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Escenario internacional impide encuentro entre Obama y Putin

Barack Obama canceló la semana pasada la reunión que debía celebrar con su homólogo Vladimir Putin en setiembre.

Barack Obama canceló la semana pasada la reunión que debía celebrar con su homólogo Vladimir Putin en setiembre.
Atrapado por conflictos en el Congreso, enfrentado a la inestabilidad política en la región del Medio Oriente y sin avances en su agenda sobre las relaciones con Rusia, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, decidió suspender la cumbre con su colega ruso, Vladimir Putin, prevista para inicios de setiembre.
En la política interna, Obama se enfrenta al desafío de lograr un acuerdo con los republicanos sobre el presupuesto antes del 1 de octubre, lo cual no parece fácil, por ahora, un tema clave para avanzar en su política de reactivación económica del país.
En el escenario internacional, tampoco tiene respiro el secretario de Estado, John Kerry, que acaba de lanzar una nueva iniciativa de paz entre palestinos e israelíes. Esta situación, en otras circunstancias, hubiese acaparado la atención internacional, mas no fue mencionado como tema de discusión en la cumbre.
 
Los conflictos en Egipto y en Siria, en pleno desarrollo, y la crisis en diversos países del norte de África ponen en evidencia lo volátil de la situación y las dificultades de avanzar en acuerdos entre los dos países.
 
