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Washington, 2 ago (dpa) – Estados Unidos reaccionó con decepción pero también con furia por la decisión de Rusia de otorgar asilo temporal a Edward Snowden, después de que Washington pidiera reiteradamente en las últimas semanas a Moscú entregar al informante estadounidense.
El fiscal general estadounidense, Eric Holder, incluso aseguró públicamente a Rusia que Snowden no tenía por qué temer ser torturado en Estados Unidos.
Todo en vano. Moscú prefirió no hacer caso al pedido de Barack Obama, y esto justo antes del viaje previsto del mandatario estadounidense a Rusia. ¿Volverá la Guerra Fría entre ambos países?
Hacía mucho tiempo que Washington no sufría un embate así. El senador demócrata Chuck Schumer calificó la decisión de Moscú como una «puñalada por la espalda» y llamó a Obama a reclamar un cambio de sede para la cumbre del G20 a principios de septiembre en San Petersburgo.
Es una «bofetada en la cara de todos los estadounidenses» que «no puede permitirse sin que haya repercusiones serias», sostuvo su colega republicano John McCain.
«Es una vergüenza, un paso deliberado para avergonzar a Estados Unidos», agregó McCain, quien al igual que muchos en Washington está convencido de que la decisión de darle asilo a Snowden proviene de las más altas esferas del Kremlin, más exactamente del presidente Vladimir Putin.
El veterano de la Guerra de Vietnam exige ahora a Obama que reaccione. «Ha llegado el momento de repensar las relaciones con Rusia», dijo.
Lo que McCain pide en concreto llevaría nada menos que a pensar en una nueva era de hielo entre Washington y Moscú: la OTAN debe ser ampliada sin dudarlo hacia el Este (incluyendo Georgia). Se debe impulsar el nuevo sistema de defensa antimisiles en Europa sin hacer concesiones y sin tener en cuenta los temores rusos. Y, «probablemente la cosa más importante», enfatiza el senador, Estados Unidos debe apoyar de manera abierta a los disidentes y opositores de Putin en Rusia.
La Casa Blanca no piensa ir tan lejos. Al menos por ahora. El portavoz del gobierno Jay Carney hizo un esfuerzo para controlar sus emociones.
«Extremadamente decepcionados, no es un hecho positivo», contestó ante las preguntas de los periodistas. Lo que está claro es que son sólo palabras suavizadas para no mostrar abiertamente la furia de su jefe en la Casa Blanca.
Obama probablemente no esté dispuesto a darle la espalda a la cumbre del G20 en San Petersburgo. La reunión de los 20 países más industrializados y emergentes es demasiado importante para Estados Unidos. Sin embargo, ya prácticamente parece estar cancelada una reunión entre Obama y Putin prevista en Moscú antes de la cumbre.
En Washington casi nadie cree que ésta vaya a ser la única respuesta a la afrenta de Moscú. Estados Unidos hizo demasiado esfuerzo por la extradición de Snowden como para dar vuelta la página como si nada.
El punto es que Estado Unidos necesita a Rusia ya que ninguno de los grandes conflictos como Siria, Cercano Oriente o Irán se pueden resolver sin Moscú.
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