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Obra de Nemesio Antúnez invita a reflexionar sobre Latinoamérica

La obra “Camas reunidas” es una de las más celebradas del artista chileno. La obra ha sido coloreada para alcanzar tonos terracota.

La obra “Camas reunidas” es una de las más celebradas del artista chileno. La obra ha sido coloreada para alcanzar tonos terracota.
La imagen del artista chileno Nemesio Antúnez (1918-1993) está cargada de un aura de resistencia y cariño. Como artista, catapultó el grabado en Chile como arte moderno, y como director del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), dirigió ese centro cultural antes y después de la dictadura de Augusto Pinochet, motivo por el cual estuvo exiliado varios años en España.
Generoso y altruista, este santiaguino —que estudió originalmente arquitectura para luego recalar en la pintura y el grabado— no concebía al arte fuera de su ámbito social. Quizás, su máxima sería, parodiando al poeta Nicanor Parra, que el arte debe ser social o no lo será. Con Parra, por cierto, compartió una bonita amistad que lo llevó a ilustrar el libro de poesía “Cueca larga” (1958).

Con la intención de acercar al público costarricense a la obra de este prolífico artista, una muestra de 36 grabados de Antúnez se exhibe durante este mes y hasta el 27 de octubre, en el Museo de Arte Costarricense (MAC) en La Sabana.

Con guión curatorial del MNBA y en coproducción con el MAC, la muestra “Nemesio Antúnez: obra gráfica” es una colección itinerante que ha salido de ese centro museístico para viajar por Argentina, Nicaragua, Venezuela, Colombia y Ecuador. “Los costarricenses van a tener la oportunidad de ver una obra de primera línea, de un artista excepcional”, asegura Esteban Calvo, historiador de arte del MAC.
“Antúnez fue toda una personalidad. Una referencia imprescindible en el ámbito del grabado”, agregó.
Tras su estadía en Nueva York —donde integró el taller del célebre artista inglés William Hayter, el “Atelier 17”, y donde departió con personalidades tan fulgurantes y controvertidas como Dalí, Picasso y Miró—, Antúnez regresa a Chile en 1953, para fundar su propia comuna: el “Taller 99”.
Fue allí donde decenas de jóvenes tuvieron su viaje iniciático, hacia las técnicas vanguardistas del grabado que Antúnez aplicó y emparejó a través de un proceso sincrético, con el arte popular chileno y latinoamericano.
En la exposición que se exhibe en el MAC, el público podrá presenciar una exquisita muestra de los diversos trabajos del artista, que pasan por las técnicas del buril y aguafuerte hasta la litografía.
“Nemesio es un artista muy polémico, precisamente por ser tan crítico. Su obra aborda temas muy duros, como la violencia en nuestra región, lo cual lo hace muy universal”, comentó Calvo.
No en vano, una de las estelares de la exhibición que abarca cinco décadas de producción del artista se titula, precisamente, “La Moneda”. Esta obra que en tono perentorio −en una serie de trazos convulsos y agitados en blanco y negro− anuncia el golpe de Estado capitaneado por Pinochet en 1973, el cual terminaría con el suicidio del presidente democráticamente electo Salvador Allende. Justo esta semana se cumplen 40 años de ese nefasto acontecimiento, hecho que coincide también con el  aniversario número 203 de la independencia de Chile.
“Para nosotros, constituye un motivo de gran satisfacción poder presentar una muestra tan valiosa al público tico y que su inauguración coincida con la celebración de un nuevo aniversario nacional de nuestro país. La mejor celebración para nosotros es compartir la obra de este gran artista”, expresó Miguel Ángel González, embajador de Chile en Costa Rica.
En un plano mucho menos político pero igual de trascendental, la muestra abarca también motivos de otra índole: erótica, de urbanismo, musical y cotidianos. La serie sobre los tangos –“Il tango di Montemare”, “Tango acuarela”, entre otros− es un buen ejemplo. Por medio de una serie de “líneas serpenteantes”, Antúnez explora la relación entre la música y el cuerpo, entre el acto de bailar y el baile como catalizador.
La serie  “Nueva York” profundiza en la relación −no siempre cordial− entre el ser humano y la metrópolis. Un grupo de litografías de bicicletas ahondan en la apropiación del ser humano del espacio urbano. Y para el puntillazo final, la fantástica “Camas reunidas”, uno de los grabados más brillantes de la selección. “Acercarse a originales de esta magnitud es un lujo. Esta es una colección de coherencia, que permite hacerse un vistazo general de un artista de gran calidad”, destacó Calvo.

  • Óscar Collado ([email protected])
  • Cultura
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