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teel ab oidutoo 9b 8S 29v9WL. ADM80431 AJ VACS Jueves 28 de Octubre de 1993 LA REPUBLICA 23A Opinión ¿Vale la pena el esfuerzo del diabético?
CHISPORROTEOS DR. ERIC MORA MORALES ALBERTO CANAS Muchos liberacionistas y en general gente de oposición, se han quejado del derroche de millones que ha hecho el Gobierno en ha cerse propaganda, dicen, o en hacérsela subliminal al candidato oficial.
En realidad, duele ver al Gobierno, a cualquier gobierno, botar la plata en esa forma.
Recientemente me preguntó un diabético si vale la pena tanto esfuerzo en su tratamiento. Se justifica, insistió, inyectarse insulina todos los días, sacrificarse con la comida, medirse el azúcar en la orina y en la sangre dos veces al día, consultar cada mes. Su voz y su mirada mostraban además ansiedad y cierto fastidio! Los médicos conocemos que esta actitud es natural, pues los pacientes con enfermedades crónicas como la diabetes, la artritis, la presión alta, el asma o la epilepsia, por ejemplo, llegan a aburrirse del tratamiento. no solo ellos, también los familiares. La respuesta a estas inquie tudes y el tratamiento correcto se ofrecen a todos los diabéticos en las Clínicas y Hospitales de la Caja Costarricense de Seguro Social, en programas de educación impartidos desde el año 1968. Además desde 1983 se les proporcionan las herramientas para el autocontrol, con el cual los pacientes se incorporan plenamente a su tratamiento.
La Medicina Privada les ofrece también la oportunidad de recibir educación sobre diabetes en la Clínica Biblica. En otro articulo explicaremos a los lectores lo que el Seguro está haciendo en la Educación al Diabético.
Hoy quiero contarles la respuesta ofre cida a nuestro paciente. Le explicamos que su pregunta y sus dudas son tan razonables que desde hace muchos años se han formulado, especialmente después de la introducción a la insulina en el año 1922. Para tener una respuesta cierta, en Estados Unidos, la Asociación Americana de Diabetes realizó una investigación clínica, científicamente diseñada, que se conoce por sus siglas en idioma inglés DCCT (Diabetes Control Clinical Trial) o Ensayo Clínico del Control de la Diabe tes. Sus resultados se dieron a conocer en el mes de junio, en la última reunión anual de dicha Asociación. Partiendo de la hipótesis de que el tratamiento intensivo, comparado con el convencional, retarda la aparición y progresión de las complicacio nes crónicas que enferman y dañan a los ojos, los riñones, el corazón, los nervios, la piel y los vasos sanguíneos o arterias, analizaron los resultados en 441 pacientes diabéticos tratados con insulina, en edades entre 13 y 39 años en 29 clínicas en Estados Unidos y Canadá.
y La hipótesis fue ampliamente confirmada. Con el tratamiento intensivo disminuyen importantemente las complicaciones diabéticas antes mencionadas. Se observó, por ejemplo, que la retinopatía o daño interno del ojo, donde se forma la visión, disminuyó entre un 37 y un 76. Esto significa simplemente que los diabéticos tratados intensivamente tendrán menos daño en los ojos, menos ceguera por enfermedad de la retina o cataratas. También disminuyeron las complicaciones en los riñones. Se encontró un descenso del 56 de la albúmina eliminada en la orina, lo que significa que disminuirá también el número de diabéticos que reque rirán diálisis peritoneal o sanguínea para limpiar al organismo de sustancias tóxicas y, muy importante, la necesidad final de trasplante renal.
Es fácil imaginar el efecto benéfico que sobre la calidad de vida tendrá la desaparición de estas dos complicaciones. Pero el beneficio no es solo esto, también disminuye la presión arterial que habitualmente está elevada en el 70 de los diabéticos con sus consecuencias en el corazón, como el infarto o en el cerebro como la parálisis de un brazo o pierna. Para tranquilidad de todos, este tipo de tratamiento no produjo la muerte a ningún paciente. Sin embargo, debe ser estrictamente vigilado, pues, en algunos pa.
cientes, se produce hipoglicemia o bajonazo de azúcar en la sangre. Se concluyó, en este estudio, que la terapia es intensiva con el objeto de lograr niveles de azúcar prácticamente normales, con el fin de disminuir las complicaciones mencionadas, debe ser empleada en la mayoría de los pacientes tratados con insulina. Ha sido acuerdo extender esta recomendación a los pacientes que no necesitan insulina y se tratan con dieta y pastillas. Pero hay algo fundamental que no debe dejar de mencionarse. Se requiere de un equipo de salud altamente preparado, excelente calidad de medicamentos y medios de diagnóstico. La Caja Costarricense de Seguro Social está trabajando intensamente en este sentido. La respuesta es que si valen la pena todos los esfuerzos del diabético, pues este estudio científico ha demostrado, sin lugar a dudas, el beneficio de un tratamiento estricto y controlado.
Porque no hay memoria de que ningún gobierno en la historia de Costa Rica haya logrado comprar indulgencias, o votos para su sucesor designado, haciendo propaganda o publicidad en torno a la obra que lleva realizada.
En estos días se ha recordado la emisión del Código de Trabajo. No recuerdo, en mi ya larga vida, una campaña de propaganda más intensa, más agresiva, más insultante de paso, que la que el gobierno de 1943 hizo en torno a ese Código y a las Garantías Sociales que se acababan de incorporar a la Constitución. Tampoco una obra de gobierno que fuera más susceptible de ser propagandizada.
