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Visión holística en la educación

El avance que, en los últimos tiempos, han tenido en los sistemas educativos las innovaciones de aprendizaje como la horizontalidad o el constructivismo, ha hecho que su impacto se haga cada vez más tangible en ambientes de enseñanza que procuren un mayor dinamismo, motivación y creatividad, en detrimento, afortunadamente, de un sistema de enseñanza que muchas veces continúa basado en lo tradicional, lo memorístico, la repetición de conceptos o el autoritarismo por parte de los profesores.

El avance que, en los últimos tiempos, han tenido en los sistemas educativos las innovaciones de aprendizaje como la horizontalidad o el constructivismo, ha hecho que su impacto se haga cada vez más tangible en ambientes de enseñanza que procuren un mayor dinamismo, motivación y creatividad, en detrimento, afortunadamente, de un sistema de enseñanza que muchas veces continúa basado en lo tradicional, lo memorístico, la repetición de conceptos o el autoritarismo por parte de los profesores.
Ello cobra especial interés si se toma en cuenta que esta influencia no es aceptada por igual entre muchos docentes, lo cual hace que algunos se resistan al cambio y prefieran perpetuar dicho sistema tradicional de enseñanza, lo cual solo da lugar a un único modo de aprender unidireccional, verbalista, autoritario y repetitiva.
Ante este panorama, con el fin de lograr una visión holística en la educación, se debe tomar en cuenta que en el proceso de enseñanza-aprendizaje los esfuerzos deben estar dirigidos a los actores principales: los estudiantes. Por lo cual el involucramiento de los estudiantes en los ambientes de aprendizaje exige de ellos una participación activa como condición necesaria para lograr interacción e interactividad, y esto es vital pues antes las exigencias políticas, económicas, culturales y sociales del siglo XXI se requiere un cuerpo estudiantil formado para el fomento del autoaprendizaje, el desarrollo del pensamiento crítico y creativo y el trabajo en equipo cooperativo. Profesionales altamente competitivos, multiculturales, interdisciplinarios, emprendedores, insatisfechos, motivados, con un gran sentido de iniciativa y con una marcada capacidad para adaptarse a las variaciones constantes del entorno.
De ahí que sea vital que los docentes, como principales agentes creadores de este cambio pedagógico y esenciales responsables del proceso de formación, desarrollen ambientes atractivos de aprendizaje los cuales sean flexibles para atender las diferencias individuales y grupales de los estudiantes y que estén caracterizados por actividades lúdicas, innovadoras, retadoras y estimulantes como por ejemplo el uso de análisis de casos, videos, cine-foros, debates, mesas redondas, portafolios, diálogos socráticos o simulaciones, cuyo fin sea el predominio de la participación, la pasión, el compromiso, el positivismo, el fomento del pensamiento crítico, la cooperación y el autoaprendizaje, que causen impacto por la motivación que generen para reflexionar y desarrollen un sentido analítico y autocrático en cada estudiante.
Además deben ser ambientes donde, a partir de estrategias de enseñanza o evaluaciones bien planificadas, se forme un clima emocional basado en la confianza, la seguridad y la adaptación mutuas, se genere la libertad para que los alumnos se animen a preguntar y a cuestionar; además de evitar los comentarios negativos, la ansiedad, el exponer de manera burlista los errores de los estudiantes, ver, precisamente, en el error una fuente básica de aprendizaje, se reconozca abierta y públicamente el esfuerzo y los éxitos de los muchachos o se haga uso del humor, en fin, lograr que los alumnos se sientan tomados en cuenta pues de esta manera se perciben como protagonistas de su propio aprendizaje.
Por lo tanto, la idea es abocarse a un modelo horizontal de enseñanza donde prevalezcan innovaciones educativas y ver en la horizontalidad la trascendental oportunidad para hacer del accionar educativo un ámbito más humanista, intelectual, creativo, pensante y sensible. Se trata de educar para la profesión, el empleo,  la ciudadanía, la vida, en fin, para un aprendizaje más significativo y para el autodesarrollo con el fin de que los estudiantes alcancen su máximo potencial de crecimiento como humanos.
Por lo tanto, los diversos actores educativos deben plantearse si desean ser quienes por desconocimiento, apatía o conformismo se empeñan en transitar por los caminos de una enseñanza ortodoxa, memorística y que puede conducir a la desmotivación, o, por el contrario, de aquellos quienes procurando el bienestar, desarrollo y satisfacción de los estudiantes buscan, sienten y quieren establecer ambientes de enseñanza más motivantes y como una nueva oportunidad para mejorar los procesos de aprendizaje en aras de lograr un proceso de cambio en favor de la excelencia del ámbito educativo.
 

  • Carlos Díaz Chavarría (Escritor)
  • Opinión
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