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El elenco de la obra teatral “Sangre lunar”, cuando ensayaba en el Teatro 1887. (Foto: Leonardo Chaves, de “Cuerdafloja”)
La obra trata sobre una mujer que resulta embarazada luego de permanecer en estado de coma durante 10 años en una clínica privada.
En el Teatro 1887 (CENAC), desde atrás, se ven las butacas vacías y al fondo un escenario cubierto de negro, con pocos elementos: una silla de ruedas, algunos plásticos que caen del cielorraso como ventanales y, hacia el centro, una camilla sobre la cual descansa el personaje eje de la obra que se estrenará el 11 de julio: “Sangre lunar”.
Dicho montaje es una iniciativa del grupo Teatro Menor, que hará su debut en la escena teatral costarricense.
La obra fue escrita por el importante dramaturgo español, José Sanchis Sinisterra, y su representación en Costa Rica será, además, el estreno en América.
Es el primer montaje del texto que se hace en la región. “Sanchis está muy contento. Ha tenido comunicación con nosotros, ha estado pendiente del montaje y nos ha deseado lo mejor”, contó Viviana Porras, directora y fundadora de Teatro Menor.
El nuevo grupo nace como una iniciativa de Porras, para hacer teatro desde una tendencia en particular, donde lo menos puede poner frente al espectador un mundo y una serie de interrogantes que le hará reflexionar.
“Parto de una tendencia en el teatro que no es nueva; todo el siglo pasado se ha dado, desde dramaturgos como Grotowski que hablaba de un ‘teatro pobre’ o como Samuel Beckett, que usaba menos y menos en cada una de sus obras. Se trata de cómo encontrar eso menor en el teatro”, dijo la directora.
También, surge de la necesidad de Porras de hacer teatro: “exponer un poco lo que me gusta; lo que siento es un deber del arte: ir más allá del entretenimiento, el teatro como una herramienta de transformación social”, agregó Porras.
“SANGRE LUNAR”, UNA OBRA FRAGMENTADA
La trama ya de por sí es provocativa: una mujer cae en un estado de coma, en el cual permanece por diez años bajo los cuidados de una clínica privada. Un elemento le da un giro: queda embarazada. Las múltiples interrogantes y la acción dramática empieza seguir su curso gracias a unos personajes que se cuestionan sobre una posible violación; ¿quién lo hizo?, ¿cómo sucedió?, ¿interrumpir o no el embarazo?, ¿qué preferirá ella?
Además, es una obra —tanto dramatúrgicamente, como en escena— que rompe con muchos esquemas del teatro tradicional; por ejemplo, la caracteriza su fragmentación de tiempo y espacio. “Son textos que te lleva a distintos espacios, no solo temporales (pasado, futuro y presente), sino otros absolutamente disimiles, oníricos, incluso inverosímiles”, explicó Fernando Rodríguez, director de la obra.
Detalló que esta fragmentación representa un reto interesante tanto para los directores como para los actores, que deben trabajar con una serie de ejercicios de acercamiento, para acostumbrarse a códigos nuevos y poder trasmitirlos al espectador.
Los actores son esenciales, sin ellos no hay teatro. Pero, en esta ocasión, juegan un papel aún más vital: su interpretación es importante para la asimilación del espectador.
“Es una obra que, para el espectador, para el director y para los actores, significa un reto”, dijo Arabella Salaverry, actriz que interpreta el papel de Estela, la madre del personaje en coma. La actriz señaló que ante este reto y estructura tan provocativa, “hemos tenido un apoyo muy importante de la dirección. Ha sido un trabajo en conjunto; el director ha eliminado los obstáculos y hecho el proceso más enriquecedor para uno como actor”.
Respecto al elemento escénico, su diseño permite trasmitir con claridad la fragmentación espacio-tiempo, pues está cubierto de negro para generar una sensación de ausencia del espacio, para que el espectador pueda interpretarlos a su manera. Además, hay unos plásticos que crean la sensación en el espectador de estar mirando a través de unos cristales, como voyeristas que espían una realidad.
Tanto los directores como el elenco en general hicieron ver que es un honor llevar a escena una obra de un dramaturgo tan representativo, como lo es Sanchis.
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