p. 13

Abrir Noticia Guardar

Una semana de nosotros para nosotros

“No son necesarias”. Estas fueron las primeras palabras que escuché acerca del tema. “De nada sirven”, escuché a otros decir a mis espaldas. Pero entonces lo más importante estaba por tomar lugar: mi experiencia en esa primera “Semana joven”. Es extraño cómo todas las personas pasamos por las mismas facetas en la vida; sin embargo, tan pronto como forman parte de nuestro pasado, se nos olvida que en algún momento estuvimos ahí.

“No son necesarias”. Estas fueron las primeras palabras que escuché acerca del tema. “De nada sirven”, escuché a otros decir a mis espaldas. Pero entonces lo más importante estaba por tomar lugar: mi experiencia en esa primera “Semana joven”. Es extraño cómo todas las personas pasamos por las mismas facetas en la vida; sin embargo, tan pronto como forman parte de nuestro pasado, se nos olvida que en algún momento estuvimos ahí.
Los jóvenes formamos parte de las minorías, no se nos toma en serio cuando opinamos, cuando marchamos en contra de lo que valoramos injusto; muchos adjetivos bailan en la boca de los adultos, la mayoría de estos peyorativos, porque no somos más que niños con cédula.
Entonces ingresamos en la Universidad un tanto desorbitados, más por lo que escuchamos decir a los adultos que por cualquier otra razón; empero, siempre sabemos exactamente dónde queremos llegar y simplemente necesitamos un pequeño empujoncito. Quizás a unos nos cuesta más que a otros encontrar nuestra vocación en la vida y por esa razón, es que la Universidad de Costa Rica nos recibe con los cursos de Estudios Generales. Porque no es cierto que no sabemos nada, es todo lo contrario, tenemos mucho que dar, no obstante, pocos nos dan el espacio para hacerlo.
Por ese motivo, la creación de un espacio como la “Semana joven” se le debe dar la importancia que merece. Hace dos años, cuando mis compañeros y yo nos sumergimos en el tema de investigación que forma parte esencial de los cursos de Humanidades, aprendimos mucho acerca de la población marginada de Talamanca, ya que decidimos embarcarnos en investigar acerca de los indígenas de nuestro país, esto por ser un tema más que vive cubierto de polvo en el sótano de nuestra nación. Después, gozamos de la oportunidad de exponer nuestra propuesta indagatoria en la primera “Semana joven” en el  espacio “Jóvenes investigando jóvenes”. Fue una experiencia enriquecedora poder hablar de este tema al frente de otros jóvenes y adultos que quizás no le habían dado nunca la importancia que merece, ni al tema ni a nosotros.
Quizás lo más emotivo de esta actividad fue que se nos permitiera, a nosotros los jóvenes, ser lo más importante del itinerario. Por una semana, son otros los que se sientan en las sillas a escucharnos. Por una semana, los muros y las paredes se llenan de nuestras ideas, de nuestros trozos de papel, de las palabras que quizás nos da miedo decir en voz alta. Por una semana, nos dedicamos a escucharnos entre nosotros mismos, ya que muchas veces oímos, pero muy pocas veces escuchamos; y tal vez si nos escucharan más de cerca, entenderían qué es lo que estamos viviendo y, tal vez, solo tal vez, llegaríamos a plasmar en nuestras mentes que el futuro siempre ha estado en las manos de los jóvenes, y todos lo hemos sido en algún momento.
Por eso hoy, dos años y medio después de esa experiencia en la “Semana joven”, si escuchara de nuevo decir que “no sirve de nada” abrir un espacio para nosotros, podré decir con gran orgullo y seguridad: tanto los cursos de Humanidades como esta “Semana” no solo son importantes, sino motivadores para nuestra formación en el pliego de la vida.

  • Melannya Vásquez Barrantes
  • Opinión
Notas

Este documento no posee notas.