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La República Jueves 14 de Mayo de 1993 Gentes y Paisajes 19 Cosas del terruño ¡Adiós, veranera! e más de cien años, la veranera del Parque Central sirvió de refugio a campesinos y citadinos, en una amalgama de tipos impresionante. Desde el campesino que venía a hacer una vuelta. hasta los drogadictos, que hicieron nido entre el ramaje, y cuando éste se cortó, los trabajadores encontraron desde tarros de cemento hasta preservativos.
La plaza principal Veamos seguidamente un poco de historia del sitio donde una mano generosa sembró la enredadera cuyo tronco es igual al de un árbol adulto. Hace muchos años nuestro Parque Central era un terreno limpio, llamado Plaza Principal, en la cual se efectuaban los días de mercado. Allí se congregaban marchantes y compradores de los productos más dísimiles, desde los de la tierra propia hasta los que venían allende los mares. Magón, o sea don Manuel González Zeledón, nuestro gran escritor, señala en un magistral cuadro de costumbres las características de este sitio a finales del siglo anterior.
Oce Ya en 1837.
La veranera que durante tantos años le dio su sombra generosa a millares de costarricenses, pasó a la historia.
Ya en 1837 estaba esa Plaza Principal al servicio de los josefinos. fue precisamente en donde creció la famosa veranera el lugar en el cual don Francisco Villaseñor, un militar que años más tarde tendría papel protagónico en nuestra historia, instaló el primer teatro que se recuerda en nuestra historia. En unos ranchones el salvadoreño presentó varias funciones con autos sacramentales. Era algo muy primitivo y se dice que cada espectador debía llevar su propia silla si quería ver la función con alguna comodidad. Precisamente 50 metros al sur, en la esquina del hoy Parque Central, tanto Villaseñor como Francisco Morazán fueron fusilados en setiembre de 1842. sea que el destino llevó a Villaseñor a escenificar el último acto de su vida en las inmediaciones de lo que fue su teatro.
La gama de la veranera Transformado en el famoso parque, que originalmente tenía una hermosa baranda de hierro, el Central fue sitio obligado de descanso para una gama variadísima de personalidades. Desde los amantes que allí esperaban la concreción de una cita, hasta los viejecitos ya retirados, de los cuales dijo en una ocasión La Piapia que habían formado un club, cuyo nombre se debía a una paloma que cayó muerta precisamente en medio de los señores de edad avanzada. Desde hace unos años los predicadores no dejaban de anunciar el fin del mundo en diferentes sitios del parque, especialmente debajo de la famosa enredadera, cuya tupizón era tal que llovía pero quienes estaban debajo no se mojaban. ya lo señalamos al comienzo: había dentro de esas intrincadas ramas un nido hecho por individuos que sin duda inhalaban cemento y hacían otras cosas, amén de dormir.
was ទ SIBLIOTECA ACIONAL Otro rostro En ese afán encomiable de darle otro rostro a la ciu Quiosco del Parque Central, antigua Plaza Principal. Se dice que este quiosco fue obsequiado por un godad de San José, la Municipalidad y el Ministerio de Cul bernante nicaragüense tura han hecho trabajos admirables en los parques Morazán, La Soledad y La Merced o Braulio Carrillo (por quiosco no se va a tocar, pero sí el sótano del mismo, hecho de ser refugio de actividades no santas justifican cierto, qué estatua más raquítica colocaron en este par donde funcionaba la biblioteca Carmen Lyra. Hace muque como homenaje a don Braulio. Ahora le ha tocado chos años este lugar era sede de un centro nocturno lla Valgan estas líneas, simplemente, como una especie al Parque Central, cuyo quiosco se afirma que fue obse mado Casino Central. Pues bien, como parte de la remo de obituario a la benemérita mata que durante tantos quiado por el General Anastasio Somoza padre, dictador delación le tocó el turno a la veranera famosa, pero vién años protegió del sol y de la lluvia a quienes quisieron de Nicaragua (al menos los planos. Entendemos que el dolo bien, el tronco ya estaba medio seco y además el acogerse bajo su generosa sombra.
su corta.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

    Carmen Lyra
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