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Ward Wilson ha estudiado por más de 30 años el desarme nuclear y en su visita a Costa Rica se presentó en el Ministerio de Relaciones Exteriores, la Asamblea Legislativa, el Centro de Estudios Democráticos de América Latina, y la Universidad para la Paz.
Las armas nucleares no solo son inmorales y peligrosas, sino que son completamente torpes y de dudosa utilidad, aseguró Ward Wilson, autor del libro “Cinco Mitos sobre las Armas Nucleares” y quien impartió en la Universidad de Costa Rica la conferencia “Replanteamiento sobre las Armas Nucleares”.
Wilson es un académico e investigador que ha estudiado por más de 30 años el desarme nuclear. El análisis de su libro lo ha expuesto en las Naciones Unidas, el Pentágono, el Parlamento Europeo, entre otros escenarios.
El experto participó en Costa Rica en una serie de actividades programadas por la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear, entidad ganadora del premio Nobel de la Paz en 1985, y conversó con UNIVERSIDAD sobre la investigación que ha desarrollado en las últimas tres décadas.
Para Wilson, las armas nucleares se han convertido en una moneda de cambio de los países desarrollados y se ha sobredimensionado su papel: construyéndolas como un elemento disuasivo o mágico.
Dio a conocer su intención de romper algunos mitos importantes, como que Japón no se rindió en la Segunda Guerra Mundial debido a las armas nucleares. “En realidad, las investigaciones en los últimos diez años demuestran que eso no es cierto. Los rusos, que eran neutrales, declararon la guerra y entraron a esta en la misma fecha en que Nagasaki fue bombardeada y como resultado los japoneses se rindieron”, argumentó.
Wilson sostiene que los líderes en Japón vieron en la Unión Soviética un factor estratégico. Como ejemplo, el investigador afirma que Estados Unidos bombardeó 68 ciudades durante 1945; si se grafica el número de muertes ocasionadas durante estos ataques, Hiroshima se encuentra en un segundo lugar, justo después de un ataque convencional ocurrido en Tokio. Incluso, si se muestra el porcentaje destruido de ciudades, Hiroshima aparece en el lugar número 17, de los 68 ataques desarrollados por EE.UU.
“Ellos dijeron que se habían rendido por las bombas nucleares, porque les resultaba menos embarazoso decir que era por América”, afirmó.
ARMAS TORPES
Lo que no deja ninguna duda, según el investigador, es que los estadounidenses comenzaron a creer que su bomba era mágica y que durante todos estos años el miedo a una guerra atómica se ha mantenido.
“La amenaza de guerra nuclear no se concretó porque las armas nucleares en sí mismas fueran un elemento disuasivo o mágico, sino porque tuvimos suerte. Así que no se trata de que las armas nucleares sean un elemento disuasivo, pues algún día todos perderemos”, advirtió.
Entre los aspectos negativos de las armas nucleares, mencionó que dejan un rastro de veneno importante, que se mueve en la dirección del viento. Si se lanza una bomba nuclear, la radiación puede dirigirse de vuelta a los propios escuadrones de un ejército.
“La destrucción desmedida no gana guerras, sino la derrota militar del oponente. Las armas nucleares no son muy recomendables por su radiación, que afecta tanto a las tropas del enemigo como a las propias”, alegó.
De acuerdo con el investigador, la radiación de una guerra que utilice este tipo de armas podría incidir directamente en las cosechas mundiales y afectaría también en las temperaturas del globo.
Para Wilson, Costa Rica podría tener un papel importante en la discusión del desarme nuclear.
“Es precisamente porque Costa Rica no tiene un ejército, la razón por la que debería ser la primera en discutir las armas nucleares. Este país tiene una autoridad especial para hablar de desmilitarización. Cuando este país dice que no se necesitan armas, está hablando desde su propia realidad. Costa Rica debería ser la voz líder en este punto”, instó.
Así como en dos décadas Copérnico transformó el esquema geocéntrico de Ptolomeo, Wilson piensa que la humanidad se encuentra ante la oportunidad de discutir y replantear las armas nucleares. Esto solo será posible, opina él, si se logra ver estas armas como instrumentos torpes, gigantescos, poco precisos, destructivos y completamente inmorales. ¿Qué utilidad tendría utilizar un arma altamente peligrosa pero, además, poco útil? preguntó.
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