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La República Jueves 29 de Abril de 1993 Gentes y Paisajes Na Zárate la bruja buena Pos cuando me desperté estaba too azurumbao en el cuarto, sin saber como malos llegué hast allí.
Miguel Salguero UCHAS LEYENDAS SE TEJEN ALREdedor de Na Zárate, la vieja bruja que vive en las cuevas de la Piedra de Aserrí. Leyendas dije? Perdón; no son simples leyendas, son hechos ciertos habida cuenta. Allá ustedes, yo sí lo creo porque me lo ase guró don Ricardo Mora, persona ampliamente conocida en Aserrí, famoso por sus historias verídicas, el cual vivió un poco hacia arriba de la enorme piedra. Mire usté cómo es la vida? empezó diciendo don Ricardo. Mucha gente tiene a Zárate como una bruja mala pero pa yo que no lo es. Coste, eso sí, que yo le tengo mucho miedo, pero es porque no me vaya a encantar y me vaya a dejar como algo ella pal resto de mis días. Ni quiera Dios; se me para el pelo cada vez que mi acuerdo lo que me sucedió una noche. Ora se lo cuento. Cuáles son esas historias que ha oído usted. Viera que, como le decía, Zárate es buena gente. No ve que una vez se encontró a un muchachillo allá por el puente Cañas, llegando a San Rafael Arriba, qu estaba todo acoquinao el probe y que tenía que pagar una gran plata que debía porque si no se lo llevaba el Pisuicas. Zárate trató de ayudalo y le dijo que se parara en medio del río y dió. No va sacando un puñillo de oro del poquillo de arena que Na Zárate que cualquier cosa había quedao en el gollete del zurrón? Ah carrera e tonto pa sanque bajara la atajara. jón onde había botao la arena. Pero llegó y no encontró naa. Jue la bruja buena Pos va el condenillo la última vez que lo trató de ayudar la bruja. Pero no es mala.
y se sienta en una sólo que a yo se me para el pelo con sólo pensar en ella.
piedra a esperar. Ustéd la ha visto. No va apareciendo Sí, ora verá. Resulta que me hablaron pa que cuidara una un toro en medio río finca. Entonces yo bajaba todos los días a Salitrillos y dormía en qu es que hasta qu e la casa de la tal finca. Trepaba siempre al día siguiente. Un día que chaba espuma de lo bajé se me olvidó el foco y me devolví. Ha de crer que al pasar bravo y el mucha frente a la cueva voy oyendo una voz pareciditica a la de Mina, chillo onde vio mi mujer, y como una voz medio ronca, parecía a la de Pedrillo aquello paró la man López, un condenao que jue novio de Mina cuando estaba chiquita? Dijo patas pa qué lla. Carajo, ah engüevada me voy dando y me jui dodo ensorberte quiero y se jue ju biao y yo dije aquí va a ber una cosa fea. Pos cuando iba llegando yendo. Tonto! Si a la cueva pegué un grito y dije. Sos vos Mina. Cuando me hubiera agarrao al contestaron con una voz media rara: Soy yo, ZARATE. Ave toro se le hace una pelota di oro en la mano.
María. me voy acordando qu la bandía pa engañar a la gente arte ¡Ah bárbaro!
medaba a las personas y yo dije no es más que esta bandía pa co Peru eso no es nada! Otro día se encontró al mismo babie geme y encantame se ha puesto a arremedar a Mina. patas pa cas que venía todo triste con la jupa agachada allí por San Juan de qué te quiero. Ah esmanchada me dí. Pero al llegar a la gotera de Dios. Se lo encontró antes Zárate salía todos los días, ora no la casa no voy cayendo como un tollo al suelo. Acaso supe más. se lo encontró y no ve que le dijo que qué le pasaba y él le cony hasta que me desperté como una hora más tarde? Qué jelazón e tó que seguía con jaranas; entonces ella le dijo que lu iba ayudar patas.
otra vez, qu es que tenía que llevase un zurrón de cuero y que se. En dónde se despertó, don Ricardo?
juera con ella. Pos el tonto llegó a la cueva de la bruja y ella le di. Pos en el cuarto. No ve que Mina, a pesar de que tiene el suejo que llenara el zurrón de arena y que se lo llevara a la casa. Asi ño tan pesao de seguro me oyó quer y me metió arrastrándome?
na lu hizo. Venía pujando con el montón de arena, pero al llegar No le pasó naa?
a Desamparaos dice el juanvainas: Esto sí qu es tontera, yay, pa Pos no Mina me dijo que pa qué le tenía tanto miedo a la qué quiero arena yo en la casa si el Tiribí tiene tanta? va va bruja; que no hacía nada.
ciando la arena en un sanjón. Pos en la noche llegó a la casa y ti. ella cómo supo que había sido la bruja?
ró el chunche en un rincón, cuando vido como estrellas y lo sacu. Eso le pregunté yo y me dijo. Se me puso qu esu era!
Tonteras (2)
Bibliotecas Menudito, por favor Bihtioltes Nacions Ditects TARIFA 18. 75 MENUDITO, POR FAVOR PERO ESE MENUDITO QUE USTED PIDE, YA NO EXISTE MI ME TOCO TODAVIA UNA COLITA de la época de las cazadoras (y, por gracia de Dios, de las minifaldas. Las precursoras de los modernos autobuses eran más costarriqueñas, desde el material (madera. hasta el estilo. En la mayoría había que agacharse, porque eran bajitas, hechizas (o sea, hechas en el páis, páis a lo don Ricardo. Además, todas tenían una compuerta atrás, con el fin de que los campesinos, que venían al Mercado Central de San José a comprar el diario (la comedera de la semana. pudieran echar los sacos blancos repletos de víveres en ese compartimiento, porque llevar ese estorbo dentro de la dichosa cazadora era realmente incómodo. De vez en cuando la complacencia del chofer permitía algunos animales (gallinas especialmente, que las mujeres del campo traían a vender a San José. Una característica infaltable en tales armatostes era la presencia del cobrador, por lo general el dueño del vehículo o, en su defecto, algún muchachillo al que se le encomendaba llevar una especie de bolso delantal de mezclilla, dentro del cual hacía sonar el monedero; o tomaba un puño en su mano derecha y mientras la pasaba por las narices de los pasajeros, dejando escapar un olor a zorrillo endemoniado, pues por lo general nadie usaba desodorante, gritaba más que pedía: Menudito, por favor. Sabía el cobrador que en la época de los dieces o quinces por pasajeros, era muy conveniente que su tarea se complicara al mínimo, como toda tarea por supuesto.
Se fueron las cazadoras, llegaron los autobuses metálicos, grandotes.
Desapareció el cobrador y el chofer asumió la tarea. aquí es donde, por más vueltas que le demos al asunto, no encontramos la explicación. Tan atareado el chofer con manejar, y de feria las autoridades y los mismos empresarios le acaban de complicar la vida con esa auténtica tontera de poner, en esta época cuando una peseta o un cuatro no significan nada, tarifas de 13. 75 o de 17. 25. Por qué no cerrar o redondear el precio para no complicarle la vida al pobre chofer. Durante largos años prevaleció esta tendencia, aunque en las últimas fijaciones parece ser que tiende a desaparecer. Esta y la tontera de las tiendas (para que el cliente crea que paga menos. de poner valores de, por ejemplo, si algo vale 000, 00 etiquetarlo con un 999, 00, se suman a tantas y tantas conductas curiosas de nuestra manera de ser.
DIAZ Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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