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Salarios de alto nivel en una crisis de alto nivel

En los últimos años han aparecido deportistas que han conquistado grandes logros en las diferentes disciplinas que se han desenvuelto; por ejemplo: los cuatro balones de oro obtenidos por el futbolista Lionel Messi, los récord impuestos por el velocista Usain Bolt, los Grand Slams conseguidos por el tenista Roger Federer, entre muchos otros. Todos estos atletas han recibido en remuneración por dichos logros, jugosas cantidades de dinero. Ante esto surge la siguiente interrogante: ¿Son apropiados los inmensos salarios que reciben dichos atletas como recompensa por su desempeño?

En los últimos años han aparecido deportistas que han conquistado grandes logros en las diferentes disciplinas que se han desenvuelto; por ejemplo: los cuatro balones de oro obtenidos por el futbolista Lionel Messi, los récord impuestos por el velocista Usain Bolt, los Grand Slams conseguidos por el tenista Roger Federer, entre muchos otros. Todos estos atletas han recibido en remuneración por dichos logros, jugosas cantidades de dinero. Ante esto surge la siguiente interrogante: ¿Son apropiados los inmensos salarios que reciben dichos atletas como recompensa por su desempeño?
Según la revista Forbes (2013) los cinco deportistas mejor pagados del mundo son los siguientes: en primer lugar el boxeador estadounidense Floyd Mayweather, con una cantidad exorbitante de ingresos por año de aproximadamente $85 millones; en el segundo puesto se encuentra otro pugilista, el filipino Manny Pacquiao, con el “humilde” salario de $72 millones; en la tercera casilla se encuentra el golfista estadounidense Eldrick “Tiger” Woods, con un sueldo anual de $59 millones; le sigue en la cuarta posición el basquetbolista estadounidense Lebron James, con una cifra obtenida de $53 millones; y en la quinta posición cierra el tenista suizo Roger Federer, el cual se echa a la bolsa $52 millones al año.
Sin embargo, la situación económica de estos atletas de élite nombrados anteriormente, contrasta por completo con la realidad que viven millones de personas alrededor del mundo. De acuerdo con el sito electrónico del periódico La Nación del 13 de mayo del presente año, en el sobrepoblado país asiático de Bangladesh, los obreros de las fábricas textiles  se enfrentan todos los días a condiciones laborales deplorables, pero lo peor es que como pago reciben $38 mensuales. Empero, no hay que irse muy lejos para conocer la otra cara de la moneda. En España, la crisis económica que comenzó en 2008 ha golpeado fuertemente; las tasas de desempleo se han disparado por completo y a muchos no les ha quedado otra opción más que emigrar en busca de mejores oportunidades de empleo. En ese mismo país se encuentran jugando los dos mejores futbolistas del planeta y también parte de los deportistas mejor pagados del orbe, el portugués Cristiano Ronaldo y el argentino Lionel Messi. Dicha situación deja en evidencia la brecha que existe en España al haber muchos sin empleo, mientras que otros viven bajo una completa comodidad, esperando salarios mensuales que superan el millón de euros.
Pero la desigualdad  generada en parte por los elevados salarios que reciben los deportistas de élite mundial, también se refleja de forma más crítica en África. El noticiero electrónico Euronews (2011) afirma que en total, 11 millones de personas en Somalia, Kenia, Etiopía y Yibuti están en medio de una crisis humanitaria. Tal es la gravedad de la situación, que la ONU decretó para ese año estado de hambre en esos países. Además solicitó a la comunidad internacional 210 millones de euros para poder salvar vidas.
Por otro lado, es pertinente destacar que algunas figuras deportivas del planeta se han preocupado por la dificultades que viven muchas personas en el mundo, por lo que han decido ayudarlos. Tal es el caso de: Cesc Fàbregas, Ruud Van Nistelrooy, Vicente del Bosque, entre otros; ellos brindan aportes económicos a las Aldeas Infantiles SOS que ayudan a los niños de África y otras partes del mundo que están  inmersos en diferentes problemas. Sin embargo dichas ayudas brindadas por estos y otros deportistas, son insuficientes para acabar con la brecha social-económica generada por los descomunales ingresos que reciben los consagrados del deporte mundial.
Es aceptable que todos estos atletas sean recompensados por el esfuerzo que han realizado desde pequeños, entrenando arduamente con el objetivo de poder sobresalir algún día en la disciplina por la que tanto han sacrificado. Pero dicha recompensa no se compara con la obtenida por muchas personas que han dedicado años de su vida para sacar una carrera universitaria y con ello obtener un empleo estable. Tampoco es equiparable con los míseros pagos que reciben los obreros textiles en Bangladés. Además, el hecho más intolerable es la cruel realidad de millones de personas en África que mueren de hambre. La única forma de equilibrar la balanza es sacar de nuestras mentes el enfermizo y falso pensamiento, que nos dice que el verdadero propósito de nuestras vidas es el de acumular capital, sin importar que tengamos que convertirnos en seres indiferentes con los demás.
 

  • Eduardo Fonseca Vargas (Estudiante)
  • Opinión
Spain
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