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Un país

No en mal momento aparece el gran problema de la frontera con Nicaragua. Siglo y medio después de que don Juanito Mora Porras, con nuestros antepasados, fue a sacudirles el oprobio de un tirano. La artera estrategia del vecino del norte pone en claro que el país no es solo el festín de las concesiones: esta es mía, aquella es tuya, la telefonía es un buen negocio, insistí más en la apertura eléctrica, ¿por qué no le metemos al agua? Olviden la canción del medio ambiente cuando hay algo que sacar de las entrañas. Ya ves lo que producen las autopistas. Porqué no hacemos una Riteza (Riteve de zapatos), sería descomunalmente rentable. El arroz y los frijoles traigámoslos de los excedentes añejos de aquel amigacho. ¿No te gustaría la Fábrica de licores? Los ticos somos buenos bebedores y Salubridad requiere de alcohol en todo el mapa, negocio redondo.

No en mal momento aparece el gran problema de la frontera con Nicaragua. Siglo y medio después de que don Juanito Mora Porras, con nuestros antepasados, fue a sacudirles el oprobio de un tirano. La artera estrategia del vecino del norte pone en claro que el país no es solo el festín de las concesiones: esta es mía, aquella es tuya, la telefonía es un buen negocio, insistí más en la apertura eléctrica, ¿por qué no le metemos al agua? Olviden la canción del medio ambiente cuando hay algo que sacar de las entrañas. Ya ves lo que producen las autopistas. Porqué no hacemos una Riteza (Riteve de zapatos), sería descomunalmente rentable. El arroz y los frijoles traigámoslos de los excedentes añejos de aquel amigacho. ¿No te gustaría la Fábrica de licores? Los ticos somos buenos bebedores y Salubridad requiere de alcohol en todo el mapa, negocio redondo.
Hasta que apareció Daniel, el más que travieso, y empezó a mordisquear la frontera norte y comprendimos que el país es más que esa “piñata”, que hay que quererlo, hay que defenderlo, conservarlo para las generaciones venideras. Nos cogió el golpe…  calculando la chequera de la deuda política, las pistas por donde solo pasarán los acaudalados; una Caja del Seguro que se entrega a pedazos a compadre hablado, aniquilando el agro porque así dictan los tratados.
Con una fuerza pública capaz de garrotear y rociar con gas a precaristas (hombres, mujeres, niños) para sacarlos de la supuesta tierra de míster. De quemarles sus ranchos con la frialdad más absoluta, y que de igual manera se comporta en las calles de las ciudades, pero nómbreles isla Portillo… y los verá hechos un puño en Paso Canoas.
Ahora el temor y el descuido, no solo de la infraestructura, se apodera del Ejecutivo y nos congela. Hay que correr a ver quién mete mano por nosotros. Quedan la ONU, la OEA, La Haya, instituciones que han demostrado ser la ilusión de una justicia internacional de vitrina; ni modo, es lo que sigue. La televisión dibuja y desdibuja partes nuestras vedadas hasta para la policía y logra, con los pecados que se le endosan, ser nuestra máxima aliada, ese ojo que se cuela por la cerradura para mirar la realidad tal cual: la humillación que nos prodiga el presidente de la vecina república.
Mientras festinamos la patria, el vecino la ha estado saqueando. ¿ Hay diferencia? Casi que sí; hay quienes creen que desde adentro existe el derecho.
Al fin… vino Daniel a enseñarnos que somos un país, no una “bolsa de valores”.

  • Pablo Merino (Productor audiovisual)
  • Opinión
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