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Jairo Mora tenía 26 años. Los sectores ambientalistas han mostrado indignación por su muerte. (Foto: Widecast Latin America a través de Flickr)
El crimen del ambientalista Jairo Mora en playa Moín de Limón, que conmocionó al país el pasado viernes 31 de mayo, demuestra que más allá de los discursos de carbono neutralidad que venden a Costa Rica como un país “sin ingredientes naturales” y de estudios de dudosa rigurosidad que apuntan a que este es el “país más feliz del mundo”, la defensa del medio ambiente implica serios riesgos para quienes siguen esa vocación.
Mora trabajaba en un programa de rescate de tortuga marina de la Organización No Gubernamental (ONG) Widecast. Didiher Chacón, director de esa organización, en declaraciones ofrecidas al sitio en Internet de UNIVERSIDAD el día de los hechos, se mostró dolido y molesto por la muerte del ambientalista, pues aseguró que desde hace tiempo recibía amenazas y en varias oportunidades había solicitado ayuda de las autoridades, la cual nunca llegó.
Según se ha informado, Mora fue atacado por cuatro sujetos mientras realizaba uno de sus habituales patrullajes en busca proteger nidos de tortuga baula en playa Moín.
La ONG decidió retirar a su personal de la zona, lo cual implica que los nidos de las baulas −una especie “críticamente amenazada” según la llamada Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación del Ambiente (UICN)− quedan a merced de ladrones de huevos, que los buscan para venderlos a ¢500 en el mercado negro.
Sin embargo, ambientalistas consultados por UNIVERSIDAD coincidieron en afirmar que lejos de ser un caso aislado, el asesinato de Mora es parte de una “escalada” en las actitudes de acoso y represión hacia los ambientalistas, algo que ya se identifica como “una estrategia quizás no articulada ni explícita”, según lo expresó desde la recién creada Alianza de Redes Ambientalistas (ARA), Mauricio Álvarez.
HISTORIA OSCURA DE COSTA RICA
Jairo Mora pasa a engrosar una lista que tristemente continúa creciendo, de activistas ambientales que pagan con su vida su oposición a proyectos e iniciativas lesivas para el medio ambiente.
En un escrito difundido a varios medios, Álvarez recordó que en octubre del 2010 la presidenta Laura Chinchilla, en un discurso ante la Cámara de Ganaderos en San Carlos, tildó de “grupos radicales” a los ambientalistas que se opusieron a la construcción del “mega-aeropuerto” en la península de Osa, porque “no quieren desarrollo” y a quienes “vamos a tener que enfrentar juntos”.
En el documento, el ambientalista recuerda que poco antes de las desafortunadas declaraciones de Chinchilla, precisamente el 31 de agosto de ese año, el ambientalista Carlos León −“uno de esos habitantes preocupados por la firma del decreto que declara de interés público la construcción del aeropuerto de Osa”− sobrevivió a un atentado, cuando unos sujetos intentaron quemar su casa mientras dormía, luego de que amarraron el portón para que no pudiera salir.
Álvarez citó además casos de ambientalistas asesinados como la canadiense Kimberley Blackwell, quien en febrero del 2011 fue asesinada en su propia casa cerca de Puerto Jiménez de Golfito. Blackwell constantemente tenía problemas con cazadores de la zona y en noviembre de ese año fue precisamente a un cazador a quien el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) vinculó con el asesinato.
También recordó hechos como el incendio provocado, que en enero del 2006 destruyó la Asociación para el Desarrollo del Parque Marino Ballena. En el 2009 fue incendiada la oficina del entonces Ministerio de Ambiente, Energía y Telecomunicaciones (Minaet) del Área de Conservación Osa (Acosa), en Palmar Norte, donde había expedientes sobre investigaciones de talas en zonas protegidas.
Uno de los hechos más trágicos que recuerda la historia del activismo costarricense en pro del medio ambiente, es también un incendio ocurrido el 7 de diciembre de 1994, en el que murieron Óscar Fallas, Jaime Bustamante y María del Mar Cordero, dirigentes de la Asociación Ecologista Costarricense (AECO).
Meses después, en julio de 1995, tras varios días desaparecido el poeta y ambientalista nicaragüense radicado en Costa Rica, David Madariaga, apareció muerto en un parque en San José.
