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Lunes 15 de Febrero de 1993 LA REPUBLICA 15 Opinión Estado y religión Dirección CARLOS MURILLO ZAMORA CHISPORROTEOS ALBERTO CANAS Durante siglos la idea de que el Es.
tado tuviera una religión se considero un asunto normal, aún cuando resultaran perjudicados amplios sectores de la población que no practicaran la religión oficial, lo que obligó a reconocer constitucionalmente la libertad de culto. Esa práctica favoreció la acción evangelizadora de determinada religión, pues no solo contó con el respaldo del Estado, sino que tuvo a su disposición la instrucción pública para enseñar los principios y valores de su culto.
Conforme el Estado adquirió una nueva dimensión y perdió su carácter absolutista, propio de épocas como la de Luis XIV en Francia, esa idea de una religión oficial perdió toda vigencia y hasta se tornó en una restricción a una verdadera libertad de culto.
El mejor ejemplo de ello es, por lo menos hasta la resolución de la Sala Constitucional sobre la educación religiosa en las escuelas y colegios costarricenses, la obligatoriedad de los estudiantes a asistir a lecciones de religión, aun cuando no compartan los valores y creencias religiosas que se ensenan.
En distintas ocasiones se ha cuestionado la vigencia del artículo 75 de la Constitución. La Religión Católica, Apostólica, Romana, es la del Estado, el cual contribuye a su mantenimiento. pues no se justifica que un Estado, cuya población práctica diferentes cultos, tenga que defender y mantener una religión, cuando esta es una cuestión y que corresponde al ámbito de acción privada de cada individuo. Sobre qué bases se puede explicar que un Estado destine millones de colones del erario público al mantenimiento del catolicismo, así como que costee los salarios de miles de educadores dedicados a la enseñanza de un culto en las escuelas públicas?
wimwear Esto permitiría a otros cultos con gran cantidad de creyentes demandar recursos financieros, pues sus fieles también son contribuyentes. Así como no se justifica el financiamiento de asociaciones privadas de cualquier in.
dole, como equipos de fútbol, tampoco se puede explicar en el caso de una determinada religión.
Como no practicante de culto religioso alguno, me cuestionó sobre la conveniencia de esa convergencia de intereses entre Estado e Iglesia Católica. Qué ocurriría si en determinado momento ele.
gimos un presidente no católico. Estaría el mandatario obligado a participar en actividades propias de ese culto, pues es la religión oficial?
En países de Europa Oriental, como Polonia, el clero católico planteó una estrategia parecida: aprovechar los mecanismos del sistema educativo oficial para introducir los valores cristianos. Esa actitud ha generado una reacción negativa en la población polaca, pues se está invadiendo un campo de acción muy personal, como ocurrió durante los años del régimen marxista.
No se trata de iniciar una cacería de brujas o algo por el estilo, sino de delimitar los campos de acción de dos aspectos del quehacer humano muy particulares. Como lo mencionamos, la religión es un asunto muy personal. Cada individuo está en libertad de practicar el culto de su agrado, sin que se le restrinja más allá de los casos en que la práctica atente contra la moral y el orden públicos. Por otra parte, el Estado tiene igualmente sus funciones especificas y no puede obligar a sus ciudadanos a contribuir al mantenimiento de una religión que no practica.
Definitivamente, considero que es hora de revisar en nuestro país el precepto constitucional de la religión oficial y el papel de la enseñanza religiosa en las escuelas y colegios. Los recursos que en este momento se están destinando a ese sector, bien podrían aprovecharse en otros rubros, sobre todo en educación.
La Republica Marcia Salas Una de las virtudes que hay que atri.
buirle a la Ministra de Cultura, Aida de Fishman, ha sido su afán de revivir, actualizar y dinamizar politicas o proyectos valiosos que sus antecesores no lograron cumplir o descuidaron, que de todo hay.
Por citar solamente un ejemplo, me referiré a la reactivación de las bandas y el haberlas puesto a tocar otra vez para el público los domingos antañona, patriarcal, romántica costumbre de cien años atrás El viernes 12, doña Aida reabrió el Teatro al Aire Libre en el Museo Nacional, clausurado en 1976 sobre la base del pretexto aducido por la junta directiva del Museo, de que iban a construir algo en el terreno que ocupaba el teatro, algo que nunca construyeron (y que este columnista malpensado, por citar a alguien, olió que no iban a construir. No fue el de 1976 el primer obstáculo que el Museo Nacional le puso al teatro al aire libre; alegando pretextos parecidos le negó la explanada donde el teatro comenzó en 1972, y anduvo el teatro errante dos o tres años por distintos sitios de San José (la actual Plaza de la Justicia, la explanada del Ministerio de Salud. hasta ubicarse como permanente en otra sección del Museo la que ahora ha vuelto a ocupar hasta que el Museo dispuso hace diecisiete años que ya no más.
