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Martes 27 de Abril de 1993 LA REPUBLICA 15A Opinión El Defensor de los Habitantes ROXANA SALAZAR CHISPORROTEOS ALBERTO CANAS sgogy El Defensor de los Habitantes es un órgano creado por la protección de los derechos e intereses de los habitantes. Su orientación fundamental es nuestra protección como administrados, frente al aparato estatal, que se personifica con los funcionarios públicos, frente a los cuales, nosotros, los administrados, muchas veces nos encontramos en una situación de desventaja.
Nuevamente estamos frente a una opción para los ciudadanos, que ante nuestra impotencia frente al Estado se facilitan mecanismos para protegernos. Un primer ejemplo creado en tiempos recientes es la Sala Constitucional, sus resoluciones son dogmas. Esto nos lleva a preguntar ¿se cumplen y se respetan sus sentencias? Todavía no hemos visto arreglado el pedazo de terreno del Parque de La Sabana, que el MOPT cercenó, y que por resolución de la Sala Constitucional debía restituir las obras como estaban.
De nuevo se nos ofrece el Defensor de los Habitantes. Será el defensor lo que necesitamos para nuestra paz como ciudadanos? El Defensor ha sido creado para velar porque el funcionamiento del sector público se ajuste a la moral, la justicia, la Constitución, y al marco jurídico vigente.
El Defensor tiene potestad para inspeccionar las oficinas públicas sin previo aviso, requerir de ellas la documentación y la información necesarias. Se le otorgan grandes potestades, si la reacción de la ciudadanía es como frente a la Sala Constitucional, el Defensor dentro de poco tiempo será toda una institución, llena de trabajo que tal vez no de abasto con la gran cantidad de denuncias que se planteen. Existen momentos en que sentimos nuestra imposibilidad frente al poder estatal, como cuando perdemos horas de horas en largas filas, que demuestran la mentalidad subdesarrollada de quienes permiten que se desperdicie el tiempo de esa manera tan injusta. Desde ahora dejamos planteado ante el Defensor nuestras inquietudes por dos hechos sumamente graves, que afectan nuestra calidad y que suceden por incumplimiento del marco jurídico que nos rige. El primero es la existencia de un gallinero en la comunidad de Brasil de Santa Ana, que por años ha sido denunciado como un foco de contaminación, a tal punto que por sentencia firme de la Sala Constitucional se ordenó al Ministerio de Salud tomar las medidas correspondientes para evitar continuar con esta contaminación. Hasta el momento, un año y medio después de notificada la sentencia, el Ministerio de Salud no ha hecho nada. Existen evidentes irregularidades que ameritan una investigación por parte de nuestro Defensor.
El otro caso, muy conocido en todo el país, es lo que sucede en el Refugio Nacional de Vida Silvestre Gandoca Manzanillo.
Aquí se han ido sucediendo las violaciones a la normativa vigente, sin que se haya logrado obtener una protección real del ambiente. Los hechos que hemos conocido por la prensa fueron denunciados desde hacia uno o dos años.
En las manos de nuestro Defensor están muchos responsabilidades, muchas inquieLa República Jorge tudes, muchas frustraciones. Existen responsabilidades que deben ser establecidas, las violaciones a la normativa no se dan por hechos naturales o ajenos a los seres humanos. Confiamos en que esta nueva instancia nos permita realmente la protección frenesi Biblica al aparato estatal.
En realidad este asunto no amerita mayor discusión ni polémica, pero Juan Rafael Quesada. a quien respeto y aprecio, me hace una pregunta y debo contestársela.
La república de nuestras letras es pequeña. Todos nos conocemos, todos coincidimos en ciertos sitios. Todos conversamos. todos sabemos que los miembros de los jurados que otorgan los mios nacionales (concretamente el Aquileo Ec!
verría. no se aislan como los miembros de los rados que juzgan a los policías de Los Angeles, por ejemplo De manera que no es insólito, ni remoto, ni atrabiliario, que uno converse con ellos, ni que ellos consulten ciertos puntos con sus amigos, con us conocidos, con las personas cuyo criterio quieren conocer.
