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abil.
Viernes 30 de Julio de 1993 LA REPUBLICA 19.
Opinión El conflicto de las civilizaciones BIBLIOTECA MACERAL ARTURO USLAR PIETRI CHISPORROTEOS TON ALBERTO CANAS Uno de los libros más atractivos que han aparecido últimamente, es RELATOS DE MUJERES, antologia convocada por Linda Berrón, que es la primera producción de la Editorial Mujeres, cuyo nombre basta para revelar su intención. Por eso es propicio que comience con una antología de la narrativa femenina costarricense de nuestros días.
unay Disuelta la Unión Soviética, extinguida la Guerra Fría, terminada sin posibilidad de pronta resurrección toda forma de enfrentamiento mundial bipolar, el mundo pareciera haber entrado en un tiempo de desajuste, reacomodo y reva.
luación en el que no es fácil distinguir las que pudieran ser las líneas dominantes de los enfrentamientos de la fu.
tura política internacional.
Lo que parece percibirse cada día con más claridad es que el mundo está entrando aceleradamente en una nueva fase, en la cual la fuente fundamental de conflicto no será ya la ideologia, ni la económica. La gran división entre los hombres y la causa princiy pal de controversia va a ser de carácter cultural. Los más graves conflictos de la política mundial en el futuro inmediato están ocurriendo y van a ocurrir cada día más no entre naciones estados, sino entre civilizaciones. Es el choque entre ellas lo que va a dominar el escenario global, lo que, reducido a su fórmula más simple, es la evidente y creciente separación entre lo que hemos llamado Occidente y todo el resto de los países. West and the rest. Así lo anunció con mucha fantarria un artículo del Profesor de Gobierno de la Universidad de Harvard, Samuel Huntington, publicado en el número de verano de la muy prestigiosa revista Foreing Affairst el que a su vez ha sido reproducido en forma resumida por The New York Ti.
mes. Tiene todos los visos de un anuncio solemne y comprometedor.
En muchas formas del profesor Huntington regresa a la concepción de la historia como el campo en el que aparecen, florecen, luchan y decaen las civilizaciones, que fue el tema del famoso libro de Oswald Spengler, publicado al final de la Primera Guerra Mundial, La Decadencia de Occidente.
En efecto, Huntington considera que el hecho más importante del mundo actual no es la emergencia de grandes potencias rivales, ni las divisiones entre Primer, Segundo y Tercer Mundo que, en muchas formas, ya carece de sentido con el fin de la Guerra Fría.
Para él, en el mundo actual pueden distinguirse siete u ocho mayores civilizaciones o culturas. Estas seriant, en primer lugar, la occidental, con sus dos variantes europea y norteamericana y, luego, en grados diferentes de debilidad, el Islam, la civilización confuciana, la japonesa, la hin.
dú, la eslava ortodoxa, la latinoamericana y alguna posible civilización africana. Los motivos de diferencia y fricción son muchos y van desde la diferencia de historia, lengua, cultura, tradición y, sobre todo, religión, hasta los nuevos o viejos mitos resucitados que constituyen la base de la identidad propia de muchos pueblos.
Entre todos ellos, sin duda la religión es la que se ha afirmado de manera más notable y poderosa, revestida en muchos casos de los aspectos agresivos del fundamentalismo, como es particularmente el uusuw caso con el Islam. Es observable el múlti.
ple fenómeno de lo que pudiera llamarse el crecimiento de la conciencia de pertenecer a una religión, caracterizado por una especie de movimiento general de regreso a las raíces, frente al predominio de Occidente. Pareciera ser que el jefe central de la política mundial podría ser en el futuro inmediato el de Occidente, en sus definiciones esenciales, frente a las civilizaciones no occidentales que luchan por los mismos beneficios materiales, pero que lo hacen en nombre de valores nooccidentales.
Huntington establece que las características culturales y sus diferencias son más permanentes y mucho menos modificables que las políticas económicas, y que pareciera inevitable que el desarrollo regional económico va a reforzar la conLa Republica Jorge ma ciencia propia de cada civilización, lo que significaría, en muchos casos, que el regionalismo económico podrá tener éxito solamente cuando vaya unido a una base de civilización propia.
Todo esto representa un cambio de visión y de perspectiva radical sobre la política mundial y los conflictos previsibles del presente y del futuro, que no pueden ni deben ser desdeñados por ningún país y que deben tener por los me.
nos el mismo valor de referencia que pudo tener ayer la posición con respecto a la Guerra Fría.
Es todo hay que decirlo un libro desigual: junto a relatos de evidente maestría, figuran en él tanteos que no prometen nada para el futuro. La lectura total del libro deja la convicción de que las mujeres están ocupando un lugar importantísimo en nuestra nueva narrativa, aunque no pueda decirse que la dominen como están dominando la poesía BASURERO Cierto es que en este tomo faltan, lamentablemente, tres firmas que a este columnista le habrían parecido imprescindibles: Ana Istarú, Emilia Macaya y Anacristina Rossi, pero las que están son suficientes para darnos un panorama general.