La República Jorge Illa Sin embargo, de nada sirvió. El pueblo no se interesó en el candidato oficial, y votó por el candidato de oposición, y tuvieron gobierno y partido que recurrir al más escandaloso y descarado fraude electoral, y lograr con artimañas (y un poco de violencia y muertos)
lo que no consiguieron con la gran campaña de propaganda.
Pensar la integración centroamericana Siempre ha sido así. sigue siéndolo. La prueba de ello, es que en los últimos 45 años, habiéndose celebrado once elecciones presidenciales, sólo en dos ocasiones (1974 y 1986)
ha triunfado en ellas el partido de gobierno.
Las otras nueve veces ganó la oposición. muy a menudo el gobierno de turno ha gastado sus buenos fondos haciendo publicidad a su obra.
JUAN RAFAEL QUESADA CAMACHO Esa es la realidad costarricense de la propaganda gubernamental. es que el pueblo de Costa Rica es muy matrero, y sabe lo que quiere, y conoce el valor de sus opiniones y de su voto. Como decía aquel hombre sabio que fue Francisco Orlich, Costa Rica es el único país donde los políticos no engañan al pueblo; es el pueblo el que engaña a los políticos.
Recientemente ha empezado a discutirse, una vez más, la posibilidad de reconstruir la integración centroamericana. Al respecto, el Gobierno ha tenido una actitud ambigua; los comerciantes no han mostrado mucho entusiasmo, y más bien se inclinan a crear distritos financieros integrados (Bolsas de Valores. En contraste, los industriales costarricenses han manifestado una actitud más positiva frente a la probabilidad de reconstruir el Mercado Común Centroamericano, pues para ellos la posibilidad real de colocar sus productos en los otros países hermanos, no es de ninguna manera despreciable.
Nosotros consideramos que es necesaria, que es posible la integración centroamericana. Pero la integración centroamericana no debe ser únicamente de mercancías, ni de plazas financieras. Es posible una comunidad centroamericana que tenga un carácter integral, pero para que se dé este nuevo tipo de práctica comunitaria es necesario u obligatorio tomar conciencia de ciertas realidades. Tenemos una historia común, tene mos múltiples rasgos que nos hermanan. Aunque existan, no deben ocultarse las diferencias particulares. No podemos ignorar la realidad de que existe una unidad, y también la diversidad. Esto es producto de la historia, es una herencia de la historia de carácter estructural, que obviamente debe tomarse en cuenta a la hora de pensar en la creación de organismos comunitarios.
Una integración regional es posible en la medida en que las universidades, en particular, emprendan varias tareas. En primer lugar, nosotros no podemos construir un futuro si no tene mos poblaciones orgullosas de sus raíces, orgullosas de ser mestizas, orgullosas de ser indias, orgullosas de tener una parte de negro y para ello es fundamental conocer la historia, una histo ria desmitificada, una historia descolonizada.
Es necesario que los centroamericanos nos reconozcamos, porque lo cierto es que nos desconocemos físicamente. Por ejemplo, los costarricenses decimos que no hay país más bello que Costa Rica, sin haber ido nunca a Guatemala. Tenemos que empezar por conocernos para rescatar nuestra identidad, identidad que se sustenta en la paz, en el respeto de lo propio y de lo ajeno. No puede construirse ninguna identidad si no se le ubica espacialmente, si no se le concreta en un espacio fisico. En consecuencia, es imprescindible establecer proyectos centroamericanos que nos permitan conocernos por medio de textos escolares relevadores de esa diversidad geográfica y humana, de este mosaico llamado Centroamérica.
Una historia centroamericana libre de prejuicios de superioridad por parte de los costarricenses, con respecto a los centroamericanos, significa elaborar un conocimiento que logre borrar los complejos racistas que nos han caracterizado, en un momento determinado a todos, y que nos siguen caracterizando a los costarricenses. Si queremos pensar en una integración re gional; es decir, en aquella patria grande de la cual hablaba Sofonías Salvatierra en 1939, debemos tomar conciencia de que la historia nos ha legado una serie de problemas comunes, problemas que son el resultado de la condición de periferia con que ingresamos al Mercado Mundial.
Los centroamericanos no debemos vender nuestra inteligencia ni ceder nuestra capacidad a las transnacionales de la economía y de la cultura. Tenemos que romper con esa tradición!
Por el contrario, debemos tomar conciencia de esa herencia de la historia que se expresa en esa serie de problemas comunes que tenemos, para así desarrollar un rasgo instintivo de nuestra identidad cultural latinoamericana: la solidaridad bolivariana.
Creemos firmemente que, a pesar de todas las dificultades que aquejan a Centroamérica, todavía es posible, como lo hicie ron los próceres de la independencia, ver en estas tierras rayos de libertad.
De paso recuerdo una anécdota en torno a don Chico: Recorríamos juntos la provincia de Alajuela, a raíz de la sorpresiva derrota electoral sufrida por Liberación en febre.
ro de 1966. Don Chico se detuvo a saludar a una viejecita, antigua amiga suya y partida.
ria suya siempre, para que nos sirviera café.
En medio del humo del café, la viejecita comenzó a agradecerle al Presidente la gran obra que había realizado, la cañería de su distrito, los buenos ingresos de los cogedores de café, para terminar felicitándolo y diciendo frases como Esa era la clase de gobierno que yo estaba segura de que harías. cuando don Chico le mencionó el haber perdido las elecciones pese a todo lo que su amiga le reconocía, ésta le contestó: Pero Chico, si yo te quiero y admiro mucho y has hecho un gran gobierno, pero las elecciones son otra cosa; yo voté por Trejos.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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