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Adaptaciones intrauniversitarias

Entre los cambios que se vienen aplicando desde los países poderosos al interior de las universidades en todo el orbe, se encuentran las llamadas “adaptaciones” de índole curricular y tecnológica.

Entre los cambios que se vienen aplicando desde los países poderosos al interior de las universidades en todo el orbe, se encuentran las llamadas “adaptaciones” de índole curricular y tecnológica.
Referente a las ‘adaptaciones tecnológicas’, estas van más allá del aprendizaje y el uso de las nuevas tecnologías, y las tutorías personales, y de todas las posibilidades que permite Internet. Se busca instaurar también el tan cuestionado “sistema de evaluación  continua”, el cual,  podría no estar mal,  si no cae en manos  de un pequeño grupo que se arroga  la potestad de evaluar, sin obligación de entrar ellos mismos en su sistema de evaluación continua, en otras áreas en las que son novicios. Finalmente, es un asunto que se establece desde los nichos de poder al interior de las estructuras universitarias, y no desde el consenso consultado y discutido a lo interno de la comunidad docente universitaria.
Por otra parte, respecto a las llamadas “adaptaciones curriculares” es menester primero,  recordar la Declaración de Bolonia que firmaron en 1999 los ministros de educación de la Unión Europea, con el fin de regular y estandarizar el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), y que luego se extendería como una voluntad de poder educativo por el resto del mundo. Así, desde el inicio la nueva política de la educación pretende globalizar el nombre de los títulos en cada uno de los países de la Unión Europea.
Las titulaciones nacidas en este seno, serían reconocidas en todos los países firmantes, facilitando así el intercambio de los titulados.
Referente a este punto (adaptaciones curriculares), el proceso de Bolonia apunta a un sistema de homogeneización de los títulos, que, adoptando el modelo anglosajón, comprende los tres niveles conformados por grado, máster y doctorado. Se establece también obviamente un sistema  internacional de créditos, bajo la figura del ECTS: ‘European Credit Transfer System’ (Sistema Europeo de Transferencia de Créditos). Todo esto permitirá, dentro de la norma establecida por el ‘Espacio Europeo de Educación Superior’ (EEES), la movilidad ‘efectiva’ de profesores, estudiantes, investigadores y personal docente, a cualquier universidad que se  una a la nueva estructura de la educación superior globalizada.
Las implicaciones existenciales que a simple vista pocos pueden ver, resalta la inestabilidad vivencial de los trabajadores, docentes e investigadores, al estar propensos a ser trasladados a otros ambientes (no solo geográficos y culturales) que pueden alterar negativamente sus relaciones afectivas –y de otra índole- con sus seres queridos y proyectos o hábitos cotidianos.
En el nuevo sistema educativo, las titulaciones solo podrán justificarse respecto a su relevancia para el desarrollo del conocimiento y de acuerdo a las necesidades y exigencias del mercado laboral europeo, así, el Real Decreto Español, estableció que “Para el establecimiento de un título oficial de Grado, el informe del Consejo de Coordinación Universitaria deberá contener referencia expresa, al menos, a los siguientes aspectos: […]d) Relevancia del título para el desarrollo del conocimiento y para el mercado laboral español y europeo.[ Capítulo III, art. 9, punto 3 del REAL DECRETO 55/2005, de 21 de enero. ] (Proceso de Bolonia: http://es.wikipedia.org/wiki/Proceso_de_Bolonia#cite_note-48).
Todo esto puede significar que las titulaciones de áreas que no sean relevantes, respecto a las necesidades y exigencias del mercado laboral, serán fácilmente descartadas por el nuevo  sistema educativo mundial. En este sentido, quizás no sea tan desquiciado pronosticar que las áreas de artes y letras se vayan minimizando cada vez más, hasta entrar en el rango de ‘carreras en extinción’.
La nueva estructura universitaria es concebida actualmente como un negocio, como una inversión. Ya Skilbeck aseveró que “la universidad ya no es más un lugar tranquilo para enseñar, realizar trabajo académico a un ritmo pausado y contemplar el universo como ocurría en siglos pasados. Ahora es un potente negocio, complejo, demandante y competitivo que requiere inversiones continuas y de gran escala”(Skilbeck, M. (2001) The University challenged: A review of international trends and issues with particular relevance to Ireland; Dublin: Higher Education Authority. Versión parcial disponible en: http://iua.webhost.heanet.ie/publications/documents/publications/2001/Report_11.pdf).

  • Víctor Alvarado D. (Catedrático)
  • Opinión
Notas

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