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Para los desocupados, trabajo hay, lo que pasa es que cuando ya tenemos un título bajo el brazo, nos da penilla ir a trabajar de “ruletero”, o algo semejante; además, soy muy consciente de que toda persona merece un trabajo digno, según sus capacidades. Nuestra Constitución lo establece en el artículo 56: “El trabajo es un derecho del individuo y una obligación con la sociedad, la Constitución lo establece”. El Estado debe procurar que todos tengan ocupación honesta y útil, debidamente remunerada. Pero algunos lo hemos sentido solo como papel, ya que alguna vez en nuestras vidas hemos estado sin trabajo.
Sí, estoy segura que cuando de ese trabajo que buscamos depende el alimento y el estudio de los hijos, se buscan opciones. Me encontré dos veces en duras situaciones de no tener trabajo y mis tres hijos pequeños. ¿Qué hacía?, compraba “La Extra”, que es donde salen trabajitos más sencillos; la primera vez de mi vida que debí trabajar como dependiente en “Giacomín”, ya era Ing. Agrónoma de la UCR, nunca se me olvida, la entrevista fue muy sencilla, una señora rubia me dio a que le ejecutara tres multiplicaciones, “que bien multiplica dijo”, eso fue todo y tuve el trabajo. Yo aún tenía una cédula que decía estudiante, así que me aceptaron y lo acepté, duré en ese empleo una semana y tres días, nunca se me olvida…Llegó el primer telegrama del MEP, con un nombramiento, en ciencias, por el resto del año, creo que era como por 7 meses; yo, más tranquila, dejé la gabacha de “Giacomín”
El otro momento sin trabajo… me llegó la hora de ser “display”; imaginen, también ya era Ing. Agrónoma de la UCR; con mi cédula de estudiante me aceptaron y yo acepté; en este hasta me ofrecieron ascenso antes de partir, pero le conté la verdad a la jefe. Solo piensen lo incómodo de ese trabajo, uno con dos títulos pesaditos y aquí sí llegó la buena noticia: tenía una plaza en propiedad del MEP en Paquera; allá fui a dar con mi familia; la pasamos muy felices. Aún sigo trabajando en el MEP; terminé otra carrera: la “Licenciatura en Enseñanza de las Ciencias” y ahora estudio la maestría en Literatura Latinoamericana en la UCR.
Lo que he tratado de decirles es que ningún trabajo es indigno y menos si hay que dar alimento y estudio a los hijos, además debemos adaptarnos. Fueron muy útiles las tres multiplicaciones; vale que siempre fui bastante buena en “mate” y no se me olvidó ninguna tabla.
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