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Gran Bretaña y Costa RicaDurante la Segunda Guerra Mundial los medios de comunicación tuvieron un papel importante para la difusión de la propaganda bélica según los intereses de cada posición respectiva no solo en los países afectados directamente por el conflicto armado, sino también en los países simpatizantes a los distintos bandos, destacándose nuevamente su uso en la historia como una herramienta relevante para el desarrollo de una confrontación entre potencias mundiales. En el caso de Costa Rica su posicionamiento de apoyo iba dirigido para los Aliados (Imperio Británico y Francia, posteriormente también Unión Soviética y Estados Unidos), siendo un bloque de países que fueron opuestos oficialmente a las potencias del Eje (Alemania, Italia y el Imperio japonés).Los Aliados diseñaron su propaganda bélica para ganar credibilidad con mucha más eficacia que los alemanes en el caso costarricense, adelantándose la difusión de prensa británica en el país un año antes a la toma de posición de los costarricenses en dicho conflicto mundial al declararle la guerra al Eje en diciembre de 1941. Durante el mes de setiembre de 1940 hasta el mes de octubre de 1941, apareció en Costa Rica un semanario bilingüe de corte bélico en el cual se relataban una serie de noticias oficiales ofrecidas por la legación británica con respecto a lo que supuestamente acontecía en el exterior durante la Segunda Guerra Mundial.Los medios de manipulación informativos de la propaganda bélica son una vía para dar cuenta del aspecto estratégico de las relaciones subyacentes en el marco del sistema “imperial informal” británico en América Latina. Evidenciándose que la comunicación no es solo un apoyo táctico en una guerra, sino que es, a su vez, un aspecto estratégico con el cual las potencias aseguran su control político y manipulación informativa en otros territorios.¿Cómo se insertó la difusión de la prensa británica en Costa Rica?Hacia la segunda mitad del año 1940, durante el conflicto de la Segunda Guerra Mundial, aparece en el ámbito de la prensa escrita de Costa Rica (y tal vez en otros países de habla hispana), un semanario bilingüe con el nombre de La guerra y sus consecuencias (The War and its effects). Dicho impreso era un órgano oficial de la legación británica que había sido creado con el propósito de dar legitimidad al bando de los Aliados durante las acciones llevadas a cabo en dichos eventos bélicos; esto según la propuesta de su visión “verdadera” y “razonable” en términos del involucramiento. Su presentación expresaba que era impreso bajo la autoridad del Ministerio de Información en Londres y relataba lo siguiente:“Su propósito es de servir al lector…acerca de los acontecimientos diarios en las áreas afectadas por la guerra…En el mundo conde las falsedades de la propaganda totalitaria, tergiversan el verdadero desarrollo de los eventos con el fin de propagar sus teorías malévolas por doquiera y para reforzar la moral cada vez más decadente de sus pueblos esclavizados.” (“A nuestros lectores”, La guerra y sus consecuencias, 1 de setiembre de 1940, p. 1.)La presentación refería a la “verdad” de aquellos días según la versión que la legación británica buscaba informar, en otras palabras, de lo que fue considerado actual para ese momento por sus periodistas, tanto en redacción y dirección del impreso. Actualidad que, podría decirse, es referida a eventos de días anteriores. Así, en el sentido estricto de la palabra, se ocupaba de lo que había acontecido días previos y lo útil de su divulgación por los representantes del Imperio británico con el fin de manipular la opinión de sus lectores en posibles territorios amigos, siguiendo ese principio de defender sus propios intereses políticos e informativos.Empero, existe un punto estratégico para volver una noticia relevante según la imagen de “veracidad” de su emisor. Dicha táctica aparecería en el primer número del semanario, cuando se presentaba la validez de uno de sus enunciados sobre el peligro que sufre Gran Bretaña con el bombardeo alemán a su naval, siendo sustentada dicha afirmación con la declaración del corresponsal en Londres del Chicago Daily News. Sin embargo, para contrastar dicha declaración del peligro al que se enfrentaban los británicos, viene a un lado una fotografía de las baterías de la proa del acorazado H. M. S. Malaya, el cual para la época era un símbolo del poderío bélico naval del Imperio Británico; teniendo este acto el propósito de poner al lector en cuidado con los peligros del Gobierno alemán, pero dejando caer su confianza en el equipamiento naval de Gran Bretaña.La longevidad de este semanario no fue extensa, las razones de su cancelación son desconocidas (quizás los esfuerzos se sumergieron más en el conflicto armado que en la distribución de medios propagandísticos en América Latina). Lo que sí sabemos es que la influencia de Gran Bretaña era obvia y evidente en Centroamérica, más cuando en menos de dos meses después del fin de su publicación en octubre de 1941 por fin Costa Rica le declararía la guerra a Alemania oficialmente.Prensa de guerra: ¿medios informativos o medios de manipulación? La prensa de guerra no se formuló necesariamente con la idea de analizar los acontecimientos ocurridos en Europa –o en territorios de conflicto militar– que querían ser dirigidos hacia otras realidades, pues en Costa Rica ya los lectores de periódicos nacionales estaban acostumbrados a noticias de carácter bélico desde 1939, año en que se inició la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, lo más excepcional de La guerra y sus consecuencias es que su edición estaba a cargo de la legación británica, y con ello, había toda una carga de ideas propagandísticas a favor del Imperio Británico y sus aliados; sin omitir el hecho de que fue publicado por primera vez en el mes de setiembre de 1940 y finalizó en octubre de 1941, casi cinco años antes de finalizar dicho conflicto militar y dos meses antes de que Costa Rica diera su apoyo bélico de forma explícita a los Aliados.Pareciera que en el fondo los gobiernos tienden a legitimar las guerras con la credibilidad popular, utilizando la noción de que una intervención militar es “buena” y “justa” si existe un apoyo amigo a sus causas. Es importante convencer a la opinión pública para que se le considere una guerra “legítimamente justa”, y uno de esos medios fue la prensa escrita dirigida a un pequeño país de Centroamérica. Las potencias políticas, más que recurrir a tácticas, emplean estrategias para colocar su poderío informativo a favor de sus propios intereses nacionales en otros territorios que no pretenden perder.
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