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Viernes de Diciembre de 1993 LA REPUBLICA 23A Opinión De niños, juguetes y otras cosas CHISPORROTEOS EUGENIA IBARRA ALBERTO CANAS El primer debate entre candidatos a la Presidencia celebrado el martes, fue, como no podía menos de serlo, un acto aburrido y carente de interés. Principalmente, por la cantidad de gente que par ticipó.
Llegamos a otro fin de año. Nos preparamos para celebrarlo, por medio de varios ritos, bailes y festividades. Los cambios en la dirección del viento, el alejamiento de las lluvias y un descenso en la temperatura, contribuyen a remover fibras internas, las cuales recuerdan que la paz, el amor y la amistad debieran ser los nortes que guíen a la humanidad.
Los padres de familia corren a buscar a los almacenes las últimas novedades para sus hijos. Entre tantas invenciones que han llegado ahora al país, sorprende el ingenio de los creadores de algunos juguetes. veces pareciera tratarse más de cosas de magia que de juguetes para niños.
Ante esa lluvia de objetos animados e inanimados, vale la pena reflexionar acerca de la relación entre los juguetes y la felicidad de los niños, ya que hay quienes creen que esta está condicionada por el costo y la sofisticación del juguete. Para este fin, echamos mano a una situación observada en El Salvador, cerca del estero de Jaltepeque.
Un atardecer del mes de octubre se encontraba un pescador sacando carnada en el re ventadero de las olas. Más afuera, en la playa, lo esperaban sus dos hijos. El niño, de unos siete u ocho años, de espesas pestañas e inquieto mirar, sostenía un saco en el que guardaba la carnada que sacaba su padre. su lado, una niña morena, de enormes ojos cafés, de escasos cuatro o cinco años, jugaba con algo que la mantenía tremendamente entretenida.
Con enorme curiosidad descubrimos que ella había he cho un hueco en la arena, el cual se llenaba con el agua de las olas y se medio vaciaba cuando estas se retiraban. Había clavado dos troncos delgados en el hueco, y allí nadaban, bordeando los tronquitos y tratando de esconderse, dos pequeños pececillos que su padre le había dado, haciendo las delicias de la niña. El juego consistía, entre otras cosas, en luchar para que el agua de las olas que iba y venía, no fuera cómplice de que se escaparan los animalillos. Una vez que su padre terminaba la tarea, ella liberaba los pececillos.
Era una manera de jugar muy propia de la hija pequeña de un pescador en una zona Voo costera. Sus risas y su deleite claramente dejaban traslucir que aquella chica no necesitaba nada más para estar feliz. Su juego era infantil, natural, de los que permiten al niño desarrollarse como tal y construir un recuerdo hermoso de los años tiernos de su vida.
Esta rica experiencia nos hizo pensar en que, no obstante las sociedades, los pueblos y los estratos socio económicos de cada nación son distintos entre sí, la felicidad de los niños no depende del costo ni de la sofisticación de los juguetes. Para esa pequeña, la atención y La Repúblico) Jorge la el cariño de su padre y de su hermano, formaban el contexto que permitió que un sencillo juego infantil la deleitara tanto.
Sus ojos brillantes y su risa franca nos hicieron recordar la soledad que acompaña a muchos niños, aunque en sus dormitorios se desplieguen, como en un almacén, las últimas innovaciones. Mas, son juguetes que, ieden hablar y correr, pero no pueden amar.
Cualesquiera sean las consideraciones de orden democrático que presidieran su integración (en este país donde la democracia lo es todo. admitamos, por que es cierto, que a los costarricenses nos interesa mucho saber lo que piensan las personas que tienen probabilidades de llegar a la Presidencia de la República, y muy poco lo que pretendan los que no tienen absolutamente ninguna. Mucho menos, lo que piensan ciertos excéntricos que inscriben candidaturas para lograr un poco de lo que llaman robar cámara. o para que los tomen en cuenta. La lucha de Aron Vietuly Sune Biela Esos buenos señores y señoras, a lo que deberían tener derecho, pieno dere cho, es a eso que llaman espacios (que en buen castellano habrían de llamarse tiempos) en la televisión estatal, en el Canal 13, como ocurre en Inglaterra (siempre Inglaterra. con la BBC. Porque es natural que todo aspirante tenga derecho a exponer y a que se divulguen sus ideas. es de rigor democrático que las minorías tengan derechos. Pero en materia de debates, como en materia de cómputos electorales, es mejor que funcione la doctrina del subcociente.
ARTURO USLAR PIETRI Sobre todo, porque la participación multitudinaria ha desnaturalizado totalmente la naturaleza del acto, lo mismo que su propósito. El encuentro entre los dos posibles presidentes no puede ni de.
be degenerar en un catch as catch can.
Claro, el martes no se produjo tal cosa, pero pudo haberse producido un politico pintoresco de la escuela del célebre hubiese tenido asiento en el debate.
Hace diez años moría súbitamente en una calle de Paris Raymond Aron. Pocos hombres, en una laboriosa vida de tenaz combate y de búsqueda de la verdad, pueden acercarse a su inmensa estatura intelectual y moral, que no dejaba de provocar un curioso contraste con su menuda figu.
ra, sus ojos penetrantes y su fisonomía de gnomo de la fábula.
