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4C LA REPUBLICA Domingo 27 de Junio de 1993 Domingo Secretos en las montañas de Ocote Acudir a un país la contrarrevolución nica, un asunextranjero para ños.
episodios de una mal, quién es. volvió a inquirir la ban y cuál era su ideario, para lo que el guerra figura siempre vestimenta, el rostro languido, la ELBERTH DURAN imposible de la ofensiva final. y en las rias y alumbrar las chozas de los indios.
La República antiguas tierras mineras de Honduras Los antiguos aztecas y sus descendienalgunos frentes de lucha subversiva im tes lo llaman ocotl, es decir, tea, y al ver1 responder, la muchacha dudó al prin primían presión a una larga sucesión de lo de veras que pocos nombres parecen cipio. Luego dijo que su madre saldría a regímenes militares. En Nicaragua da estar tan bien puestos.
atender a los forasteros. Eran dos jóve ba inicio el experimento revolucionario En las chozas de las montañas el ocones indígenas y un cronista, quien a esas y en Guatemala los gendarmes seguían te ilumina las noches, perfuma las estanalturas de la jornada, deseaba desplo ejerciendo el poder, nunca entregado, so cias y figura una varita mágica de color marse y despertar de la pesadilla en que bre la sociedad civil. Más al sur, en Cos blanquecino. Sus astillas, una vez puesse había convertido su aventura. ta Rica, se veía crecer un cerco amena tas en contacto con el fuego, permanecen La madre asomó por la puerta secán zante de insolencias políticas y militares encendidas alimentando la flama con la dose las manos con las enaguas, y detrás que la empujaban a un aislacionismo savia rojiza e incendiaria que fluye de de sí, atisbando por encima de los hom inevitable.
su interior.
bros, se quedó la muchacha siguiendo el Esas eran las noticias de todos los Bosques gigantescos de esos árboles diálogo con ojos de sorpresa.
días cuando el cronista atormentado de cubren el territorio hondureño y ciertos. De dónde vienen ustedes. pregun esta historia llegó a Tegucigalpa. El vue sectores fronterizos con Nicaragua, dontó la mujer con amabilidad.
lo había llegado a brincos y a saltos en de inclusive, una ciudad próxima a la De lejos, del otro lado de aquellos ce tre las cumbres de los cerros y las gar guardarraya se llama Ocotal.
rros, respondió el mayor de los indios. gantas abiertas de los cañones que ro El cronista percibió el aroma de un Luego explicó algo así como que dean el pequeño valle donde se asienta incienso desconocido. El interior de la escapaban del servicio militar obli la ciudad.
casa de los Ahita era un cuarto redondo gatorio porque la captura de jóve Las informaciones sobre la instala con artesonado y techo de tejas. En las nes se había puesto peor con lo de ción en el sur hondureño de una podero paredes de barro colgaban retratos de sa fuerza militar antisandinista movía gentes desconocidas, y sobre la puerta to que no entendían pero que ame el interés de la prensa internacional. Se principal una velita amarillenta daba a nazaba con arrasar sus cultivos de decía entonces que serían capaces de de la Santísima Trinidad una solemnidad maíz, a cuyo cuidado habían queda rribar a los sandinistas del poder. misteriosa.
do la madre, una hermana y dos niy El motivo del viaje desde San José era Aquí estará cómodo, joven. Más tarrelatar los penetrar las filas de aquella guerrilla y de llegará mi marido. El podrá ayudar ¿Y este muchacho que se ve tan divulgar por la televisión cómo opera. lo a salir hasta la carretera. Mercedes tenía una voz tan dulce como la de su himujer, aproximándose al chele cronista llevaba, como única llave de ac ja Alina, de unos 16 años, quien se atreindígenas. ceso al baúl de esos secretos, un núme vió a preguntar. De dónde viene usted?
ro telefónico escrito en el papel alumi. De Costa Rica respondió el extraño.
