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Jueves 29 de Abril de 1993 LA REPUBLICA 15A Opinión San José: Ciudad estresada JORGE ROVIRA MAS.
OBA ts akts Eke tsH Hasta hace unos quince años, me parece a mí, San José era una ciudad en la que vivir producía cierto gusto, no importa a cuál cla.
se social o sector se perteneciera.
Cierto que nunca ha tenido nuestra ciudad capital una arquitectura descollante y que lo valioso que hay en ella, desde el punto de vista urbanístico, ha sido poco valorado y pobremente mantenido. Verdad ha sido también que no se han caracterizado nuestras autoridades, a lo largo de muchísimos años, por poseer una mentalidad previsora que haya estimulado el ordenamiento y cuido de la calidad del espacio urbano en la región central del país. Como en tantas otras cosas en Costa Rica, en este punto hemos marchado siempre a la zaga de los acontecimientos.
Pese a todo, no había aún esa saturación de vehiculos que hoy se padece.
La contaminación del ambiente era un fenómeno en ciernes. La crisis económica de los años 1980 82 es.
taba por entrar; se vivía cierta ficticia bonanza, y ni la pobreza ni su compañera, la violencia urbana, estaban tan extendidas. los servicios (su diversidad de extensión al conjunto de la población. mejoraban paulatinamente. Por lo que vivir en San José, ciudad pequeña y apacible, producía cierta placidez y tranquilidad para quien disfruta y valora una cotidianidad sin sobresaltos.
Mas el deterioro de los últimos años ha sido arrollador. El crecimiento de la población nacional y la inmigración hacia el Area Metropolitana; los programas de vivienda, ambiciosos e importantes, pero casi siempre puestos a andar al calor de las urgencias del momento, sin que formen parte de una visión comprensiva y de mediano plazo del proceso de urbanizaY en todo esto ha tenido bastante que ver esa nueva manía que se ha venido practicando con cada nueva administración, según la cual, desde el presidente Arias y ahora no menos con el presidente Calderón.
parte del éxito político de cada período gubernamental se mide por la cantidad de vehículos que ingresan a Costa Rica, especialmente automóviles para la clase media. Ya en tiempos del primero, se habló eufemisticamente del carro popular. y en la presente administración se volvieron a reducir los impuestos para su ingreso al territorio nacional. El resultado ha sido una masiva compra en el extranjero de este tipo de bienes por unas clases medias y altas voraces corsumidoras, cuyas familias cuando tienen un carro ieren dos, cuando dos, tres y si tres, cuatro, porque os límites anteriormente vigentes se han perdido de vista. el asunto, que tanta complacencia política acarrea a gobernantes y consumidores de altos ingresos, no habría por qué cuestionarlo si no significara un impacto tan fuerte sobre el valor de las importaciones del país; si se acompañara con el desarrollo adecuado de la infraestructura requerida para soportar esta cantidad de automotores; si hubiera voluntad politica para atender, con la misma prontitud, la contaminación del ambiente urbano; y si, sobre todo, hubiera un empeño más claro por mejorar el transporte público, que afecta a varias centenas de millares de costarricenses del orden metropolitano.
Las consecuencias de todo este proceder están a la vista y sin ninguna solución previsible. Una ciudad cada día más y más contaminada, un aumento constante en el número de accidentes, la inversión de un tiempo desproporcionado por la población para su traslado a los centros de trabajo, así como la animosidad creciente entre los conductores. En suma, una ciudad estresada. Tenía que ser necesariamente así?
La Repóbllca Jorge a ción capitalino; y, principalmente, el incremento in sospechado del parque automotor, están alterando radicalmente la calidad de vida de los habitantes de las principales ciudades del país. ¡Yeran costarricenses. 1S FRANCISCO BARAHONA RIERA 75 a Confieso que cuando comencé a redactar este artículo, tenía otro título en mente. El secuestro del siglo para Costa Rica. y comenzaba relacionando este lamentable hecho con la posibilidad de que los plagiarios fueran sur americanos, así como con el argumento real de que nuestro país no es una isla, inmune a la violencia imperante más allá de nuestras fronteras.
Algo me indujo a no enviar mis cuartillas, hecho que me permite hoy retomar el tema, pero, aunque un poco avergonzado, por ser ticos los secuestradores, con la claridad de que hoy Costa Rica es una sociedad con los defectos y las virtudes presentes en otras latitudes, que la violencia es parte consustancial con la que conviven muchos de nuestros ciudadanos; unos porque la sufren, otros porque la practican al extremo, tal y como es el caso del secuestro de diecinueve magistrados de la Corte Suprema de Justicia y de cinco funcionarios judiciales más.