Le correspondió a Aron actuar y manifestarse en una de las horas más trágicas y contradictorias de la historia de Europa, la que va desde el surgimiento de los gobiernos totalitarios en Italia y Alemania hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial y el inicio de ese largo periodo, de tantas consecuencias negativas y tan proclive a las generalizaciones simplistas, que llamamos la Guerra Fría. En ese convulso proceso, todavía no bien estudiado y conocido, le tocó a Francia una situación particularmente conflictiva y difícil, como fue la de pasar en breves años de la debacle de 1940 hasta el surgimiento, como consecuencia de la victoria aliada, de la IV República. La inteligencia francesa, como buena parte de la europea, se había ido deslizando, en un repliegue de los grandes sistemas metafisicos, hacia muchas formas del existencialismo que, más que una filosofia, parecía a ratos una manera de filosofar a salvo de los riesgos de lo absurdo.
El hecho político fundamental de esa hora es el surgimiento de la Unión Soviética, en un rápido proceso, al papel de potencia política, económica y militar de primer rango, con los recursos reales o supuestos para enfrentar el inmenso poderío creciente de los Estados Unidos de América.
La incorporación de la Europa Oriental al Bloque Soviético provocó inmensas consecuencias políticas y estratégicas que tuvieron su reflejo inmediato en el mundo de las ideas. Al surgir la OTAN, como contrapeso estratégico a la nueva situación y como respuesta adecuada a un posible expansionismo soviético, se creó una dificil alternativa para los hombres de pensamiento. Desde los años 30, por circunstancias políticas propias y mundiales, el tema del enfrentamiento de las derechas y las izquierdas se había hecho particularmente agudo. Uno de los temas centrales de ese dilema vino a ser, fatalmente, el de la actitud frente a la Unión Soviética.
La intelectualidad europea, en su conjunto, había visto surgir, con un sentimiento de asombro y de admiración, aquel atrevido ensayo político que se proponía realizar en toda su amplitud la Revolución Mundial. Las repercusiones y las consecuen cias fueron inmensas. La polarización llegó a tal extremo que hubo momentos en que parecia que no había otra alternativa posible que la de ser comunista o fascista, a sabiendas o no.
Las realidades de la política de la Unión Soviética, sobre todo a partir de Stalin, pusieron bien pronto a la vista de manera inescapable las inmensas contradicciones de aquella reali dad tiránica con la utopía revolucionaria. Un grupo de brillantes pensadores, entre los cuales se destacaban, particularmente, en torno a la revista Les temps modernes. hombres de tan inmenso talento creador y de tan culta inteligencia como Jean Paul Sartre, parecieron lograr el dificil ensamblaje ideológico entre la libertad intrínseca del existencialismo y los rigores intelectuales y materiales de la dictadura soviética.
El hombre que con más decisión, con más eficacia, con más asombrosa y decidida voluntad luchó contra lo que creía el más trágico error de su tiempo fue, precisamente, Raymond Aron. Filósofo, sociólogo, historiador, abierto a todas las disciplinas científicas, emprendió con resolución que parecía muchas veces temeraria la lucha contra los errores y las desviaciones de esa situación intelectual. En innumerables artículos, libros, cursos universitarios, conferencias, llevó adelante, sin flaquear un momento, la lucha contra aquello que él consideraba el error fundamental de la inteligencia de su tiempo. Parecía una lucha desesperada pero finalmente resuelta en combate davídico, porque el gigante del error y de la manipulación política de las ideas iba a terminar por derrumbarse por sí solo.
La muerte fue injusta para Raymond Aron. Cuando desaparece parecía más sólida que nunca la posición intelectual y política de los escritores de izquierda, sin que nada permitiera anunciar el inminente proceso de desintegración que estaba por producirse. Si Raymond Aron hubiera vivido unos cuantos años más hubiera presenciado el insólito espectáculo que los hombres de hoy hemos visto: la desintegración de la Unión Soviética, la caída del Muro de Berlín, la crisis mortal de la ideologia comunista y la apertura del mundo hacia una nueva y búsqueda de los caminos de la libertad. Por esas mismas circunstancias hoy más que nunca es útil releer a Aron, resucitar su voz y su palabra, aunque solo sea para conocer mejor los riesgos y los errores que habían predominado hasta entonces y que hoy no parecen estar enteramente conjurados.
Pienso que los partidos minoritarios se fundan, se inscriben y participan, con el propósito de elegir diputados. Por esa razón, son más interesantes sus candida.
tos a diputados que sus candidatos a la presidencia, de suerte que un debate entre los aspirantes a diputados de los partidos minoritarios sí enriquecería consi.
derablemente la campaña.
La enriquecería mucho más que los que se han suscitado entre los candidatos a diputados de los partidos mayoritarios, porque éstos rara vez van a la Asamblea con programa propio salvo pequeños proyectos. pets que llaman en Estados Unidos o planes no exactamente legislativos sino de interés local realizables mediante partidas específicas, generalmente su compromiso es, como tiene que ser, con los programas de gobierno de orden general de sus respectivos partidos.
El principal atributo que debe tener un debate como cualquier otro acto te levisible es interesar al espectador. El del martes le despertaba a cualquiera el deseo de que fuera un cassette para aplicarle el fast forward.
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