Este panorama general acusa una tendencia visible hacia lo grotesco, lo monstruoso y lo onírico, como una especie de resolución o sublimación de problemas originados en la sujeción a que la mujer se ha visto sometida durante siglos y de la que en éste que termina ha comenzado a liberarse con decisión y fuerza.
También acusa la antología una preocupación hacia afuera, de indole social; es decir, por los problemas externos de la vida femenina.
Riesgos nucleares de la desintegración soviética POR ADOLFO CHACON través de la historia se han derrumbado numerosos imperios, pero nunca había ocurrido que se desmembrara uno que poseyera 30. 000 armas nucleares. La mayor parte del arsenal compuesto por estas armas estratégicas de alcance intercontinental se hallan distribuidas en cuatro de las antiguas repúblicas que formaban el imperio social burocrático: Rusia, Ucrania, Bielorrusia y Kasajstán. Sin embargo, son las armas nucleares de tipo táctico las que plantean las mayores preocupaciones, ya que se encuentran dispersas en muchas más repúblicas de Hay dos aspectos que deben considerarse al analizar las consecuencias militares de la desintegración soviética. Una se refiere al número de naciones independientes con armadesprenderse de la antigua URSS, mientras la otra tiene que ver con las condiciones políticas y sociales en que se encuentran la mayoría de Un incremento de la secesión de estados miembros de la antigua Unión Soviética, con armamento nuclear, plantea el mismo tipo de cuestiones que el surgido con el aumento de nuevas naciones que logran poseer este tipo de armas.
Como la mayor parte de los cuadros experimentados y equipos de control se localizan en Rusia, hay motivos de sobra para preocuparse por las capacidades de vigilancia que puedan ejercer las otras naciones. Si se produjeran tensiones u hostilidades entre esos estados, como ocurre actual.
mente, de inmediato se plantearía la dificultad de la pree.
minencia de las compras de equipo y armamento. Lo mis.
la extinta unión.
En términos generales, la lectura del libro deja la impresión de que a las escritoras costarricenses les preocupa el manejo del idioma, se esmeran por lograr un acertado empleo literario de las palabras. con más seriedad de la que puede uno notar entre las periodistas. Pero también puede notarse una similitud no deseable en los puntos de vista, técnicas y estructuras, cuya razón la encuentra uno, consultando el indice biográfico que figura al final del libro, en los talleres. No hay manera de evitar que quie.
nes concurren a un taller literario terminen por imitar el enfoque de la persona que dirige el taller, o escribiendo como ella, o bien influyendo unos sobre otros de manera que se corre el riesgo de que el producto salga homogeneizado. En algunos casos, no hace falta una percepción muy zahorí para adivi.
nar que esta escritora viene de tal taller.
No es ninguna sorpresa para este lector la estupenda madurez de los relatos de Linda Berrón, ni la seguridad creciente con que escribe Dorelia Barahona (aunque al cuento El Esclavo sin Dueño de la primera se le podrían cortar unas cuantas páginas, y me resulta baladí el tema de Carro Grande, Hombre Grande de la segunda. Pero hay que señalar la ternura no exenta de humor con que se presenta en este libro Tatiana Lobo, la verdadera joya con que concurre Ishtar Yasin, el interesantísimo y personal estilo que viene desarrollando Vilma Loria, y la magnífica calidad lite raria y temática de Cuentos para una Princesa de Saray Amador, uno de los más notables relatos costarricenses de los últimos años.
El balance es, pues positivo. La edición, formato, diseño y sobre todo y por todo las ilustraciones de Fernando Castro, impecables.
mo podría decirse en el caso de la adhesión de los nuevos estados a los tratados o acuerdos internacionales de desarme o de no proliferación nuclear, así como también de la pertinencia de sus controles de exportación. Aunque se podría alegar la posibilidad de que surgiera una estrategia de disuasión nuclear estable entre varios países de Europa Central, es obvio que existen considerables riesgos en un periodo que, como el actual, plantea problemas serios de conflicto social e inestabilidad política.
e Otra complicación muy seria se suscita cuando se consi.
deran las condiciones políticas y sociales en que se encuentra toda la desaparecida Unión Soviética. Los órganos de mando y control tienen componentes técnicos, pero en última instancia constituyen sistemas sociales que se hallan inmersos en un contexto más amplio de relaciones humanas. Si se desintegrara la sociedad rusa, sería imposible mantener intactos los sistemas de control nuclear que todavía con dificultades existen en la actualidad.
Visto desde estas perspectivas, el problema nuclear soviético es el de más urgente solución, ya que posee una dimensión de la que apenas comenzamos a adquirir conciencia. Por eso las potencias deben reaccionar con mucha rapidez no solo para darle a esas repúblicas la asistencia financiera que requieren desesperadamente y así evitar conflictos de impredecibles consecuencias, sino para lograr la re.
localización de todos los sistemas de armamentos nucleares ahora dispersos en un depósito central vigilado internacionalmente dentro del territorio de Rusia. Al mismo tiempo, Estados Unidos y los otros miembros del Grupo 7 deberían condicionar la asistencia a Ucrania, Bielorrusia y la Kazajstán a una pronta adhesión al NPT y a otros acuerdos de desarme mundial.
mento nuclear que pu esas repúblicas.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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