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6 LA REPUBLICA. Lunes 16 de mayo de 1988 Por Walter Hernández Valle (Periodista de la República) Los animales cada vez tienen menos que comer.
pesar de las prohibiciones dictadas, continúan utilizándose, en Costa Rica, peligrosas sustancias agroquímicas que contami nan, especialmente, las hortalizas y los pastos, generando el peligro de producir cáncer y otras enfermedades, en los seres humanos.
Paralelamente, se agudiza el problema de la destrucción de nuestros recursos naturales, cuyo ejemplo más dramático es la incontenible deforestación, que hace presagiar la transformación del territorio de Costa Rica, en un desierto inhòspito, antes del año 2000.
La mayoría de nuestros ríos están contaminados, así como las aguas cercanas a nuestras costas, mientras que en las ciudades, el aire se ha vuelto irrespirable. Qué está sucediendo?
Es la pregunta que se han venido haciendo, desde hace varios años, estudiosos de nuestro país, como el Dr. Alvaro Umaña Quesad y del extranjero, al observar, con inquietud, estos signos alarmantes de la incontenible marcha de la contaminación.
Varios factores se han dado cita para crear este sombrío panorama, pero todos ellos tienen que ver con la irresponsable acción del hombre.
Nuevo derecho En el año 1970, la Asamblea Legislativa dictó leyes tendientes a preservar nuestra naturaleza y a proteger el ambiente, pero, como ocurre generalmente en Costa Rica, nadie se las cumple ni las hace cumplir.
Hoy pasado tres lustros, se proponen reformas a nuestra Constitución, para consagrar un nuevo derecho: el que debe tenerlo todo habitante de Costa Rica, a disfrutar de un ambiente puro, que abarque la protección de todo entorno natural del hombre, incluido el medio que permite a los animales y las plantas desarrollarse y vivir. Denuncian sustancias Estas reformas, propuestas por el Lic.
Fernando Volio Jiménez, agregarán a los articancerígenas en la carne, culos 18 y 50 de nuestra Carta Magna, este la leche y las hortalizas.
importante nuevo derecho. Peligro de extinción total De aprobarse, abrirán el camino para regular, mediante normas legales eficaces, prode nuestros bosques antes blemas tan graves como la deforestacion y del año 2000.
la contaminación que producen las sustancias agroquímicas.
Voz de alerta Es alarmante el uso que se está hacienCuidado con las hortalizas.
do en nuestro país, de estas sustancias. diConsumir tomates, repollos, lechuga, rájo La República, el ingeniero agrónomo y ac banos y otras hortalizas, sin saber su procetual diputado, Fernando Jiménez Maroto.
dencia, puede ser un terrible riesgo para los Denunció que muchos de estos produc costarricenses.
tos, especialmente pesticidas, han sido prohibidos en los países donde se fabrican, peEl abuso en la utilización de plaguicidas, ro continúan usándose en Costa Rica. Citó el contamina peligrosamente los productos horcaso de las sustancias clorinadas, como los tícolas.
insecticidas del tipo del Clordano, Aldrin, Muchos agricultores proceden con esDDTy DHT.
tos productos, en forma similar a la de alguTenemos derecho a vivir en un ambiente limpio 27 les, han sido desechadas en la mayoría de los países del mundo, porque se comprobó, sin el menor asomo de duda, que son cancerigenas. Lamentablemente afirma el Ing. Fernando Jiménez en Costa Rica, mucha gente, por falta de información adecuada, las continúa usando para eliminar matones o arbustos que crecen en los pastizales. Estos herbicidas explicó Jiménez Maroto destruyen totalmente los matones, pero caen al pasto y a éste no le hacen nada. Sin embargo agregó luego viene el ganado y como ese pasto, con lo cual su carne asimila y acumula la sustancia cancerígena, que luego es traspasada al ser humano que consume aquella carne. lo mismo ocurre con la leche, en el caso del ganado dedicado a esta producción.
Falta de legislación Estos y otros graves problemas, en el mismo sector, que están ocurriendo en nuestro país, sin que, por el momento, nadie les preste la atención que merecen, obedecen, fundamentalmente, a la falta de una legislación adecuada.
El principal problema, como lo señala también el Ing. Jiménez Maroto, radica en la ignorancia de un gran número de nuestros agricultores, respecto del uso adecuado de los productos agroquímicos.
Esta ignorancia, a la vez, es culpa del Estado, quien tiene la obligación de buscar los medios para instruir correcta y oportunamente a quienes no tienen acceso directo a este tipo de información, que a la postre resulta vital para todo el pueblo.
En otro orden de cosas, también se señala a la erosión, como uno de los mayores peligros contra nuestra riqueza ecológica, derivado, lógicamente de la deforestación.
En esto tiene mucho que ver la falta de una legislación apropiada, pues, en la mayoría de los países avanzados, se prohíbe, por ejemplo, autorizar proyectos urbanísticos sin un previo estudio de los suelos, porque, en caso de ser productivos, no se permite ningún tipo de construcción.
La carencia de leyes que regulen esta materia ha dado como resultado que los mejores suelos para la agricultura, en la Meseta Central, ya están bajo cemento.
Si continuamos por este camino, no será un bello vergel, como el que nos legaron nuestros padres, sino, un estéril páramo, lo que nosotros leguemos a nuestros hijos.
Ing. Fernando Jiménez:. Las sustancias agroquímicas son las culpables de nuevas enfermedades que atacar a los costarricenses.
nas personas, cuando el médico les recete, por ejemplo, cápsulas de determinado medicamento, para tomar una cada seis horas y, creyendo curarse más rápido, triplican la dosis, con las graves consecuencias que ello puede acarrearles.
El exceso de concentración de ciertas sustancias agroquímicas, como los plaguicidas, provoca también daños irreparables en los cultivos y, según el Ing. Jiménez Maroto, podría ser éste uno de los factores que están provocando la aparición de una serie de enfermedades raras, en los últimos años, en nuestro país.
Carnes y leche Las sustancias herbicidas de tipo hormonal, como el 245 T, muy usado en los pastiza El derecho a vivir en un ambiente puro.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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