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El nuevo ministro de Comunicación, Carlos Roverssi, es un “soldado” histórico del PLN, tiene 54 años y es abogado, politólogo y periodista.
nuevo ministro de Comunicación, Carlos Roverssi −el tercero en desempeñar ese cargo durante esta administración− se inauguró en el cargo equiparando “la humildad” de la mandataria Laura Chinchilla con la del presidente de Uruguay, José “Pepe” Mujica.
Durante una entrevista con el Semanario UNIVERSIDAD, Roverssi admitió los errores de comunicación del Gobierno, alegó que la imagen negativa del público hacia la mandataria es heredada de gobiernos anteriores, y prometió transparencia y mensajes directos para la prensa. A continuación un extracto de esa conversación.
Como le dije el día que lo nombraron, no sé si felicitarlo o darle el pésame. ¿Usted qué cree?
-Creo que debe felicitarme y desearme suerte para el reto.
Las fallas de comunicación en este gobierno han sido, por lejos, el más recurrente problema. ¿Por qué? ¿Cuál es su diagnóstico?
-El Gobierno se recibe en un periodo de crisis internacional y nacional muy complejo, y la dedicación del gobierno en general y de la presidenta fue a tratar de enfrentar el reto de evitar que el país colapsara ante esa crisis y de tratar de realizar las políticas públicas que compensaran los efectos de la crisis; no hubo una preocupación concreta de hacer una agenda propositiva para informar sobre los logros.
Sin embargo, las críticas al Gobierno no se deben a los efectos de la crisis internacional, sino a hechos generados por la administración, como el vuelo a Perú, los desfalcos en la trocha fronteriza, la subvaloración de propiedades del ministro de Hacienda Herrero, etc, etc.
-Mire, no ha habido una real preocupación por hacer una comunicación de la agenda propositiva y entonces ha habido un desbalance con la necesidad de una política reactiva, es decir: reaccionar. El principal problema de la comunicación es el balance entre lo propositivo y lo reactivo; ya en el tema de los hechos que se han presentado y escapan de la visión o ejecución de las acciones, nadie esperaba que la obra que podría haber sido y que debe ser la obra de la defensa de la soberanía del país , se iban a presentar estos hechos realizados por personas intermedias en el proceso; realmente la expectativa era lograr que se cumpliera con los objetivos de defensa de la soberanía; es un elemento que se presentó y que fue el propio Gobierno quien lo denunció, pero no hubo capacidad de demostrar que era el Gobierno quien estaba denunciando la trocha y más bien la factura le cayó al Gobierno como tal, porque no se pudo manejar la agenda reactiva.
Ese es el punto, el Gobierno espera hasta que las crisis exploten, es la secuencia desde mayo del 2010, malestar que no se atiende, no se actúa, surge la crisis o la denuncia y luego la presidenta Chinchilla interviene por cadena nacional…
-Puedo coincidir con que eso ha sido un error muy costoso e injusto para la presidenta Chinchilla, que ha tenido que recargarse esa función, porque no hubo un manejo efectivo de la agenda reactiva.
¿Van a cambiar eso? ¿Cómo?
-Estamos trabajando; tengo apenas 48 horas de haber asumido como ministro de Comunicación, tenemos algunas ideas, y la primera es efectivamente tratando de que haya más claridad en la cosa pública, de que haya más apertura a la información y tratando de que haya más ejecutividad en la obra de gobierno. Digamos que la tercera no es mi función, pero es una decisión de la presidenta. Las otras sí, seremos más directos y dejaremos en claro la información que se pueda generar.
Pero hay otra cosa importante; hay que separar dos cosas, en cualquier hecho u evento de la obra pública: por un lado, esa idea de que todo es un negociado, de que hay actos oscuros e intereses de personas y grupos; me parece que si hay demostración y pruebas, hay que hacerlas públicas y frenar los proyectos; pero, una vez que eso suceda, entra lo otro, que es el modelo desarrollo; un gobierno tiene derecho a definir su política de desarrollo, para eso fue electo y tuvo una mayoría electoral.
Pero esa desconfianza tiene sustento en datos de la realidad, la presidenta llegó al gobierno con un aura anticorrupción y fueron los hechos de su gobierno los que debilitaron su imagen ante el ciudadano común…
–Me parece que la desconfianza de la gente viene de mucho antes, de gobiernos anteriores, que lamentablemente hicieron un cambio en la visión de los costarricenses; no es un hecho nuevo, es anterior, que genera ese sentimiento de frustración y negatividad.
Un grupo importante de los costarricenses tiene desde hace 20 años o más, una actitud negativa hacia la cosa pública. Todo funcionario público es corrupto, todos son ladrones y si se asume una posición se piensa que uno busca enriquecerse y que los funcionarios tienen salarios altísimos…; pero, cuando uno ve realmente los salarios entre ese ministro y los funcionarios intermedios se sorprende, pero la percepción de la gente es otra, pero es una percepción vieja ante hechos que se han presentado, aunque no necesariamente de corrupción; algunos de los hechos que usted menciona no han sido probados aún…
No han sido probados porque el Ministerio Público los investiga todavía y porque la fiscalía contra la corrupción está atiborrada de trabajo, pero la cantidad de denuncias es muy grande.
–Bueno, hay que esperar para poder determinar eso; lo cierto es que los hechos que usted menciona son reales y han afectado y ayudado a fortalecer esa imagen o percepción negativa.
Según las encuestas, la imagen de la presidenta Chinchilla está muy deteriorada. ¿Cómo se plantea cambiar eso? ¿Será ese su trabajo?
-Yo he dicho que no soy publicista sino periodista; por supuesto que la publicidad es un mecanismo que se puede utilizar, pero mi función no es esa, mi función es tratar de comunicar lo se viene haciendo en la agenda propositiva del Gobierno; le pongo un ejemplo, el Gobierno prometió construir una X cantidad de colegios vocacionales y ya no solo cumplió, sino que construyó un 30 % más, pero eso no lo sabe nadie; la agenda propositiva se dejó de lado; probablemente para enfrentar la crisis se desatendió mostrar la obra del Gobierno.
La otra estrategia será generar la información en la agenda reactiva; cuando surjan dudas, ayudar a que se aclaren totalmente y dejando constancia entre los temas éticos y los temas de desarrollo.
¿Cuál es el presupuesto para imagen del Gobierno?
– Le debo confesar que hoy no lo sé, me estoy acomodando apenas y montando la estrategia de comunicación y espero tenerla lista la próxima semana, porque sé que no hay más tiempo. Sé que ya hay unos contratos firmados, pero tengo que verlos.
Otra de las críticas es que hay un cuerpo numeroso de funcionarios de alto rango que son herméticos con la prensa, incluyendo a la propia presidenta Chinchilla.
-Pienso que yo tengo allí una responsabilidad en tratar de encontrar y armonizar eso, que es un tema no de este Gobierno, sino de todos. La relación de los jerarcas y la prensa es difícil, lo he visto y vivido en carne propia como periodista en el pasado. Tiene que ver también con los tiempos; hay un tiempo para la prensa que es la inmediatez de la noticia, y hay un tiempo para la institución en la respuesta; habrá que buscar el punto intermedio en ese campo.
¿Podrá finalmente un medio alternativo como el Semanario UNIVERSIDAD tener una entrevista con la presidenta Laura Chinchilla?
-Bueno, yo no veo por qué no, esperemos.
Bueno, queda formalmente planteada la petición de una entrevista con la señora presidenta.
-Está bien.
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