo que produce en los asuntos humanos.
Al ser prolongaciones de nuestros sentidos, los medios cambian nuestras percepciones sensoriales de maneras únicas. Es decir, modifican nuestra manera de pensar y de actuar, cambian nuestra forma de ver la realidad.
Los efectos de la tecnología no tienen que ver con la introducción de nuevos conceptos o las opiniones que puedan generar, sino con los cambios en la estructura de una sociedad. Por ejemplo, el ferrocarril no introdujo el movimiento, ya que este, aparte de ser una facultad humana, había encontrado su contraparte tecnológica desde la invención de la rueda; más bien, su impacto radicó en el viraje que produjo en las economías europeas al posibilitar el tránsito de mercancías en un menor tiempo.
Las sociedades, entonces, han sido moldeadas, a lo largo de la historia, “más por la índole de los medios con que se comunican los seres humanos que por el contenido mismo de la comunicación”.
McLuhan propone que el verdadero contenido de un medio es otro medio. Así, el contenido del cine es el teatro, el del teatro es la novela, el de la novela es la escritura. Los medios se tornan poderosos e intensos justamente porque proporcionan otros medios como contenido.
El reto consiste en conocer el funcionamiento de los medios para comprender los cambios sociales y culturales de una época. El paso de uno viejo a otro nuevo puede ocasionar grandes choques e inestabilidades.
LA MUERTE DE GUTENBERG
La tecnología eléctrica es, para McLuhan, el medio de nuestro tiempo. Está obligándonos a reconsiderar cualquier acción, pensamiento e institución que se daban por establecidos. La esfera pública y nuestra vida privada están siendo reestructuradas y remodeladas.
Esta tecnología es revolucionaria: ha puesto de cabeza a un mundo que había sido regido por el alfabeto y la imprenta por muchos siglos. Los viejos patrones lineales y mecánicos se han visto truncados por una corriente apabullante, dinámica, que no se puede contener.
El alfabeto y la tecnología de Gutenberg promovieron un proceso de fragmentación, de especialización y de separación, que se vio estimulado por la Revolución Industrial. Este proceso consistió principalmente en una departamentalización lineal; es decir, la división de la actividades y el hábito de pensar en trozos y partes.
En cambio, la tecnología eléctrica promueve y desencadena la unificación y el envolvimiento. “El circuito eléctrico ha demolido el régimen de ‘tiempo’ y ‘espacio’, y vuelve sobre nosotros, al instante y continuamente, las preocupaciones de todos los otros hombres. Ha reconstruido el diálogo en escala global”.
Hasta el advenimiento del medio electrónico, la civilización occidental fue completamente producto de la alfabetización fonética. ¡Gutenberg ha muerto!, clama McLuhan. Con el nuevo medio, se puede descubrir una conciencia tribal e íntegra olvidada hace mucho tiempo; con el nuevo medio, se puede descubrir que vivimos en una Aldea Global.
MONO Y ESENCIA
Supuestamente, los pueblos primitivos y prealfabéticos integraban el tiempo y el espacio en una sola unidad, en un espacio acústico sin horizontes ni límites. Con más de un siglo de tecnología eléctrica, hemos comenzado a reestructurar el sentimiento primordial, las emociones tribales de las cuales el alfabeto nos separó.
McLuhan advierte que nuestro mundo es un torrente de repentineidad implacable. Vivimos en una Aldea Global, en un suceder simultáneo. El tiempo y el espacio se han esfumando. Estamos conectados con todo el planeta.
La tecnología eléctrica trajo consigo el advenimiento de los medios de comunicación masiva. A partir de la década de l950 y 1960, la prensa, la radio, la televisión y el cine comenzaron a llegar a millones de personas en todo el mundo gracias a los múltiples avances tecnológicos. La noción de público se vio reemplazada por la de audiencia masiva.
Nuestro sistema nervioso central se ve prolongado por los mass media. Pero McLuhan advierte que el nuevo medio puede resultar difícil de comprender. El rearviewmirrorism, o retrovisionismo, implica “contemplar el viejo ambiente en el espejo del nuevo ignorando este”. En otras palabras, tratar de ejecutar las tareas de hoy con las herramientas, o conceptos, de ayer.
La ‘Era de la Ansiedad’ surge cuando se quiere forzar a los nuevos medios a hacer la tarea de los viejos. McLuhan compara este sentimiento con el mismo que tenía el indígena cuando se le trataba de insertar en la cultura mecánica y alfabetizada.
Con la Aldea Global, el sentimiento tribal toma gran importancia. “Nuestro nuevo ambiente obliga al compromiso y a la participación. Cada uno de nosotros está ahora irrevocablemente envuelto en la vida de los demás, y es responsable de ellos”.
McLuhan nos dice que, con la tecnología eléctrica y los mass media, el mundo tiene que reelaborarse, como también la noción misma de quién es el ser humano.
EL DIVORCIO DE LA NOVIA MECÁNICA
Desde la publicación de sus libros, a inicios de la década de 1960, y ayudado por las muchas apariciones en los medios, McLuhan se convirtió en una figura de la cultura popular. Sus ideas pregonaban la nueva era de la tecnología eléctrica y la Aldea Global.
Sin embargo, muchas personas han criticado estas teorías desde el inicio. Para muchos, las metáforas y aforismos mcluhianos resultan someros para analizar las complejas relaciones de la sociedad contemporánea.
