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He leído textos misóginos en cantidad, obviamente, pero como la piecita agria de Roy Alfaro titulada “La maternidad del hembrismo” ninguna, mucho menos en El Semanario Universidad. Este tipo de opiniones públicas no se puede dejar pasar sin respuesta. Me impresiona, el antipensamiento de este hombre (cuyo resentimiento salta a la vista), pletórico de falacias lógicas, ignorancia absoluta de la realidad histórica y de estadísticas del mundo en que vivimos, escrito en un tono histérico que como filólogo debió haber corregido, ya que le resta seriedad a su de por sí débil razonamiento.
A Roy Alfaro le puedo brevemente señalar lo siguiente: el feminismo busca la crítica y transformación de un mundo enfermizo y desigual definido por la estructura del patriarcado, sistema que ha oprimido, violentado y esclavizado a millones de mujeres durante miles de años. Cuando guste educarse un poco, con gusto le recomiendo un par de libros básicos. Lo insto, además, a buscar las definiciones de “machismo” y “patriarcado” en el diccionario, para que se evite en el futuro la pena de adjudicarle características estructurales a un comportamiento en lugar de a un sistema, diferenciación bastante elemental que mis hermanos manejan desde más o menos los siete años, por ejemplo.
La maternidad, que de hecho aporta satisfacciones y sinsabores por igual, no otorga “beneficios” de la índole mágica que usted sugiere. A menos que piense que sobrellevar un embarazo, parir y dar de mamar sean “beneficiosos” para nosotras. Es fácil para usted enunciar juicios idióticos desde su posición de macho. Para que me entienda, ya que, aparentemente, la totalidad de su entorno social y familiar no ha sido suficiente: trabajar tiempo completo, despertarme por lo menos seis veces por noche a amamantar a mi hija, levantarme a seguir amamantándola, arreglar la casa, cocinar, corregir ensayos y asignaciones, planear clases universitarias de alto nivel, tanto de pregrado como de postgrado, hacer las compras, cuidar a mis seis mascotas, sacarme leche en la universidad (sin las facilidades adecuadas, por cierto) y cuando llego en la noche sacarme leche de nuevo, para volver a empezar el ciclo siguiente… ¿Beneficioso? ¿Seguro usted está dispuesto a asumir todas estas responsabilidades, más el sinnúmero que no me da tiempo de indicarle? ¿Usted y cuántos hombres más? ¿Ha buscado usted las estadísticas de abandono por parte de padres biológicos? ¿Cuántas son las mujeres que encaran esta realidad “de hembras” día a día, solas y con múltiples hijas e hijos? Búsquelo usted; yo estoy muy ocupada quitándole tiempo a mi hija de seis meses y a mis 150 estudiantes para responder a su artículo absurdo y despectivo hacia mí como mujer, como profesional y como madre. Y sí, sí tengo superpoderes, Roy Alfaro, los cuales exceden los límites que su mentalidad de macho herido puede ni siquiera empezar a comprender.
El sistema judicial protege a las histórica y socialmente indefensas, las mujeres madres. Si quiere discutir la problemática de la propagación “del machismo”, como asumo insiste en referirse al patriarcado, de manera infantil y molesta, por cierto, edúquese primero. Finalmente, vaya a decir “amén” a una iglesia, sobre todo si lo que quiere es invocar el poder institucional-patriarcal de la hegemonía religiosa. Usted no tiene autoridad sobre mí ni sobre nadie para dar últimas palabras sobre ningún tema de feminismo, mujeres o maternidad, ya que su evidente (y un poco vergonzosa) interferencia emocional obnubila cualquier posibilidad de argumentación lógica. Estabilícese primero, controle sus emociones, lea y aprenda y tal vez algún día logre vislumbrar lo que está frente a sus ojos.
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