De modo que la decisión de Obama de suspender su encuentro con Putin no sorprendió a nadie, aunque desató polémica sobre la interpretación que tenía este hecho.
En medio de especulaciones sobre el papel del “caso Snowden” (el espía norteamericano al que Rusia decidió conceder asilo) en su decisión, Obama reiteró que esa no había sido la razón principal de la cancelación del encuentro. “Francamente, en un amplio abanico de cuestiones en las que creíamos que podíamos hacer progresos, como Siria o los derechos humanos, Rusia no se ha movido y por eso hemos creído que era el momento de revisar nuestra relación”, afirmó.
NIVEL BAJO
Lo cierto es que las opiniones mayoritarias han coincidido en que las relaciones entre Rusia y Estados Unidos se encuentran en su nivel más bajo en muchos años.
Analistas han señalado que la cancelación de la cita “no solo es la primera reacción de la Casa Blanca a la concesión de asilo a Snowden –que algunos estimaron como un ‘desplante’ de Moscú a Washington–, sino una muestra de lo lejano que están los objetivos de ambos gobiernos”.
La decisión de Obama –agregan– “pone en evidencia su convicción de la inutilidad de un encuentro del que no podía salir ningún acuerdo, dadas las discrepancias que separan a ambas potencias en la mayoría de los asuntos clave de la política internacional y en su propia agenda bilateral”.
“Hemos llegado a la conclusión de que no ha habido un progreso suficiente en nuestra agenda, que justifique mantener un encuentro bilateral entre Estados Unidos y Rusia”, dijo el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.
El senador demócrata Charles Schumer, por su parte, estimó que la relación entre Estados Unidos y Rusia se había vuelto “venenosa”, después de que Moscú decidiera dar asilo político al extrabajador de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés), Edward Snowden.
“El presidente Putin se está comportando como un matón de colegio”, reprochó Schumer en un programa de la cadena CBS. “Mi experiencia me ha indicado que, a menos que te enfrentes a ese matón, sigue exigiendo más y más y más”, agregó.
Los rusos tampoco se han quedado callados. “Estamos decepcionados con la decisión de la administración estadounidense de anular la visita del presidente Obama a Moscú para principios de septiembre”, afirmó Yuri Ushakov, consejero de Putin.
Para el diario ruso Kommersant, citando fuentes del Kremlin, «el caso Snowden es simplemente un pretexto para cancelar la visita» de Obama a Moscú. “Los estadounidenses evitan así importantes negociaciones, y su actitud inevitablemente acarreará consecuencias políticas”, advirtió el periódico.
Varios analistas políticos y expertos rusos interpretaron la decisión de Washington como un vestigio de la Guerra Fría y como una rendición del presidente Obama ante los “halcones” en el Congreso y el Senado. Una decisión que, afirman, no contribuirá a destensar las relaciones entre Estados Unidos y Rusia.
VARIAS DISPUTAS
Para diversos comentaristas, el caso Snowden no es el problema más importante en las relaciones de Estados Unidos con Rusia.
BBC Mundo citó al subsecretario de Estado asistente para temas de Rusia, David Kramer, que hoy dirige la muy conservadora organización Freedom House, quien destacó la importancia de otros dos asuntos: los derechos humanos y las dificultades para encontrar una solución negociada a la guerra civil siria.
Otro analista, también citado por la BBC, Kevin Ryan, director de los proyectos de defensa e inteligencia en el Centro Belfer para la ciencia y los asuntos internacionales de la Universidad de Harvard, cree que la dificultad mayor se refiere a los sistemas de defensa y el control de armas.
La administración norteamericana se mostró especialmente disgustada, por no haber obtenido lo que considera una “respuesta constructiva” a las propuestas de Obama sobre una nueva ronda de negociaciones para reducir el arsenal nuclear de ambas potencias.
En el 2011, el tratado New Start entró en vigor con el objetivo de limitar el número de ojivas atómicas que pueden tener Estados Unidos y Rusia. Pero, hace algunas semanas, en un discurso en Berlín, Obama pidió más esfuerzos para reducir los arsenales.
En particular, hay otro tema espinoso: la aspiración de Estados Unidos de construir sistemas de defensa antimisiles en Europa Central, con el argumento de la necesidad de protegerse de un eventual ataque de Irán o Corea del Norte. Rusia considera que estos sistemas estarían demasiado cerca de su territorio y anunció medidas para contrarrestarlos. En marzo de este año, sin embargo, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Chuck Hagel, canceló la fase final del sistema, con el argumento de que había problemas de desarrollo y recortes presupuestales.
Las protestas de ciudadanos rusos en las calles de Moscú en 2011 marcaron también un momento clave en el distanciamiento entre los dos países. Putin acusó a Washington de apoyar a los manifestantes, y lo reiteró el pasado mes de junio.
Lo cierto es que la Casa Blanca siempre ha visto con recelo el propósito de estas cumbres bilaterales, dadas las dificultades para lograr avances en estos asuntos.
La anulación de la cumbre con Putin no implica, no obstante, que Obama deje de asistir a la reunión del G-20 el 5 y 6 de setiembre, en San Petersburgo.
Pese a la decisión de suspender la cumbre bilateral, la Casa Blanca no ignora la importancia de mantener abiertas las vías de diálogo con Rusia.
Por eso, se mantuvo la reunión en Washington, la semana pasada, entre los secretarios de Estado y de Defensa, con sus homólogos rusos, Sergey Lavrov y Sergei Shoigu, «para discutir formas de avanzar en un amplio abanico de asuntos que conforma nuestra relación bilateral», según un portavoz de la Casa Blanca.
En el encuentro estaba previsto tratar de acercar posiciones sobre la crisis siria, en torno a  los programas nucleares de Irán y Corea del Norte, y al tratado de reducción del arsenal nuclear y el escudo antimisiles en Europa. Otro tema muy importante de la agenda es el respaldo que Rusia debe dar a la evacuación de material y personal estadounidense de Afganistán.
Las discrepancias entre los dos presidentes ya habían quedado en evidencia durante la reunión de junio pasado, en Irlanda del norte, en el marco de la cumbre del G-8.
Para Maria Lipman, analista rusa del Centro Carnegie de Moscú, “falta química personal entre Obama y Putin”.
Los acontecimientos de la semana pasada indican que, sea cual sea el estado de las relaciones personales entre ambos, el escenario internacional no facilita un acercamiento de las posiciones entre ambas potencias.

  • Gilberto Lopes 
  • Mundo
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