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Costa Rica cuenta con una importante reputación como país verde y de avanzada en materia climática; sin embargo, el gobierno de Laura Chinchilla lejos de generar proyectos visionarios, produjo cuatro años de retroceso o de políticas aisladas en la materia, es decir, queda debiendo en el área ambiental.
Así se concluye de la entrevista realizada por UNIVERSIDAD a Mónica Araya, exnegociadora en temas de cambio climático para Costa Rica ante las Naciones Unidas y asesora independiente, quien hizo énfasis en que se requiere retomar el rumbo de las políticas, como parte del proceso que ha seguido la nación hace más de quince años.
Al parecer el Gobierno ha desaprovechado buenas oportunidades para impulsar una agenda climática, por ejemplo, la gran apertura que tienen los empresarios hacia el tema verde como un elemento de competitividad; además, existe un grupo importante de jóvenes profesionales en distintas ramas, que tienen interés por vincular sus trabajos con la materia ambiental y una cantidad de organizaciones no gubernamentales dispuestas a trabajar, aunque estos grupos no se han logrado articular, ni se han escuchado sus ideas para poner en funcionamiento políticas que impulsen esa visión de largo plazo.
Araya plantea que hay cinco elementos básicos en el desarrollo de una agenda exitosa en materia ambiental, sobre todo de cara al cambio climático que experimenta el país y el mundo en general. A continuación se presenta un resumen de sus criterios.
¿La imagen que tiene Costa Rica como país verde, coincide con la realidad?
−Costa Rica es un país visionario en materia ambiental, y la reputación que tiene ha sido bien merecida, pues hemos sabido llevar un proceso, en el cual hemos cultivado buenas siembras. Ahora bien, este Gobierno ha estado cerca de destruir esa reputación, sobre todo con el tema de la refinería, que marcó el punto de inflexión y que por suerte ahora el proyecto está parado.
Pero realmente como costarricenses debemos estar orgullosos de nuestra reputación, pues hemos logrado valorar los servicios de ecosistemas, llevar a cabo negociaciones internacionales de avanzada, incluso logramos poner a dos costarricenses a la cabeza de instituciones de las Naciones Unidas en cambio climático y protección de la capa de ozono.
¿Qué ha dejado de hacer el Gobierno en el tema ambiental?
−No ha sabido aprovechar la voluntad que tiene el empresariado costarricense por desarrollar iniciativas verdes como un elemento de competitividad, algo que no se ve en otros países de América Latina. Además muchos profesionales jóvenes de distintas áreas están interesados en combinar sus profesiones con el tema climático; esto permitiría generar políticas públicas con el apoyo del sector privado.
Hay poco acceso a la conversación nacional con sectores clave, no existe involucramiento de los distintos actores, ni calendarización o consenso político de cómo queremos trabajar la reducción de emisiones y adaptarnos al cambio climático.
El sector privado, los jóvenes y las organizaciones no gubernamentales se sienten listos para dar el paso, pero el Gobierno no los escucha, ni los apoya.
¿Cuál ha sido el mayor error en materia ambiental de este Gobierno?
Para empezar, recibimos a un ministro de Ambiente que venía de Cancillería, enfocado en problemas como el caso de Calero y toman una posición contradictoria para meternos en un préstamo de $1.500 millones para una refinería, sin antes realizar un debate nacional para conocer la dimensión climática y el costo de oportunidad que generaría para el país.
Por otra parte, no se ha hecho nada para transformar el transporte, con la justificación de que no hay fondos, pero sí pretendían adquirir una deuda de ese tipo para la refinería. Es el momento de buscar fondos y definir cuál es el rol de nuestro sector privado, de la banca y del presupuesto nacional para estos temas.
Pero no debemos desanimarnos porque en estos cuatro años se dieran retrocesos; justamente por eso debemos reimaginar la agenda climática y de desarrollo del país, de manera que ambas se impulsen muy unidas.
¿Es el tema transporte el más importante de analizar?
−Es el más urgente, porque toca la agenda climática, de desarrollo y social, pues un mal transporte, sucio y lento es el que está dirigido a las personas con menores recursos, quienes no tienen opciones.
Ya es hora que el país tenga un modelo climático con rostro humano, una agenda de transporte en positivo, donde se aproveche la voluntad del sector privado, la creatividad por parte de la sociedad civil, por ejemplo, con el desarrollo de proyectos pilotos en comunidades, ver la viabilidad financiera de la transformación del transporte.
¿Hay una receta ideal para alcanzar una verdadera política climática?
−Sí, existen cinco elementos básicos que podrían generar una buena agenda climática, los cuales se enmarcan inicialmente en establecer objetivos de reducción de emisiones concretos, con calendarios claros y una frecuente medición y reporte de los avances.
Además, es necesario realizar una estrategia de adaptación al cambio climático, avanzar hacia una política de Estado en materia climática, desarrollar una estrategia de participación que genere viabilidad política y por último la viabilidad económica.
En cuanto a los objetivos de reducción de emisiones, calendarios y medición, ¿cómo se encuentra el país?
−El objetivo nacional debe orientarse hacia actividades productivas que permitan un desarrollo limpio, pero para ello es necesario un sistema que permita saber si se bajan las emisiones de gases invernadero o no. Para ello se requiere establecer metas para los sectores que más emiten; en el caso de Costa Rica son el transporte y la agricultura.
¿Existe una estrategia para adaptarse al cambio climático?
−Es el área que más vacío tiene y el que más me preocupa. Sin una estrategia de adaptación se pone en riesgo a la gente, especialmente a la más humilde que vive en zonas de riesgo.
También se pone en peligro la infraestructura productiva, desde hoteles en la costa hasta carreteras y aeropuertos. En materia energética ya se ve afectada la producción de electricidad en represas hidroeléctricas, porque hay menos agua.
¿Se cuenta con una estrategia financiera para poner en marcha las iniciativas que se requieren?
−La meta debe ser contar con una estrategia de financiamiento que tenga un componente nacional e internacional, así como privado y público. Se ha avanzado poco, porque la estrategia climática se sigue tratando como un tema ambiental y no se ha hecho un esfuerzo por replantearlo como un tema de inversión nacional.
Yo propondría debatir: ¿Qué país queremos de cara al cambio climático y cuánto estamos dispuestos a invertir en ese tipo de país? Será necesario un proceso de participación sistemática, que incluya al sector empresarial y productivo, pues si no será muy difícil movilizar recursos y voluntades para actuar frente al cambio climático en la escala y con la urgencia que amerita el desafío global.
El castigo por opinar
Mónica Araya fue hasta hace poco tiempo parte de la delegación costarricense de negociadores en cambio climático ante las Naciones Unidas.
No obstante, cuando se anunció que el Gobierno adquiriría un préstamo con China para construir la refinería por medio de Recope, la experta opinó contra el proyecto en un programa radial de Amelia Rueda.
Luego de esto, el jefe de la delegación le pidió de forma verbal que se separara del grupo de negociadores, situación que generó una reacción negativa en las redes sociales y medios de comunicación nacionales.
Al darse la crítica, el programa radial consultó al ministro de Ambiente, René Castro, quien aseguró que Araya no había sido separada. Sin embargo, como lo confirmó Araya en una carta enviada al jerarca, en el ámbito internacional se había informado a los representantes de distintos países que ella ya no era representante negociadora de Costa Rica.
Esto representa un castigo por contradecir las decisiones del Gobierno.
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