piel pálida y la mirada distraída del nio de una caja de cigarrillos. El viaje en el itinerario de un foráneo revelaban el deplorable esElla tenía una curiosidad natural por dio inicio varios días después. Además saber secretos sobre la vida de gentes tado en que se encontraba, extenua del chofer y los reporteros, en el vehícu que vivían más allá de la última sierra, lo se instalaron dos hombres: el coman porque nunca había salido ni siquiera a Hemos caminado casi todo el dante Enrique Bermúdez, mejor conoci la ciudad de Danlí, a unos 30 kilómetros.
pero do como Comandante 80, y un lugarte. Tampoco mis hermanas han viajado tanto. Siempre hemos vivido aquí y se indígena.
sultó ser guardarle las espaldas al jefe de guramente también moriremos en estas acabe frustrado de La mujer comprendió y les ofre la recién nacida contrarrevolución ni montañas.
ció acercarse al alero del corredor caragüense.
Después llegó Mercedes y los tres hadonde jugaba un gato cachorro con Seis horas después, en un pueblo blaron de la crianza de los cerdos, del un trozo de tela. Enseguida ordenó adonde llegó el misterioso jeep con los frío que empezaría en octubre, de la tiea la muchacha ofrecer un refresco cinco pasajeros, gritos de dolor llenaron rra tan quebrada de la región, de las flolas callejuelas y quebraron en pedazos la res del ocote y su mágica capacidad de Nunca llega gente por aqui co oscuridad.
iluminar como una vela. Más tarde se Dos camiones del ejército hondureño unirían a la charla don Jesús Ahita y las de una banca. Poco después los cam se aparcaron en la plaza central y de su tres hijas menores. De todo charlaron pesinos desaparecieron entre unos interior saltó a correr una jauría de sol durante tres días, hasta de la guerra que dados. través de las ventanillas del quería subirse por los cerros hasta la fundamente dormido en la horizon jeep se les veía irrumpir sin miramien choza; de los parientes, de sus ancestros tos en las casas de los campesinos; pa. indígenas y de cómo podían vivir sin cuidado de doña Mercedes Ahita y teaban las puertas y rompían a culata más anhelo que cosechar la milpa, criar zos las ventanas, mientras las mujeres, las gallinas y empezar a trabajar con los Acudir a un país extranjero pa aterrorizadas, salpicaban de llanto el guiños del alba.
ra relatar los episodios de una gue suelo polvoriento de las calles.
Al filo de la medianoche, en un recoresultados de sus rra figura siempre en el itinerario Al poco rato, los lamentos se fueron do, un hombre armado saltó frente al de un cronista, aunque muchas ve acallando ante la impotencia. venci jeep. Dio la voz de alto, y a una señal, ces acabe frustrado de tales aventu dos, los hombres más jóvenes del pueblo otros seis se apostaron alrededor del ve ras; unas veces porque el infortunio aparecieron atados bajo la férrea mano hículo. Con linternas iluminaron los lo atormenta, otras porque la mala de los soldados. La operación ratonera rostros de los ocupantes.
pata minimiza los resultados de sus había empezado. En otras palabras, la. Es el Comandante, abran paso! griatrevimientos.
cacería de muchachos para obligarlos a tó el jefe de la patrulla. Un kilómetro ade Centroamérica era, cuando ocu prestar el servicio militar.
lante otro vigilante abrió el portón de acrrió esta historia, un polvorín con Ocote es el nombre de un pino resino ceso a la finca La Nevada, el emporio de diversas mechas encendidas. En El so, cuya madera, hecha rajas, sirve pa los guerrilleros.
Salvador la guerrilla cantaba el sueño ra encender los hornos, hacer lumina. la mañana siguiente el bullicio de sup lo tedbe fil2 CISTS is obrezo! 601133 sbsite 946 0223 BUSIO 1909 noo is obsao 13 odun deer as 3099cronista, aunque do y enfermo.
muchas veces puede dar un paso más recalcó el niente suyo cuya misión verdadera retales aventuras; unas veces porque el a los visitantes.
infortunio lo mentó la mujer sacudiendo el polvo atormenta, otras arbustos dejando al extranjero proporque la mala pata tal hospitalidad de un camastro y al minimiza los la mayor de sus hijas.
atrevimientos.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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