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Aforismos de Voltaire extraídos de su correspondencia.

Grandes hombres del siglo XVIII como d´Alembert, Diderot, Rousseau, Federico II de Prusia, y mujeres influyentes como la marquesa de Deffand o la señora de Épinay fueron los destinatarios de muchas de las inquietudes de Voltaire. Irónico, inconformista, pícaro y ocurrente, el filósofo francés desgrana en pequeños fragmentos su lucha por la tolerancia y la libertad, el rechazo a todo dogma, la crítica a la sociedad, la necesidad de un uso correcto y cuidado del lenguaje… En definitiva, la preocupación que Voltaire siente por el hombre y por el destino de Europa. La traducción ha corrido a cargo de María Teresa Gallego y Amaya García.

Grandes hombres del siglo XVIII como d´Alembert, Diderot, Rousseau, Federico II de Prusia, y mujeres influyentes como la marquesa de Deffand o la señora de Épinay fueron los destinatarios de muchas de las inquietudes de Voltaire. Irónico, inconformista, pícaro y ocurrente, el filósofo francés desgrana en pequeños fragmentos su lucha por la tolerancia y la libertad, el rechazo a todo dogma, la crítica a la sociedad, la necesidad de un uso correcto y cuidado del lenguaje… En definitiva, la preocupación que Voltaire siente por el hombre y por el destino de Europa. La traducción ha corrido a cargo de María Teresa Gallego y Amaya García.
Algunos aforismos:
La primera ley es adecuar el estilo al asunto. No hay mayor impertinencia que tratar menudencias con palabras grandilocuentes.
Salomón estaba muy atinado cuando decía que lo único bueno es vivir con lo que nos gusta y alegrarnos con lo que hacemos y que todo lo demás es vanidad.
Lo que tengo en común con los filósofos modernos es esa aversión por el fanatismo intolerante, una aversión muy sensata y que resulta útil inspirarle al género humano en pro de la seguridad de los príncipes, del sosiego de los Estados y de la felicidad de los particulares.
Todo cuanto sea tema eterno de enfrentamientos es eternamente inútil.
La cantidad de personas que sufren es infinita. A la naturaleza le dan lo mismo los individuos. Con tal de que la gran maquinaria del universo funcione como debe, los ácaros que en ella viven nada le importan.
Hay que tener siempre el vientre despejado para que lo esté la cabeza. Nuestra alma inmortal necesita del retrete para pensar bien.
Si deseáis aprender a ignorar, soy vuestro hombre.
Retirarse de la multitud para hacer el bien, fomentar artes necesarias, ser superior al propio rango en obra y pensamiento, ¿no consiste en esto la verdadera filosofía?
La verdadera ciencia conduce necesariamente a la tolerancia.
No hay nada que indique mejor que una inteligencia es atinada y recta que expresarse con claridad. Las expresiones sólo son confusas cuando lo son las ideas.
Poca cosa es existir pintado en un cuadro.
Si fundara mi propia religión, incluiría la intolerancia entre los siete pecados capitales.
Todo cuanto nos incita a sobrevalorarnos nos pone siempre por debajo de lo que somos.
Hay que desconfiar de todos los experimentos que contradigan las leyes de la naturaleza.
Tomado de El Cultural.

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