Desde su llegada al Ministerio, la señora de Fishman ha tenido un marcado interés en la reapertura del teatro al aire libre, que durante su segunda etapa (durante los ministerios de Carmen Naranjo y Guido Sáenz, administración Oduber)
ilegó a constituirse en una auténtica institución nacional de cultura popular con formidable arraigo, que trajo un auge nunca visto al arte teatral costarricense.
Es propicio que la re inauguración se haya llevado a cabo con una obra de gran espectáculo: La Cacería Real del Sol del inglés Peter Shaffer, que plantea un poético y vigoroso enfrentamiento de ideas y sentimientos entre Francisco Pizarro y el rey inca Atahualpa. Un drama más apropiado para 1992 que para 1993, dirán los coyunturalistas. La interpretan Leonardo Perucci y Juan Carlos Calderón, y la ha dirigido Nico Baker.
Peter Shaffer (de quien aquí hemos visto Comedia Negra y Equus y que es además el autor del famoso éxito mundial Amadeus visto aquí solo en versión cinematográfica. está considerado como uno de los cuatro o cinco principales dramaturgos del mundo actual. Consistente y serio, no ha caído en las tentaciones de la excentricidad y el parroquiay lismo que tienen en crisis al teatro en muchos países.
Es propicio tal vez simbólico que la reapertura del inolvidable teatro se haya realizado con una producción llevada a cabo por un grupo privado y no por la Compañía Nacional: ello indica que no habrá exclusividad (como la que ha marcado la particiapción costarricense en festivales internacionales. y acaso pueda ser el avance de la reanudación de otra politica desechada: la de financiar ciertos proyectos que los grupos privados no pueden costear por si mismos.
Albricias El Puntarenas de don Juanito JOSÉ CORDERO CROCERI Parece mentira, pero la historia nos muestra que Puntarenas alcanzó su mayor esplendor, que también sig.
nifica prosperidad, bajo el gobierno de don Juanito Mora, cuando llegó hasta a considerarsele como. el principal puerto de Centroamérica.
Así lo refiere el recordado don Cleto González Víquez en su pequeña obra. El puerto de Puntarenas (Imprenta Gutemberg 1933. La administración Mora fue muy solicita en favor de Puntarenas. dice para lo cual contribuyó en gran parte. el de estar su cuñado el General Cañas también metido en negocios de comercio junto con su her mano don Manuel. Cañas agrega hombre bondadoso y popular como ninguno, ejercia grande influjo en el Gobierno y era el idolo de Puntarenas. Quién hubiera podido predecir que Mora y Cañas serían fusilados en la playa de Puntarenas a vista y paciencia de un pueblo que los quería con entrañeza!
Entre las obras dejadas por don Juanito, podemos citar el decreto que lo estableció como puerto principal en vez de Caldera; el que fijó una zona franca a partir de la Angostura: el que en 1852 ordenó construir un hospital que llevaria por nombre San Rafael y el tity.
lo de ciudad que se le otorgó en 1858.
Esta cita histórica nos demuestra la visión que tu vieron aquellos esclarecidos gobernantes que comprendieron la importancia que, para el desarrollo y progreso de todo el país, tenía la posición geográfica de Puntarenas.
Pero, además, refleja el encanto casi mágico, que esa pequeña extensión de tierra muestra al visitante y que no solo dejó prendados de su belleza a aquellos inmortales héroes, sino que al paso de los años ha significado el refugio placentero de nuestros campesinos que generalmente la visitan durante los meses de febrero y marzo.
Pero ¿a cuál Puntarenas nos referimos? La respuesta, que parece obvia, no lo es tanto si la analizamos dentro de su contexto geográfico, porque para el común del costarricense, Puntarenas, su Puntarenas conceptual, es únicamente esa repetimos pequeña porción de tierra que se extiende a partir de la llamada Angostura y no el dilatado territorio que colinda con Panamá.
Estas citas las hemos hecho en momentos en que ese bello Puerto, verdadera perla del Pacifico, es víctima de una campaña que muestra al público las calamidades que la afectan, sin aclararse que sufre el mismo mal que carcome a las demás provincias de Costa Rica. Pero Puntarenas, esa Puntarenas, de noches bañadas de luna y de mar. como la llevó al pentagrama su inspirado hijo Tavo Torres, seguirá siendo tierra de ensueño para los que esperan siempre la llegada del otro verano para llegar a sus playas, su amor esconder.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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