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Es indispensable que nuestro país practique líneas de desarrollo económico que permitan contemporáneamente la creación de empleo: por lo tanto soluciones de desarrollo sostenible. Es una exigencia clara y definitivamente expresable con demasiada facilidad, mas resulta mucho más difícil detectar e identificar este tipo de solución.
La evolución técnica, y las condiciones financieras modernas, ponen a nuestra disposición una opción viable de desarrollo de ingresos y creadora de puestos de empleo a gran escala, factible hasta en las zonas más rurales del país como Guanacaste: la producción conjunta e integrada de productos alimenticios y de energía eléctrica. Esta solución de desarrollo sostenible tiene base técnica, tanto como económica. La base técnica de esta línea es la producción, con alta productividad, de productos de frutas y verduras en ambientes controlados, junto a la energía eléctrica fotovoltaica. Se trata necesariamente de invernaderos fotovoltaicos efectivos, en donde el termino efectivo significa que debe ser garantizado que la producción eléctrica no límite de ninguna manera la producibilidad agrícola.
Una unidad agrícola basada en invernaderos fotovoltaicos efectivos (una verdadera granja solar), puede poner a disposición del productor algunas ventajas importantes, como una productividad agrícola netamente superior –al menos 50 veces– al correspondiente terreno abierto, con cultivos de alta calidad y alto precio y además bastantes puestos de empleo estable (5 a 8 personas por hectárea de invernadero). Considerando estas ventajas específicas, cabe mencionar además la posible integración de plantas biomásicas (cogeneración), el desarrollo de plusvalía por lo largo de la cadena agroalimenticia, una mejora en la equidad del capital-tierra y por supuesto la atractiva posibilidad de nuevos y más modernas opciones de trabajo agrícola (mecanización).
Al igual que estas claras ventajas productivas, la base económica de la producción fotovoltaica es muy atractiva cuando se somete a un análisis atento. El costo de energía eléctrica generada con bunker en la planta Garabito gira alrededor de $0.40KW/h; en una eventual planta geotérmica en el Parque Nacional Rincón de la Vieja sería alrededor de $0.12KW/h, más caro que en Miravalles y Pailas I, respectivamente. Por otro lado, la producción fotovoltaica no solo es económica: $0.085KW/h (amortización a 12 años plazo de una planta con costo de $3000 por KW de potencia), sino que también ofrece otras múltiples ventajas: menor impacto ambiental, menores pérdidas en la distribución y la gran cantidad de CO2 que no se emitiría, gracias a una generación limpia.
Una agricultura intensiva basada en granjas solares sería una línea importante de progreso social costarricense, empezando desde las zonas más rurales del país, que son las más empobrecidas. La ampliación de la actividad desarrollada en estas zonas hacia la producción de varias formas de energía, representaría para la figura del agricultor un profundo enriquecimiento de su profesión y no una simple yuxtaposición monetaria: la producción de energía en la agricultura debe de llegar a ser una actividad agraria conexa, para garantizar la sostenibilidad de este sector.
Las granjas solares podrán formar redes con unidades en común en grado de producir, para los asociados, economías de escala comerciales y de compra aparte de nuevas competencias especialistas. Se trata de proponer un nuevo modelo cooperativo, y abrir una línea importante de desarrollo sostenible, con gran potencial de tener un impacto socio-económico sumamente positivo. ¿Cómo lograrlo? Se requiere de una visión pública coherente, decisiones que están en las manos de nuestros gobernantes.
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