Así, en dos ocasiones, en 1986 y en 1989, en conversación con miembros del jurado de los premios, mostré mi entusiasmo por dos libros de historia aparecidos en esos años, y que a mi juicio merecían un premio.
En 1986, Crónicas de la Epoca y Vida de Don Ricardo de Joaquín Vargas Coto. En 1989, Los Años de la Ambulancia. de Jorge Sáenz Carbonell. Las dos veces, el comentario de mi interlocutor fue definitivo. Una especie de claro que si, claro que sí, pero el lobby universitario es fortisimo. Eso, en una ocasión. En la otra, la alusión a los historiadores profesionales y científicos me hizo gracia y la reproduje en esta columna el 16 de abril.
er 108 Banano y Zona Sur Birección de HEMEROTECA callaclona) e RODRIGO CARAZO ODIO El cabildeo es natural, lícito y no contiene ninguna imperfección ética. Los grupos profesionales hacen cabildo en su favor cada vez que pueden y nadie los enrostra como feo. En el campo cultural también hay grupos de presión y hasta enfrentamientos tanto de orden generacional como de opinión: las diversas escuelas artísticas chocan. lo mismo habrán de chocar las diversas escuelas históricas.
Sobre todo, que hay una que está de moda, que ha producido investigaciones importantes, pero que desdeña tanto a las otras, que ha acuñado el término historia contada. para referirse despectivamente a las técnicas clásicas de escribir la historia.
a Lo mismo pasó cuando en la Facultad de Letras de la UCR se puso de moda el estructuralismo de Levy Strauss, y estudio literario que no redujera la obra estudiada a fechas, era mirado con desprecio, si no con piedad.
Modas hay y las habrá siempre. se necesita que pasen los años para que se consolide lo que verdaderamente vale. Cito por enésima vez una canción romántica: The fundamental things apply as time goes by.
Para quienes vivimos años en Ciudad derosas, el atropello a nuestro derecho sobre la órbita estacioNeily, la Zona Sur dejó de tener secretos. naria. nos preocuparon las humillaciones causadas por el Tierra rica y extensa, aguas abundantes y entreguismo que algunos han practicado siempre en perjuicio lluvia generosa, donde se producen dos y nacional. Si soberanía es lo que muchos entienden que debe hasta tres cosechas al año, como una ben ser, la dignidad de mi pueblo iba más allá.
dición que se hace realidad cuando el Cuando la Compañía Bananera se negaba a negociar la sohombre agrega su trabajo.
lución de una huelga, allá por 1980, yo sabía que lo que la EmAllá, en Río Esquinas, cerca de todo presa quería era seguir debilitando sus actividades en el Pacípor ser central, sufrimos angustias y cul fico. Para mi el Sur no era lejano ni desconocido, era parte de tivamos ilusiones. Palmar Sur, Golfito, Coto, palma africana mi ser. Amigos sufrían los problemas de la huelga, al tiempo y banano, caseríos de finca y desarrollos precarios, lucha por que el país dejaba de exportar. Llamé a mis colaboradores, la vida en el clima caliente de la bajura: arroz, maíz, frijoles, ministros relacionados con los problemas derivados de la ganado. mercados lejanos en el centro de Costa Rica, más huelga, y les dije que debíamos detener a la Compañía, que cerca. los de Panamá. Malos caminos, pésima carretera inte. buscaba excusas para retirarse de la Zona Sur. Para quienes ramericana. la que dejó de lado a Coto Brus nos pedían a conocen algo de banano, es bien sabido que exportarlo resulta diario llantas gastadas y reventadas, aros doblados y ejes que más fácil desde nuestro Caribe. Para quienes conocíamos a la rados, como contribución de quienes allá trabajábamos, pa Bananera, bien claro nos resulta el hecho de que a Golfito hara así tener el derecho de reclamar una atención guberna bía llegado quien años antes cerró la División de Santa Marta mental que nunca llegaba. Allá en la Zona Sur también hici en Colombia. El nuevo Gerente tenía, sin duda para mí, el enmos política, pedimos votos de casa en casa, en las orillas de cargo de repetir su proeza.