Esas muertes se dieron en un momento en que la AECO había cobrado notoriedad por librar duras batallas en favor del ambiente. La más reciente al momento de los hechos fue contra un proyecto de la empresa Ston Forestal, una transnacional que pretendía construir un astillero en el golfo Dulce.
Álvarez también recordó los asesinatos en 1989 del luchador indígena Antonio Zúñiga, y en 1992 de Óscar Quirós, dirigente opuesto a la deforestación en Sarapiquí.
Incluso la escritora Anacristina Rossi ha recibido amenazas por sus denuncias sobre temas ambientales.
En junio del año pasado UNIVERSIDAD denunció la quema de un pick-up propiedad de la pareja ambientalista, José Menéndez y Sonia Bermúdez, quienes han realizado una importante labor de protección de bosques y denuncia de tala y extracción ilegal de materiales de río, en la zona de Asunción de Matama, Limón.
“Esto nunca me había pasado, es un acto criminal que entiendo como un aviso para que no siga mi labor, pero no me van a callar y si algo me pasa, espero que se descubra quién es el cabecilla”, expresó en ese momento Menéndez a este Semanario.
Álvarez enfatizó a este Semanario que “este fenómeno ha venido creciendo”, y que se trata de “una estrategia que identificamos desde las muertes de AECO y aún antes”.
En su opinión, elementos como el lenguaje “de mucha intolerancia como el de la Presidenta”, se ha multiplicado a sectores como las cámaras empresariales, e “incluso la prensa se ha prestado a generar estereotipos y prejuicios”.
Cree que “en el acoso al activismo ambientalista se podría entrever la influencia de las asesorías internacionales que ha recibido la policía del país”, y sostiene que “hay hechos que se pueden ligar a eso”. Puso como ejemplo la polémica grabación que el año pasado indignó al país, en la que supuestamente un oficial de la Fuerza Pública recomendaba a los elementos de la seguridad privada en Medio Queso de San Carlos, disparar contra los campesinos.
Lamentó que “ya son más de 8 los casos de asesinatos o muertes poco claras, como las de AECO”, aunque reconoció que “es imposible probar todo eso”.
Por otra parte, la organización Comunidades Ecologistas La Ceiba-Amigos de la Tierra (COECOCEIBA-AT), envió un comunicado en el que se destaca que “no es la primera vez que en Costa Rica atentan contra la vida de las personas defensoras de la naturaleza” y que “la criminalización y la intimidación se han convertido en las prácticas más comunes en muchas otras comunidades locales”.
¿MÁS ALLÁ DE UN ASESINATO?
El ambientalista Juan Figuerola llamó la atención en torno a que el estatus legal de las tierras en la franja costera del sitio donde ocurrió el homicidio de Jairo Mora, Nueve Millas de Moín, “está rodeado de incertidumbre”, ya que “al preguntar quiénes son los dueños de los terrenos, las respuestas oscilan entre la Municipalidad de Limón, el ICT, Japdeva y particulares”.
También hizo ver que una información del diario La Nación del pasado 5 de mayo, consignó el rescate por parte de Mora de 172 huevos de tortuga. Sin embargo, en el expediente administrativo 130-2066 SETENA −del Proyecto Marina Moín−, un informe de la empresa Ecotec Consultoría Ecológica y Técnica de Costa Rica S.A. indica que: “de acuerdo con una entrevista sostenida con el Ing. Edwin Cyrus, Director del Área de Conservación La Amistad-Caribe, esta zona (Moín) no alberga sitios de importancia para anidación de tortugas marinas”.
Figuerola destacó que la zona de Moín se ubica a “escasos kilómetros” de donde se proyecta la construcción de una nueva terminal portuaria que se le adjudicó a la empresa holandesa APM Terminals y que también en la zona se proyecta la construcción de la refinería china.
Vigilia por Jairo
La ARA, el Bloque Verde e Indignados CR convocaron a una “Vigilia por Jairo” este miércoles 5 de junio, al celebrarse el Día Mundial del Ambiente.
La actividad se realizará a las 5 p.m. en San José −frente a las instalaciones del MINAE−; en Limón −en el Parque Vargas−; y en Heredia −frente a los tribunales de justicia−.
Para mayor información se puede consultar la página Facebook.com/ARAmbiente.
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