Este acontecimiento, no resuelto al momento de escribir estas líneas, debe impulsarnos a asumir con absoluta claridad el reto planteado. Cómo ha sido posible que compatriotas, trabajadores del Poder Judicial, hayan cometido semejante desatino, que hoy tiene en jaque a nuestra institucionalidad, apenas tres años después de que celebráramos los cien años de vivencia democrática. Qué elementos estuvieron presentes en la mente de estos hombres y su entorno, como para que se trastocara su juicio y así se urdiera un plan extorsivo, para enriquecerse a costa de lo más sagrado que tiene un país, el respeto a la vida y el respeto a un sistema que es la clave misma de su fortaleza democrática, en este caos al Poder Judicial, encargado de impartir justicia y de resolver civilizadamente (pay cíficamente) los conflictos de esta sociedad. será más bien que estos costarricenses perdieron ese respeto, sea por experiencias personales de desencanto (al estar ellos mismos al interior del Poder Judicial, pueden conocer mejor que muchos, sus defectos) o por un sistema educativo que no supe Finalmente inculcarles los valores patrios esenciales, o son los mensajes de violencia transmiti.
dos a través de los medios de comunicación los responsa mios de maestros, los sectores sindicales y los juveniles, bles en parte de esta actitud, o es pura sinvergüenzada. o ONGS y demás organizaciones intermedias vivas.
debemos más bien encontrar la explicación en la actitud lla El sentimiento tradicional del costarricense, de saberse mada a la Tica. mal interpretada como sinónimo de debi. protegido por Tatica Dios y la Virgen de Los Angeles, no es lidad, tal y como Julio Rodríguez atinadamente lo analiza ya suficiente, ni tampoco nuestro tradicional recurso de en su columna En vela. de La Nación de este miércoles 28 dejar que los nublados del día se aclaren.
de abril, y en el editorial de La República donde, su director Hay que observar lo que está pasando en otros países Humberto Arce analiza el hecho con mucho tino, o será más donde la violencia y la injusticia es el termómetro con que bien el aparente mal ejemplo ofrecido por los anteriores se se mide su historia.
cuestros, donde los delincuentes se enriquecieron, sin te Tenemos que recordar que nuestro actual sistema demo mor al castigo, en virtud de proteger legitimamente la vida crático ha sido posible gracias al sacrificio de muchos, quiede los secuestrados? Quizás las respuestas a todas estas in nes inclusive ofrendaron su vida por lograr ese ideal. Costa terrogantes nos den una mejor explicación.
Rica y sus ciudadanos tenemos hoy en nuestras manos la En todo caso, hay muchas preguntas sin respuesta que capacidad de perfeccionarnos sin recurrir a la violencia pelos costarricenses, en un esfuerzo sin precedente y con cla ro, si no actuamos a tiempo, la respuesta violenta siempre ra vocación de unidad nacional, debemos enfrentar. El he existe y puede de aplicarse por falta de acción, omisión o cho lo exige de inmediato, por encima de banderías politi compromiso ciudadano tirar por tierra lo construido con cas electorales.
dolor y esperanza por las generaciones que nos precedieron.
Llegó el momento de aceptar que la paz y la democracia Hay cosas que están mal, se impone un diálogo nacionalcostarricenses deben reforzarse, que este hermoso pueblo inmediato, sin egoísmos, con el objetivo de adoptar un nue.
debe aceptar que las instituciones son perfectibles, que este vo modelo de seguridad democrática colectiva que garanticomprometerse de lleno es un esfuerzo y un trabajo conti ce, a través de la educación para la paz, un sustento firme nuos, que estos nuestros valores hay que defenderlos y re para el crecimiento material y espiritual de un pueblo dig.
forzarlos todos los días, con ladrillos sólidos, que garanticen no, que como el nuestro, merece su bienestar y continuar nuestro propio futuro enmarcado en el pleno respeto a los siendo ejemplo para el mundo. Solo el hecho de mantenerderechos humanos, en la opción por solución pacífica de nos dentro del marco de perfeccionamiento de nuestro monuestros conflictos, en un nuevo impulso a nuestra educa delo de convivencia pacífica, sin la existencia de fuerzas mición, a nuestros medios de comunicación y a nuestros litares, es fundamental para nosotros mismos y para el resmaestros.
to del planeta.
La sociedad, en pleno, debe acelerar sus compromisos y Nada hace pensar, a partir de una aproximación científi.
acciones para reforzar una verdadera cultura de paz basada ca, que la violencia no puede ser superada por medio de la en la justicia, la solidaridad y la real igualdad entre todos, y convivencia pacífica y solidaria; pero no por este convencicomprender que mientras esto no se obtenga, peligra nues miento debemos dejar de actuar o no tener sentido de previtro derecho de vivir en una sociedad donde el respeto al de sión y de responsabilidad, haciendo uso, incluso, de instrurecho ajeno sea la garantía de la paz (Benito Juárez. mentos legítimos de violencia cuando las circunstancias asi Urge un alto en el camino. Es necesario plantearse la ne lo ameriten, poniendo en práctica el derecho social a la legi.
cesidad de elaborar un modelo de seguridad democrática tima defensa.
que abarque todos los elementos constitutivos de nuestra Ojalá esta invitación tenga eco y, mientras tanto, apoyo realidad, discusión que debe iniciarse de inmediato en to al Gobierno en su actuar y solidaridad y mucho ánimo a dos los niveles: en la Asamblea Legislativa, el Poder Ejecu nuestros ros amigos que pasan esta, amarga peneriencia ea des tivo. el Judicial, el interior de los partidos políticos, los, Osnos greavsalones de la Corte Plena. Que Dios nos ayude a todos Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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