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El milagro de China

Desde el 2012, el gobierno chino ha sido brutalmente manifiesto en el hecho de que no le interesan los “derechos humanos”, y lo afirma con cuchillo filoso en mano: su interés se centra en el poder económico, político y militar a nivel mundial. ¿Cómo es capaz de hacer semejantes afirmaciones a toda voz y con pluma de sangre?

Desde el 2012, el gobierno chino ha sido brutalmente manifiesto en el hecho de que no le interesan los “derechos humanos”, y lo afirma con cuchillo filoso en mano: su interés se centra en el poder económico, político y militar a nivel mundial. ¿Cómo es capaz de hacer semejantes afirmaciones a toda voz y con pluma de sangre?
Porque saben el poder que tienen y el interés de mercados que los demás tienen con ellos. Son un país con millones de personas que necesitan sacar de esa condición, lo que se traduce en mano de obra barata para la fábrica que son.
Si Costa Rica, como país, hiciera una declaración semejante, le caerían encima las Naciones Unidas.
El milagro chino, además de sus bien planeadas y aplicadas estrategias de partido comunista y de dogmas de Estado, lo constituye el hecho de que son el devorador número uno en el mundo de materias primas; desde finales del siglo XX es el país más contaminador del mundo, por ahora el mayor mercado potencial de consumo de alimentos, pueden darse el lujo de no mirar sus muertos en el camino, pues son parte del proceso y de su efeméride de vanguardia, China hoy, China siempre, China es y lo sabe. Muy trabajadores. Hay productos y calidades para todos y todos los gustos, el gobierno no se mete ni controla la calidad de lo que exporta, salvo que hubieran reclamos mayores que pusieran en entredicho el todo; lo ínfimo es prescindible y hasta ahorcable.
Parte de la recuperación del atraso científico-tecnológico en que se encontraba, lo logró en base al robo de secretos industriales y militares de otros países, particularmente de Estados Unidos y de Europa; sus bases de acopio de conocimiento incluyen las más sofisticadas operaciones de robo de información de cualquier naturaleza, secretos de donde sea con tal que les reporte ventaja. En eso, el conocimiento es poder, y el poder se usa en todos aquellos campos que los eleve al primer lugar en el mundo, entre ellos el militar.
Sus discursos internacionales son finos, pausados, de retórica sabiamente inocua, sin compromiso real con nada que los afecte; el genio de China es indiscutible, su inteligencia, su aplicación, sus metas bien definidas.
De ahí que son creadores y sostenedores de regímenes totalitarios como Corea del Norte; explotadores a mansalva de los recursos naturales de África, consumidores de petróleo excepcionales. ¿Su secreto de nación en alzada? Dejar hacer, dejar pasar, los acontecimientos fuera de sus fronteras son problema del mundo, no suyo. Todo y a todos espían, y para un país de su categoría, es normal. Es el ladrillo de los nuevos socios en la mesa de poder internacional.
Decían mis abuelos que un chinito nunca llama la atención, y cuando uno se da cuenta, son los dueños del pueblo.
Están en todas partes, de a poquitos, tomando nota de las debilidades y necesidades de un país, exportando sin exportar oficialmente chinitos que les construyan colonias y espacios de su cultura dentro de su posicionamiento global; me parecen muy inteligentes, gota a gota, sin levantar roncha, calladitos, clavando sus anclas.
¿Por qué el mundo es tan condescendiente con China? Quizá parte de la respuesta es su cultura milenaria y los logros obtenidos dentro de un sistema de dinastías y culto a la personalidad de sus caudillos, sus clases sociales imbuidas del carácter y orgullo de pueblo y nación, su proyecto sin plazo, el lapso es el tiempo que sea necesario, pero efectivo, lo cual lo hace insignificante, pero dinámico en conseguir objetivos sólidos; misión China, visión China, estrategia: obtener los beneficios que depara, el fin justifica los medios.
Hoy en día, la rueda de la fortuna pareciera girar alrededor de China. Pero no todo es chino ni China, y acontecimientos inesperados, como siempre, reubicarán las fichas de la geopolítica y el acontecer mundial.
¿Y Costa Rica? Si pensáramos y actuáramos en grande por nosotros mismos, quizá no seríamos una pieza al arbitrio de los otros, sino cabeza y mano que juega y mueve destinos,  construyendo para la perpetuidad de la especie humana y las expresiones múltiples de vida que forman parte de nuestro planeta, aun en su peor lacra.

  • Miguel Rojas (Catedrático UCR)
  • Opinión
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