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El músico y director Eddie Mora Bermúdez recientemente fue nombrado como director residente de la Orquesta Sinfónica Nacional. (Foto: Katya Alvarado)
Además de nombrar el pasado 13 de setiembre el estadounidense Carl St. Clair como director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), el Ministerio de Cultura y Juventud anunció la creación de dos nuevos cargos: un director invitado y otro residente. Este último puesto lo desempeñará el costarricense, Eddie Mora Bermúdez, quien es el director de la Orquesta Sinfónica de Heredia y decano de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica.
Mora Bermúdez es un músico de una larga y rica trayectoria. En conversación con el Semanario UNIVERSIDAD, se refirió a las nuevas designaciones en la OSN y a otros aspectos de dicha orquesta.
¿Hace cuánto no se nombraba en la Orquesta Sinfónica Nacional un director costarricense?
—Creo que desde hace varias décadas no existe la figura de un director de origen costarricense. A lo largo de los últimos años, la dirección había sido delegada en una sola persona y la variable del director costarricense no había sido considerada. Sin embargo, la diferencia está en que se incorporó un director especial invitado y a un director residente. En este momento, la propuesta es que el director residente sea asumido por un costarricense.
¿En qué consistiría este nuevo cargo suyo?
—Se ha hablado de algunas tareas específicas, como lo son algunas giras nacionales o la grabación de música costarricense. También, está el tema de la música contemporánea y algunas otras actividades; por ejemplo, una propuesta que hice es acerca de una gira nacional.
¿Cuál es su opinión acerca del nivel actual de la OSN?
—La OSN es la mejor del país. Tiene las mejores condiciones y los mejores músicos, no solo los más preparados, sino también con más experiencia. Es la más importante de la zona centroamericana e incluso podría estar entre las más competitivas en lugares mucho más desarrollados musicalmente, como México. Sin embargo, el camino es muy largo y hay muchas cosas que todavía se tienen que mejorar.
¿Cuáles aspectos hay que mejorar?
—Hay que terminar de profesionalizar nuestro quehacer cultural; proyectar al país e intercambiar conocimiento con el resto del mundo con mayor intensidad; y desarrollar un sentido crítico de lo que hacemos, cero complacencias. Tenemos que mirar siempre para arriba en la parte de la ejecución musical y en la parte educativa, áreas que no podemos perder de vista.
¿Qué opina de estos nuevos directores?
—Son dos músicos extraordinarios, con una trayectoria envidiable a nivel mundial. Los dos han desarrollado proyectos importantísimos, no solamente por su propia habilidad y conocimiento, sino que son personas que han logrado concretar proyectos de manera concisa, con una alta calidad y profesionalismo.
Esto es una modalidad nueva para el país y ya no es solo el director titular que de manera directa tenía una injerencia sobre todo el proceso. En este momento, la complejidad de la programación, la diversidad cultural, los proyectos de trabajo en equipo y cualquier esfuerzo que se haga en esa dirección, tiene que dar un resultado positivo.
Como se trata de una nueva modalidad en el país, seguramente se irán descubriendo aspectos que habrá que trabajarse más. ¿Usted cree que tome algún tiempo ir perfeccionando el modelo?
—La parte emocional va a ser importante, pues la gente va a sentir que va haber un cambio, que alguien empujó la carreta. La OSN es la más importante del país y los ojos de la comunidad artística y del público están puestos en ella. Cualquier movimiento que haga va a tener una repercusión, un efecto en estudiantes, profesores, planes de estudio, todo.
Cada país tiene su propio contexto cultural y, seguramente, el modelo siempre tendrá que ir adaptándose un poco a la particularidades.
—Por tratarse de un modelo nuevo en Costa Rica, va a tener que soportar algunos ajustes paulatinos; pero, sí creo que de manera conjunta se puede obtener más provecho que de una manera aislada.
¿Qué le parece la inclinación pedagógica que tiene el director titular?
