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UCR apoya a la CCSS en estudio de Clostridium difficile

La bacteria Clostridium difficile se cultiva en la cámara de anaerobiosis del Laboratorio de Investigación en Bacteriología Anaerobia (LIBA) (fotos archivo ODI).

La bacteria Clostridium difficile se cultiva en la cámara de anaerobiosis del Laboratorio de Investigación en Bacteriología Anaerobia (LIBA) (fotos archivo ODI).
Las infecciones intrahospitalarias representan un problema de gran importancia clínica, epidemiológica y económica debido a las altas tasas de morbilidad y mortalidad y a los altos costos que generan.
En un número cada vez mayor de pacientes hospitalizados alrededor del mundo, el Clostridium difficile causa cuadros de diarrea asociada a los antibióticos (DAA) o a colitis pseudomembranosa, algunos con desenlaces fatales. Es por ello que actualmente el C. difficile es considerado el patógeno bacteriano que más frecuentemente se aísla como causante epidémico y endémico de estos cuadros en el ámbito intrahospitalario en Costa Rica y el mundo.
En varios hospitales de Canadá, Estados Unidos y Europa se han documentado brotes inusualmente severos causados por cepas hiperproductoras de toxinas, como la cepa hipervirulenta o NAP1.
 
 
Datos obtenidos desde 2004 en el Laboratorio de Investigación en Bacteriología Anaerobia (LIBA) de la Facultad de Microbiología de la Universidad de Costa Rica (UCR), revelan que alrededor de un 30% de los casos de diarreas asociadas a los antibióticos estudiados en el Hospital San Juan de Dios, un 15% de los casos en el Hospital Nacional de Niños y un 24% en el Hospital Blanco Cervantes fueron causados por el C. difficile. 
El número de casos de infecciones por esta causa en hospitales de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) aumentó de 120 en 2008 a 855 en 2009.
RESULTADOS DEL ÚLTIMO BROTE
Durante el último brote, el LIBA, con apoyo del Laboratorio Nacional de Microbiología de Canadá, demostró que cerca de la mitad de esas infecciones en el Hospital San Juan de Dios fueron causadas por la cepa hipervirulenta o NAP1. Un porcentaje importante de la otra mitad de las infecciones fue causado por un grupo de cepas autóctonas denominadas NAPCR, que se diferencia por sus características genotípicas y fenotípicas de las cepas NAP1.
A partir de entonces, con financiamiento del Fondo Especial del Consejo Nacional de Rectores (Conare), el apoyo de la Vicerrectoría de Investigación de la UCR y en cercana colaboración con investigadores canadienses y brasileños, se ha documentado que las cepas NAPCR presentan una virulencia incrementada y un alto potencial epidémico, a pesar de que no son hiperproductoras de toxinas.
Estas cepas autóctonas causan una importante respuesta inflamatoria, que no se da con cepas tradicionales,  en el epitelio intestinal de ratones y una mortalidad en animales de experimentación similar a la de las cepas NAP1.
Otro dato de gran trascendencia es la multirresistencia a los antibióticos que comparten las cepas NAP1 y las NAPCR, característica que las distingue de las cepas comunes y que complica su manejo terapéutico. Todo este cuerpo de evidencia sugiere que la epidemiología del C. difficile en Costa Rica es de particular interés.
Según el Laboratorio Clínico del Hospital San Juan de Dios, las cepas que circulan en este momento no son NAP1, por lo que resulta vital determinar si los casos mortales que se están presentando en la actualidad son causados por las cepas autóctonas NAPCR o por cepas tradicionales.
APORTE DE LA UCR
Esta confirmación no puede ser llevada a cabo en los laboratorios de la CCSS, pero sí en el Laboratorio de Investigación en Bacteriología Anaerobia (LIBA), de la Facultad de Microbiología de la UCR.
Tal y como se hizo en 2009, la UCR nuevamente ha manifestado a las autoridades del Hospital San Juan de Dios su compromiso social y su disposición para colaborar ante estas emergencias. Hasta el momento se han recibido siete muestras de ese hospital, que ya se procesaron y a las que se les hará el cultivo para obtener los aislamientos, las pruebas de sensibilidad a los antibióticos, las pruebas moleculares que detectan los genes relacionados con la producción de toxinas y, finalmente, el estudio electroforético en campo pulsante que permite obtener su huella genética.
Estas “huellas” son enviadas a Canadá para que se les asigne la denominación NAP, al compararlas con una base de datos que incluye los aislamientos de Canadá, Estados Unidos y Costa Rica. Es hasta este momento cuando se sabrá cuál o cuáles variantes están circulando en el citado hospital.
Entre tanto, la ciudadanía costarricense debe estar tranquila, pues las autoridades de los hospitales de la CCSS han tomado las medidas correspondientes para contener los casos que se han presentado recientemente en algunos de sus centros médicos.
Nuestras investigaciones continúan y hemos optado por fondos de la Vicerrectoría de Investigación para fortalecer una red temática alrededor del C. difficile, así como por fondos de Conare para continuar con la búsqueda de los posibles mecanismos que expliquen las diferencias y semejanzas entre las cepas NAP1, las NAPCR y las tradicionales.
Esperamos con ello no solo contribuir con la atención de un problema de relevancia nacional, si no también ubicar en alto el nombre y prestigio de la Universidad de Costa Rica a escala internacional.

  • Evelyn Rodríguez Cavallini
  • Crisol
Seguro Social
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