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La guacamaya, con su exuberante belleza, es metáfora en el ballet “Historia de los Colores”. (Foto: cortesía de Lucía Howell)
Cómo el mundo pasa del blanco y negro con matices grises a la exuberancia de los colores que le dan vida y sentido a la diversidad: ese es el espectáculo que retrata el ballet “La historia de los colores”, que será presentado entre el 27 y el 29 de setiembre en el Teatro Nacional.
María Amalia Pendones, su directora y mediante el apoyo de su Compañía Danzay, lleva año y medio en este trabajo, en el que contará con la presencia de 17 bailarinas, animación audiovisual y el diseño de 40 trajes que le dan un gran colorido al ballet.
La historia, confirmó el Semanario UNIVERSIDAD, está inspirada en el libro “La historia de los colores” del subcomandante Marcos, el cual fue escrito entre las montañas de la selva mexicana de Chiapas y en ella, el autor busca una narración que inspire, sobre todo, a los niños.
Inicialmente, la historia estaba incluida en un extenso comunicado de prensa que data del 27 de octubre de 1994, y de ahí fue separada y convertida en libro en 1986 en su primera edición.
“El viejo Antonio señala una guacamaya que cruza la tarde. ‘Mira’ dice. Yo miro ese hiriente rayo de colores en el marco gris de una lluvia anunciándose. Parecen mentira tantos colores para un solo pájaro, digo al alcanzar la punta del cerro”, así comienza la obra del subcomandante.
Basada en una historia oral de los indígenas de Chiapas, el texto ofrece una aproximación narrativa a la diversidad de culturas, credos, razas e ideologías que en el mundo han sido.
“Y los dioses peleaban porque muy aburrido estaba el mundo con solo dos colores que lo pintaban. Y era cierto el enojo de los dioses porque solo dos colores se turnaban el mundo: el uno era el negro que mandaba la noche, el otro era el blanco que caminaba de día, y el tercero no era color, era el gris que pintaba tardes y madrugadas para que no brincaran tan duro el negro y el blanco. Y eran estos dioses peleoneros pero sabedores. Y en una reunión que se hicieron sacaron el acuerdo de hacer los colores más largos para que fuera alegre el caminar y el amar de los hombres y mujeres”.
Pendones explicó que el ballet está lleno de colorido y que este, a su vez, está acompañado de un continuo y gran movimiento, para fundir ambos aspectos.
“El mundo lleno de colores se vuelve más interesante. Y ello es una metáfora de la pluralidad de razas, de ideologías. Por eso cada color cuenta con una coreografía”, expresó.
La producción, a cargo de Pendones, requiere de una inversión de al menos $ 40 000 (¢ 21 millones) y a diferencia de otros ballets creados por ella, en esta ocasión no cuenta con el respaldo del Teatro Nacional. Por el contrario, deberá pagar a esta institución la suma de $ 15 000 (¢ 7.5 millones) por concepto de alquiler.
“Es un gran esfuerzo el que hago y he invertido demasiado dinero; creo que es la última gran producción que voy a hacer sin el respaldo de alguna organización o institución, porque resulta demasiado oneroso. Esperamos, entonces, que la gente llene el teatro y retribuya a nuestros artistas con tan grande trabajo”, instó.
DANZA DEL ENCUENTRO
“La historia de los colores” cuenta cómo en el mundo la mezcla, lo mestizo y lo sincrético pueden darle una mayor vida al andar de los hombres en el planeta tierra. Para lograr el formato de gran producción, Pendones contó con el respaldo de los artistas visuales Gabriel Wachong, Sebastián Verdesia, Martín Baltodano, Lucía Howell, Pablo Hernández y Carlos Badilla, así como con el aporte de los estudiantes de la Escuela CETAV, del Parque La Libertad, y del compositor Felipe Fournier.
La interpretación que Pendones hace del cuento del subcomandante Marcos es muy libre y en ella las diosas van pintando poco a poco el mundo de colores y las razas, y las concepciones se van mezclando en un intento por atrapar −mediante el ballet− lo que sucede en la vida real, en la que los blancos y los negros no son tales y los grises no son suficientes para explicar el colorido profundo de la vida.
“Se da un baile en el que se va desmitificando el concepto de raza. De esta manera la guacamaya poco a poco se transforma, hasta que abandona el gris original”.
La confección de los 40 trajes no solo significó una alta erogación, sino que pretende llenar de movimiento y color a un espectáculo que Pendones, en un futuro cercano, espera llevar a otros teatros, para aprovechar de esa manera tan exhaustivo trabajo por parte de todo el equipo que en él ha participado.
Pendones codirige cada año “El ballet del Cascanueces”, con Patricia Carreras, y ha sido la creadora de exitosas presentaciones como “La Sirenita”, “El cumpleaños de la Infanta”, “Bach Frica”, entre otras.
Con esta narración, traducida por Pendones, a una historia visual llena de color, movimiento y afán, el mundo nace de nuevo en el escenario y se escuchan los ecos de la historia que el subcomandante recogió entre caminos y veredas en las montañas de Chiapas.
“Y, entonces, para no olvidarse de los colores y se fueran a perder, buscaron otro modo de guardarlos. Y se estaban pensando en su corazón cómo hacer cuando la vieron a la guacamaya y entonces la agarraron y le empezaron a poner encima todos los colores y le largaron las plumas para que se cupieran todos. Y así fue como la guacamaya se agarró color y ahí lo anda paseando, por si a los hombres y las mujeres se les olvida que muchos son los colores y los pensamientos”.
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