—Es un cambio de fondo. Por años, los directores titulares nunca habían tenido ese interés de aportar su conocimiento a las generaciones de la zona. Siempre había sido un trabajo bastante puntual: llego, dirijo, programo, me voy. En este caso es diferente. Yo espero que los estudiantes de dirección de composición asistan a los ensayos generales y que participen de la formación y la experiencia de St. Clair.
Tanto el director titular como el invitado son extranjeros. ¿Cuál es la importancia de que uno de los cargos de dirección sea ocupado por un costarricense?
—El país ha crecido lo suficiente como para poder pensar en la idea de que un costarricense ocupe un cargo en una institución como la OSN. No quiere decir que no se haya hecho en otras épocas. Pero ahora es diferente y depende de nosotros prepararnos e impulsar esto. No se puede poner una persona simplemente porque ostente una nacionalidad; tiene que premiarse el mérito.
¿Qué aportes puede dar un costarricense que quizá no podría darlo un extranjero?
—Un costarricense debería conocer muy bien su terreno. Tiene que ser conocedor del medio y las necesidades, tener una lectura de la vida musical del país y una posición al respecto. Debe formar un criterio sobre hacia dónde y cómo se tienen que hacer las cosas.
Usted contaba que se desea introducir en el repertorio de la Sinfónica un poco de producción nacional y contemporánea. ¿Esto es nuevo?
—Sé que la OSN en diferentes momentos de su historia ha incorporado, no con mucha regularidad, el repertorio costarricense. En los últimos años, la administración se ha preocupado por eso y la Sinfónica está tratando de incorporar repertorio nacional de una manera más consciente. También, hay otras agrupaciones que se han dedicado a eso de manera más directa, como la Orquesta Sinfónica de Heredia; su programación ha sido dedicada en su totalidad a la música latinoamericana.
¿Cuál es la importancia de que una sinfónica tenga un repertorio latinoamericano?
—¡Imagínese el espacio que se llena con eso! Tenemos una enorme cantidad de compositores importantes y muy bien preparados en Latinoamérica, que son muy desconocidos y su obra es de enorme calidad artística.
Es una forma de visibilizar e interiorizar los lenguajes latinoamericanos en la música.
—Cuando nosotros tocamos música latinoamericana, la gente se sorprende de reconocerse a sí misma en esa obra, ya sea por los ritmos, por los coloridos, la temática o el nombre de la obra. De pronto esa identificación, ese reconocimiento, hace que la gente valore lo que tiene a su lado.
¿Cuál es su concepto de la música y de la importancia de la OSN para el país?
—La música es un medio para llegar a algo que está más allá. La expresión humana ha buscado a lo largo de toda su historia la manera de poder cristalizar sus pensamientos. La música es uno de esos medios.
Es fundamental proyectar nuestro pensamiento por medio del arte y debemos conocer otras formas de pensamiento para poder enriquecernos. La Sinfónica es un instrumento para alcanzar estos objetivos y tiene la tarea de proyectar ese conocimiento y de generarlo.
Uno de sus proyectos para este nuevo cargo es el de las sedes, ¿cuál es la importancia de llevar afuera del Valle Central la música?
—Costa Rica es un país pequeño y está centralizado en San José. Se han hecho esfuerzos para descentralizar. Este proyecto no sería la solución final, pero creo que va a contribuir a que las diferentes agrupaciones giren a lo largo y a lo ancho del país.
La música y el arte en general son inherentes al ser humano. Muchas veces la música resulta más cercana a las personas, incluso muchos la consideran el arte supremo. ¿Cómo puede la música influir a una sociedad?
—La cultura y la música son una herramienta muy potente, que ha sido utilizada para bien y para mal a lo largo de la historia. Definitivamente, la música es una herramienta de comunicación, de adquirir conocimiento, de identificarse. Es un medio para alcanzar un objetivo que está más allá.
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