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Revista Dominical. LA REPUBLICA. Domingo 10 de abril de 1988 erionde ende re.
ica ue Este es mi PROBLEMA Dra. Emily Powers Jeelnaroma anque sta anse ende nsidor se su cureres el strólos aña, Estimada Dra. Powers: He cedido al impulso de escribirle esta carta aunque comprendo que usted no puede hacer nada por mí. Tengo 22 años, fui una magnífica estudiante y actualmente disfruto de una buena posición en mi trabajo. Sin embargo, muy a menudo me entristezco mucho y he llegado a pensar en la muerte como una liberación, un aniquilamiento quizá mejor que la existencia. No he podido establecer una relación amorosa importante en mi vida, sé que por mi culpa, ya que son varios los muchachos que han intentado ser mis novios y a los que yo he despreciado, a veces hasta con groserías, a pesar de que en cierto sentido me he sentido atraída por ellos emocionalmente; pero cedo ante el temor de enamorarme. Por qué me produce tanto miedo el hecho de involucrar mi corazón en una relación amorosa?
Quizá se deba a que en el fondo de mi alma guardo un recuerdo horrible de mi infancia, porque un tío me utilizó para satisfacer sus apetitos sexuales y, aunque nunca llegó a violarme, en muchas (muchas) oportunidades tocó mi cuerpo en forma sucia e indecente. Este recuerdo me amarga profundamente, así como el de que yo, a pesar de ser niña, se lo dije a mi madre y ella no.
me defendió, pues temió resentir a su hermano, que era quien mantenía la casa y nos daba de comer. Ahora yo trabajo, he superado la situación económica y mantengo a mi madre; sin embargo, ni con ella he sido capaz de establecer una relación amorosa profunda, tal vez por las cosas pasadas. El caso es que me siento terriblemente sola en la vida y en estos momentos estoy dudando de enviarle esta carta, porque. qué puede hacer usted? Sin embargo, posiblemente sí la ponga al correo, porque leo frecuentemente su columna y he llegado a sentirla a usted, Dra. Powers, como alguien cercano a mi vida, en quien puedo descargar las amarguras de mi vida. Olvidaba decirle que muchas personas me juzgan orgullosa y creída. en realidad, esto no me importa, pero se lo cuento para que comprenda que nunca nadie me ha entendido, ni ha sabido percibir la tristeza que tan a menudo llena mi corazón.
Mi nombre no tiene importancia.
años a teque volarsoemapelialler, olina, es y arlapaís nde. by al que por a teEL DIALOGO ENTRE LA CIENCIA LA FE Querida joven: Ha hecho muy bien en escribir su carta y en ponerla al correo, ya que al releerla cuando sea publicada, podrá tomar conciencia de cuántas cosas positivas hay en su existencia: es joven, ha triunfado profesionalmente y ha logrado interesar en su persona a varios muchachos; además, es muy inteligente y perspicaz para analizar el pasado, y por lo tanto debe exigirse serlo también para no permitir que un recuerdo doloroso amargue su vida. Lo que pasó no puede cambiarse, pero tampoco debe mantenerse vigente en el pensamiento, generando tristeza. En distinta medida, todos los seres humanos cargamos un lote de amargura, pero nunca debemos permitir que ella gobierne nuestra capacidad de amary de ser felices.
Analice, por ejemplo, la situación de su madre; lo que ella merece es su compasión, porque fue una mujer que se equivocó lamentablemente al valorar más el dinero que se le daba que el normal desarrollo emocional de su hija. Usted, que ha tenido oportunidad de estudiar, procure entender que posiblemente ella actuó así por ignorancia, por falta de cultura, por carecer de una correcta escala de valores, y no la juzgue ni le guarde rencor. En cuanto a su tío, fue una persona que le hizo mal, es cierto; pero al que usted no debe conferirle importancia para seguir gobernando su vida. Haga lo preciso para sustraerlo de su existencia, porque es un ser que no merece ocupar un lugar en la mente de una joven valiosa, como lo es usted.
Fundamentalmente, decidase a poner su interés en las cosas positivas; cuando tenga oportunidad de establecer relación con algún joven por el que se sienta atraída, no se permita la debilidad de esconder sus sentimientos; por el contrario, cuídelos y hágalos florecer. Es muy posible que por ese camino encuentre a la persona capaz de despertar en su alma todas las buenas sensaciones que hacen meritoria la vida y que usted ha permitido que, en su caso, sean ahogadas por un mal recuerdo, y ante quien comprenda que vale la pena luchar (sin perder el tiempo en lamentaciones) para forjar un destino noble y satisfactorio para usted y las personas que la aman.
Emily Powers La Iglesia mantiene claramente la distinción específica entre los acontecimientos científicos y religiosos y sus métodos. Está segura asimismo de su complementariedad y de su armonía profunda, en torno a un mismo Dios creador y redentor del hombre.
El amor a la verdad, buscada con humildad, es uno de los grandes valores capaces de aunar a los hombres de hoy a través de las diversas culturas. La cultura cientifica no se opone ni a la cultura humanista ni a la cultura mística. Toda cultura auténtica es apertura hacia lo esencial y no existe verdad que no pueda hacerse universal. Por ello, consciente de esta realidad fundamental que une a todos los hombres, he querido crear, últimamente, en Roma un Pontificio Consejo para la Cultura. y he querido explícitamente que este Consejo esté abierto a todos los investigadores y centros de investigación.
Esto os indica también cuanto me complace la apertura de todos los centros que quieren participar en sus investigaciones, incluso cuando esos investigadores no son parte integrante de su estructura propia. La verdadera investigación, como la cultura, agrupa a comunidades de hombres, por encima de las fronteras y barreras de cualquier clase.
En conclusión, os confío mi anhelo.
Deseo que el hombre de ciencia, a nivel de su cultura, conserve el sentido de la trascendencia del hombre sobre el mundo, y también de Dios sobre el hombre, y que a nivel de su acción, conjugue el sentido universal de la cultura que le caracteriza con el sentido universal del amor fraterno, que Cristo ha dado particularmente a gustar al mundo. Repito a este propósito el llamamiento que hice a la UNESCO: Sí, el futuro del hombre depende de la cultura. SI, la paz de mundo depende de la primacía del Espítiru. Sí, el futuro pacífico de la humanidad depende del amor!
UIERE disipar cualquier malentendido sobre este punto.
Respeta, en su nivel, la ciencia de la naturaleza, que, en sí misma, no es una amenaza, sino más bien una manifestación profundizada del Dios creador. Se alegra de su progreso, y por ello, alienta vuestra investigación hecha con el espíritu que hemos indicado.
Admite, por otra parte, que la cultura científica de hoy día exige de los cristianos una maduración de su fe, una apertura al lenguaje y a las interrogantes de los sabios, un sentido de los grados de saber y de las diferentes aproximaciones a la verdad. En una palabra, desea que el diálogo entre la ciencia y la fe, aunque históricamente haya conocido momentos de tensión, entre una fase cada vez más positiva y se identifique a todos los niveles.
Si usted tiene algún problema, escriba a la Dra. Emily Powers. En esta sección aparecerá su respuesta. El apartado es 2130 1000 de San José.
Juan Pablo II Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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