los caminos y de los ríos, en el centro de la selva, en las cos Me empeñé en que la Compañía Bananera no abandonara tas y también en las fincas bananeras. Llegábamos, a lo largo a Golfito, así también lo hice ver a los representantes de la de los años, a casas amigas como la de Chico y Jovita; en to empresa y pedí soluciones jurídicas para impedirlo. Germán das a cultivar esperanzas y a dar y recibir afecto.
Serrano, Ministro de Trabajo, propuso una buena idea: interDesde la Presidencia de la República nos esforzamos por venir la Compañía Bananera. Si se lograba la intervención mejorar las carreteras y los caminos, construir acueductos, detendríamos la maniobra. Mi decisión era firme como lo haescuelas, clínicas y hospitales. Nacionalizamos las escuelas bía sido siempre que tuve que actuar en defensa del país, sin que parecía mentira y daba vergüenza todavía en 1978 importarme lo mucho que me atacaron por ello. La Compañía eran manejadas por la Compañía Bananera. Nos esforzamos Bananera no se fue. no la dejamos irse. Yo no me limité a esporque hubiese crédito para la producción agropecuaria, para tar de acuerdo con la intervención como se ha dicho por ahí.
vivienda y otras actividades. Estimulamos el desarrollo de Lo que se hizo con la Bananera estuvo a tono con la defensa cooperativas y llevamos luz y teléfono a múltiples lugares. Si de los intereses y de la dignidad nacional que se practicó en veíamos con amor a toda la Costa Rica campesina, con emo muchos otros casos. El día que entregué el Poder, en horas de ción trabajamos por pavimentar calles, llevar a los bomberos, la tarde del de mayo de 1982, mi amigo personal y adversala luz eléctrica y los teléfonos, a la querida Zona Sur.
rio institucional, el Gerente de la Compañía Bananera, me Todo lo que sucedía en Costa Rica y que tenía que ver con llamó para saludarme. entre otras cosas me dijo en broma: nuestra dignidad nacional; nos preocupó siempre: las aguas usted ya se fue y no nos dejó irnos; ahora, sin usted, también jurisdiccionales en nuestros mares, las ofensas del tirano ve nos iremos nosotros. Así fue, en 1984, cumplió su propósito, cino, las imposiciones de los organismos financieros interna, pero con la ayuda del Gobierno de la República, que esta cionales, los abusos de los pescadores de atún de naciones po vez no tuvo en cuenta los dolores de la gente de la Zona Sur, El tipo de libro que escribe hoy Jorge Sáenz Carbonell, no pertenece a la escuela histórica que está en boga. Los que militan en esa escuela no le conceden importancia a la historia contada, y lógicamente procuran que los premios de historia no recaigan en obras de ese jaez. Sé también de cabildeos en el campo de la pintura contra César Valverde y Rafa Fernández, en el campo literario contra Cardona Peña; el premio Magón de León Pacheco se atrasó un año por razones de política internacional. De todo ocurre. Estamos entre seres humanos. si Juan Rafael Quesada me lo pide, privada y verbalmente le contaré la historia de un miembro de jurado de premios que, cuando se discutić la posibilidad de otorgar el de teatro a la comedia Oldemar y los Coroneles. dijo: Una obra de Alberto Cañas se premiará sobre mi cadáver. Sieste señor se moría, era de tal calibre la tragedia nacional, que la comedia (mi obra de teatro que ha tenido mejores críticas) no fue premiada.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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