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La contrainteligencia: disciplina y coordinación al más alto nivel

La contrainteligencia es un conjunto de actividades que son establecidas de manera colectiva por una contraparte con el propósito de entorpecer e interceptar las diversas fuentes de información inteligentes del enemigo por medio de códigos, censura, tretas, trampas o mentiras, con el fin de generar confusión.

La contrainteligencia es un conjunto de actividades que son establecidas de manera colectiva por una contraparte con el propósito de entorpecer e interceptar las diversas fuentes de información inteligentes del enemigo por medio de códigos, censura, tretas, trampas o mentiras, con el fin de generar confusión.
Se trata de un conjunto de actividades destinadas a anular la eficacia de las acciones de inteligencia enemigas y a proteger la información contra el espionaje, los disturbios, la infraestructura, el sondeo o algún tipo de sabotaje. Sus desarrolladores son conscientes de que los sistemas de seguridad deben ser cada vez más fuertes e implacables y que dependen de un planeamiento que tiene que ser muy efectivo.
A lo largo de la historia de la humanidad siempre ha existido esta arriesgada forma de contrapeso. Las primeras unidades de contrainteligencia y espionaje organizadas se remontan al siglo I en la antigua Roma: los frumentarii, quienes eran básicamente soldados legionarios que ejecutaban funciones articuladoras y sistematizadoras para proteger el dominio imperial. Sus tareas se encauzaron hacia el espionaje político, hasta convertirse gradualmente en la policía secreta del imperio.
La contrainteligencia eficiente es sorpresiva. Usada enormemente en las actividades políticas, militares y electorales, es un juego estratégico que utiliza medidas defensivas y ofensivas que actúan para preocupar, desmentir y entorpecer las acciones del otro. El descontrol y la desinformación son factores que pueden cambiar el escenario de cualquier proceso. Mientras la inteligencia consiste en recopilar, organizar, proteger y transferir información, la contrainteligencia intenta privar al adversario de conocer las competencias y debilidades para no otorgar ningún tipo de ventaja.
Los movimientos de contrainteligencia son de ejecución y no excluye una planificación, proyección o programación previa de cada una de las acciones a emprender, no obstante, su tiempo de respuesta debe ser urgente y realizado de manera permanente, para imposibilitar, o al menos supeditar, que el adversario obtenga información sobre planes, operaciones y acciones, aplicando medidas de rechazo, desaprobación y, sobre todo, de seguridad.
Como ocupación tiene perspectivas que le otorgan una conducta detectivesca y un proceder policial, debido a los métodos utilizados para detectar, impedir, delatar y atrapar a los transgresores de la seguridad e inteligencia. El ciberespionaje nace como una práctica inmediata que ayuda a formar imágenes de los sistemas de defensa y logísticos, así como las capacidades militares y electorales relacionadas que pueden explotarse en una crisis.
Tiene que ser coordinada al más alto nivel y con gran responsabilidad pues depende, en gran parte, de diversos y numerosos órganos y procedimientos de averiguación, búsqueda e indagación. Se trata de un orden organizacional muy relevante y extenso, que depende de una maquinaria tecnológica, militar y electoral, que tiene que estar muy bien constituida para no ser descubierta y subyugada.
La figura del espía se profesionaliza cada vez más. Su trabajo experto en interrogación, traducción, meteorología, comunicación y acción militar, por mencionar algunos, es crucial para controlar la seguridad policial, las agrupaciones políticas, la seguridad fronteriza, la seguridad portuaria y censurar los medios de comunicación masivos.
Aunque sea antagónico, es un arte del drama y del disfraz que exige compromiso, empeño y obligación, pues la indisciplina, la instrucción defectuosa, la negligencia, la distracción y la holgazanería, son causa de incumplimientos y errores cuya magnitud puede llegar hasta el fracaso absoluto de una determinada operación.
La contrainteligencia es una actividad basada en el control, la vigilancia y la alerta constante en donde el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la técnica obliga a una paulatina especialización de sus prácticas. Así, la seguridad siempre será esencial para preservar el poder, porque el principio conductivo de la contrainteligencia influye en el planeamiento, coordinación y ejecución de las operaciones políticas, económicas, militares y las que están enlazadas con el juego electoral.
Su impulso destructivo aplicado a las operaciones modernas que otorgan poder exige sagacidad,  para promover la ejecución de sus acciones, así como pericia para crear medidas propensas para contrarrestarlas, neutralizarlas y evitarlas.

  • Sergio Campos Loaiza (Estudiante)
  • Opinión
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