El semiotista italiano Umberto Eco ha enfatizado la importancia de los postulados de McLuhan ya que llevaron la discusión de la relación entre tecnología y sociedad a la esfera pública. Pero, a la vez, le ha achacado una serie de graves errores para un estudioso de la comunicación.
Eco recuerda el esquema de comunicación básico: un emisor transmite un mensaje a través de un canal para un receptor; este mensaje está adscrito a un código que determina cómo se va a leer y se encuentra inmerso en un contexto específico que influye en su lectura.
“El medio es el mensaje” se revela ambiguo ya que no establece diferencias entre el canal de comunicación, el código y el mensaje. Así, afirmar que, por ejemplo, la luz es un medio significa no darse cuenta de que esta puede ser un canal (la luz de una valla publicitaria que permite su lectura), una señal (los parpadeos de luz que se pueden transmitir siguiendo el código Morse) o un mensaje (la luz encendida en la ventana del amante que avisa su disponibilidad).
Para Eco, el medio no es el mensaje; “el mensaje se convierte en aquello en que el receptor lo convierta adaptándolo a sus propios códigos de recepción”. Además, un mensaje depende de la lectura que se le dé.
Otro punto de las críticas hacia McLuhan se relaciona con lo que sus teorías dejan de lado al caer en un determinismo tecnológico ciego que obvia otros fenómenos de la dinámica cultural.
Ignacio Siles, profesor de la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva de la Universidad de Costa Rica, señala que las tecnologías no son solamente extensiones de los sentidos, sino que implican prácticas, técnicas, relaciones sociales, hábitos.
“Hay una dimensión de la vida social de las tecnologías que se pierde cuando se enfoca sólo en la idea de las tecnologías como extensiones de los sentidos: las tecnologías son tales sólo cuando forman parte de prácticas sociales y culturales con historia”, enfatiza Siles.
¿EL NOSTRADAMUS DE INTERNET?
La idea de un mundo interconectado por los medios describe lo que es Internet actualmente. McLuhan parece haber tenido una mente visionaria que previó los procesos de globalización actuales y el surgimiento de la Web.
Sus obras fueron editadas cuando los medios de comunicación masiva comenzaban su expansión. Aunque no habló directamente de Internet, su Aldea Global comparte todos los rasgos. Hoy, las redes sociales permiten romper las barreras del tiempo y el espacio: un tweet puede leerse al mismo tiempo en Egipto como en Brasil.
Internet contiene a los mass media. A través de millares de páginas Web existentes podemos ver películas, programas de televisión, escuchar radio y leer cualquier periódico. La experiencia electrónica acorta distancias y permite un ambiente en el cual podemos estar conectados a toda hora y en cualquier lugar.
Para Ignacio Siles, “preguntarse si Internet representa el pensamiento de McLuhan o preguntarse si nuestra sociedad actual es la Aldea Global es invertir la ecuación. Estas ideas nos parecen pertinentes porque hemos aprendido a leer la sociedad de medios a partir de los términos planteados por McLuhan”.
En este sentido, los conceptos e ideas del pensador canadiense no fueron predicciones, sino marcos de entendimiento para las nuevas tecnologías que vendrían. McLuhan plantó una semilla que germinaría en el estudio de Internet, una semilla que, tampoco, está desprovista de vacíos conceptuales o cuestionamientos.
Siles recuerda que “durante las últimas décadas, diversos campos de conocimiento (en particular la llamada Teoría del Medio y la Escuela de la Ecología de los Medios) han trabajado por llenar esos vacíos y construir sobre los cimientos conceptuales que dejó McLuhan (y otros pensadores menos populares hoy en día como Harold Innis y Walter Ong)”.
LA CULTURA ES NUESTRO NEGOCIO
Más allá de sus aciertos y sus errores, Marshall McLuhan se ha convertido en uno de los teóricos más influyentes de nuestro tiempo. Sus ideas resuenan en cada nuevo smartphone, tableta o computadora que se inventa.
Su aporte se debe al cambio de paradigma que promovió al estudiar los medios. En su pensamiento, estos eran metáforas activas por su poder de traducir la experiencia a nuevas formas. Ignacio Siles recalca que “la introducción de medios y tecnologías en las sociedades tiene importantes consecuencias. McLuhan nos ayudó a pensar en esas consecuencias”.
Nuestra época tiene la oportunidad de cruzar barreras, borrar antiguas categorías para comenzar a explorar nuevas formas de pensamiento. La cultura electrónica de la Aldea Global necesita de un nuevo pensamiento.
Al estar todo el mundo interconectado surge un sentimiento de responsabilidad. Aunque suene ingenuo, la nueva aldea puede significar un camino de comprensión e integración. Pero esto sólo puede ser posible si llegamos a ser capaces de ‘leer’ la nueva gramática de la ‘era electrónica’.
Los cambios sociales y culturales no pueden ser comprendidos si no se conoce el funcionamiento de los nuevos medios. Estos nos vapulean minuciosamente, engendrando consecuencias personales, políticas, económicas, estéticas, éticas y sociales que no dejan a ninguna persona intacta. Por eso, McLuhan también afirma que el “medio es el masaje”. Su estudio implica el ejercer un control terapéutico.
Muchas interrogantes surgen alrededor del cambio que va a sufrir nuestra identidad como seres humanos en la Aldea Global. Por lo pronto, seguiremos viviendo en un planeta que cada vez tiene menos límites gracias a los continuos y rápidos avances de la tecnología. Y, quizás, escondido entre la algarabía electrónica, en un baño público, se pueda leer un graffiti: McLuhan’s not dead.
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