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48 LA REPUBLICA. Lunes 17 de octubre de 1988 Comer tepeizcuinte ya no será un lujo T conocía, fueron el foco de su interés.
En los libros científicos que consultó, la única información que se tenía sobre ellos había sido elaborada con base en las historias que sobre los tepeizcuintes contaban los cazadores. En sus salidas, ellos los habían podido observar superficialmente, y conocer algunas de sus costumbres.
Por ejemplo, se sabía que vivían en el bosque tropical y que comían frutas, pero de su descripción anatómica, de su reproducción y tantos otros detalles científicos no había nada.
Lupita González de Vargas Visitando diversas regiones, la Licda.
Matamoros encontró, esparcidos desde Criar los tepeizcuintes en cautiverio permite a sus Alajuela hasta Tilarán y de ahí a Santa Ana, criaderos en manos de aficionados que los dueños transformar las frutas de segunda, e incluso, mantenían como mascotas, o simplemente los desechos de la mesa, en proteína animal.
para comérselos en una ocasión especial.
Fue así como la investigadora ideó tener su propio criadero, y visitar a quienes tenían el suyo para procurarse información. El Aunque no es inmediato, la posibilidad de reproducir esposo de la bióloga es ingeniero civil, y diseñó jaulas con una caseta, para que los los tepeizcuintes en el nivel comercial, le dará a los mamíferos se oculten, pues son costarricenses la posibilidad de enriquecer y variar su noctámbulos, y con una pileta con agua, pues solo ahí defecan.
dieta.
En 1980 apareció en escena la Dra.
Pashov, una búlgara nacionalizada costarricense quien se unió a la Licda.
EPEIZCUINTE a la milanesa, pastel Matamoros para estudiar, en detalle, los de tepeizcuinte, garbanzos con animales criados en la UNA.
tepeizcuinte, estos que ahora son Comenzaron así los estudios exóticos platillos, pueden llegar a convertirse en parte del menú de histológicos e histoquímicos que permitieron las descripciones de muy diversos órganos, nuestros restaurantes.
incluso los reproductores. Los animales La exclusividad la tendría, probablemente, Costa Rica, pues es el país, pudieron pesarse, sexarse; se logró definir en el mundo, que mejor los conoce, gracias su ciclo reproductor y observar sus diversas al trabajo científico de dos mujeres: la etapas de desarrollo.
bióloga Yolanda Matamoros y la doctora en las investigaciones se unieron un histología, Blagovesta Pashov, ambas de la Los animales mayores parasitólogo y un patólogo. El primero de Escuela de Medicina Veterinaria de la protegen a la cría ellos, incluso, ayudó en el hallazgo de una Universidad Nacional (UNA. cuando se sienten nueva especie de parásito que se aloja en el Ellas, que fueron las primeras en amenazados.
tepeizcuinte, y que denominaron Coccodia descubrir el ciclo reproductor de este Eimeria Agoutti.
mamifero silvestre, apreciado por su exquisita carne, tienen como objetivo del proyecto que se inició en 1976, criar a estos animales son mínimas, pues se alimentan de La historia Hallazgos animales en cautiverio, para eliminar la frutas y verduras de segunda, e incluso de Todo se inició en 1976, cuando la Licda.
presión de caza que existe sobre ellos, y desechos de la mesa, su reproducción en el Matamoros buscaba un tema para su tesis.
Los estudios han llevado a Matamoros y evitar así su extinción.
nivel comercial es posible, aunque no Esos mamíferos que todos los cazadores Pashov a conocer muy bien a los como las necesidades de estos inmediatamente.
perseguían, pero que en realidad nadie tepeizcuintes. Ahora saben que las hembras ovulan cada mes, y que su periodo de gestación es de cuatro meses. Tienen una cría por parto y su periodo de lactancia es de seis meses. Durante este tiempo un nuevo embarazo es imposible.
La época favorita para dar a luz es abril y mayo, porque el invierno les asegura el alimento. Ahora se sabe también que sí se reproducen en cautiverio, y que no aceptan vivir en grupos grandes, a menos que éstos estén constituidos por familias. padres e hijos.
Los mayores, ante cualquier peligro cuidan de los pequeños, acurrucándose alrededor de la cría.
Estos descubrimientos y los descritos en 18 publicaciones que se han hecho en diversas revistas hispanoamericanas han sido posibles gracias a un proyecto cuyo costo fue de 3, millones, y que se financió con el aporte de la Universidad Nacional y algunas donaciones.
Como el dinero se terminó, ahora con una erogación especial, a las científicas se les otorgan 500 mensuales para mantener a los animales y suministrarles alimentos y medicinas. Logran, sin embargo, redondearlos con 500 más que les dona la empresa SEVEGSA.
Un nuevo programa fue aprobado, en cooperación con el zoológico de San Diego, California, Estados Unidos, para mejorar el índice de reproducción de la especie, y compartir con profesionales extranjeros las experiencias que hasta ahora han acumulado.
Con sólo 000 mensuales el programa sigue adelante. Ellas esperan algo más. Si no les brindan cooperación, no importa, el cariño entre ellas y los tepeizcuintes es muy grande y los descubrimientos, muy Sin la ayuda de don Alvaro Ulate, asistente de la Cátedra de Zoología de la La Licda. Yolanda Matamoros (con anteojos) y la Dra. Blagovesta Pashov importantes. Estos son los que harán UNA, los experimentos con tepeizcuintes hubieran sido muy difíciles para han elaborado 18 publicaciones científicas sobre el tepeizcuinte. Con ellas, se posible, algún día, que usted coma las científicas.
ponent a la cabeza, en el mundo, en estudios sobre este mamifero.
tepeizcuinte, como pollo o pescado.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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