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En un contexto en el que “la motivación de se fue de viaje”, cabe preguntarse por el papel de los candidatos a presidente en la campaña electoral de los partidos. Si bien aún no está del todo claro cuáles serán las estrategias de comunicación que se utilizarán, se parte del supuesto de que la figura de este candidato será central en el mensaje que deseen proyectar.
Lo anterior se explica, en parte, por la tradición caudillista en la cultura política del país, que promueve y se fortalece con un sistema presidencialista donde el o la Presidente se visualiza como la cabeza del Estado y el máximo responsable de solucionar los problemas públicos. Por esto, el candidato a la Presidencia es una pieza central en los discursos que los partidos utilizan para atraer votantes.
Por un lado, Johnny Araya y Otto Guevara son candidatos muy conocidos por la opinión pública, sin embargo, eso mismo puede ser una debilidad. Al ser ellos ampliamente conocidos, los votantes pueden asociarlos más fácilmente con acusaciones o aspectos negativos a los que se les ligan. Por eso no sorprende que Araya recurra a la imagen de su esposa para fortalecer la suya (como en un video que circula por Internet).
Por otro lado, Luis Guillermo Solís y José María Villalta son poco conocidos, a pesar de sus trayectorias políticas. Esto obliga a sus partidos a tratar de visualizarlos de forma preponderante e, incluso, a recurrir a figuras más conocidas dentro de sus organizaciones con el fin de captar la atención del electorado.
Esto se observa en la inscripción de Ottón Solís en la lista para diputados del PAC o en el nombramiento de Walter Antillón para la segunda vicepresidencia en el FA. No obstante, estas figuras pueden eclipsar al candidato, lo que provocaría que este sea invisibilizado y que el electorado no comprenda su papel en los discursos que el partido busca expresar.
Sin embargo, los candidatos del PAC y FA tienen la ventaja de proyectar una imagen de cambio a una población que está desencantada con la política; pero esto puede ser interpretado por algunos sectores como falta de experiencia.
Por lo tanto, se debe poner atención a la forma en que los partidos construyen las imágenes de sus candidatos y las adecuan con las narrativas para generar empatía con las personas electoras.
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