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La universidad en la mira: la vinculación “milagrosa”

Desde hace mucho tiempo “en América Latina se viene discutiendo y escribiendo mucho sobre el tema de la vinculación entre la universidad y la empresa (…) En los EE.UU. este tema fue incrementado a partir de los años 70 (…) En América Latina y el Caribe por efecto “dominó” de la política neoliberal, esta interrelación empieza a tomar cuerpo a mediados de los años 80.” (Tellería. 1997.281).

Desde hace mucho tiempo “en América Latina se viene discutiendo y escribiendo mucho sobre el tema de la vinculación entre la universidad y la empresa (…) En los EE.UU. este tema fue incrementado a partir de los años 70 (…) En América Latina y el Caribe por efecto “dominó” de la política neoliberal, esta interrelación empieza a tomar cuerpo a mediados de los años 80.” (Tellería. 1997.281).
Históricamente, desde hace cuatro décadas, aproximadamente, se viene implementando la discusión alrededor de la propuesta de vinculación entre la universidad y la empresa, propuesta que emerge –hay que reconocerlo– del seno de la intencionalidad empresarial. Desde el origen de esta propuesta, el discurso empresarial hizo énfasis en la relativa  vinculación entre la universidad y el sector privado, no sin reconocer –como una desgracia– de la existencia de cierta oposición  (de una fracción, dicen ellos) de la comunidad universitaria.
“La colaboración con las empresas se ha impuesto como una práctica normal en la enseñanza superior, particularmente en el plano de  la investigación. Esta colaboración está cambiando el modelo humboldtiano de investigación en sí y para sí en investigación para resolver problemas definidos fuera del ámbito universitario: la investigación aplicada que la empresa  privada favorece ocupa un lugar cada vez más importante en la universidad. Como este tipo de colaboración suscita todavía la oposición de una fracción de la comunidad universitaria, es necesario definir las fórmulas más apropiadas de  financiamiento privado  y los tipos de asociación entre la universidad  y la empresa que satisfagan las necesidades sociales complejas y cambiantes sin afectar lo esencial de la autonomía universitaria. (Crespo.1997.140).
La voluntad empresarial reconoce que le ha sido más difícil de  lo que pensaba la “interacción” o “vinculación” (llamada por ellos positivamente) entre la universidad y la empresa. Acción que por lo demás conciben como inevitable. Esto lo podemos corroborar leyendo el documento de la ‘Secretaría Permanente’ del Sistema Económico Latinoamericano (SELA):
“…el conocimiento acumulado, institucionalizado y multidisciplinario que  se requiere para la búsqueda de soluciones a los problemas complejos de la producción y el uso de tecnologías, es patrimonio fundamental, por lo menos en nuestra región, de la universidad, por lo que interacción o vinculación entre la universidad y la empresa es de carácter no sólo deseable sino inevitable. A pesar de que en los últimos años se han intentado esfuerzos importantes para promover esta relación, no es mucho lo que se ha avanzado. Numerosos estudios no sólo analizan las causas fundamentales de este distanciamiento, sino que proponen diversas vías, mecanismos e instrumentos para solventar esta situación [Plonsky, 1995]” (1997. 244 – 245).
El SELA vende la idea de grandes beneficios para la universidad en su vinculación con la empresa, además de que es consciente de las riquezas que traería para la empresa dicha ‘vinculación’.  “La universidad obtendría por medio de la vinculación con el sector productivo beneficios tales como la posibilidad de aplicar en forma práctica el conocimiento teórico, contacto con las industrias locales, la actualización del conocimiento que se imparte, y la ubicación rápida de los profesionales que produce, entre otros. Los sectores de la producción por su parte, a través del vínculo con la universidad pueden obtener asesoramiento gerencial, asistencia multidisciplinaria, experiencia flexible y ad-hoc, actualización del conocimiento y entrenamiento de su personal [Vessuri y Díaz. 1985]” (1997. 246).
Ahora bien, como crítica a lo anterior, es necesario recalcar que no es objetivo de la universidad ubicar a sus profesionales, y que la experimentación y la actualización del conocimiento se ha dado históricamente gracias a los institutos de investigación, que toda institución que se jacte de universitaria debe obligatoriamente  poseer.

  • Víctor Alvarado Dávila (Filósofo y Escritor)
  • Opinión
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