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7C. Viernes 25 de marzo de 1994 EL SONSONETE DE LA ANATOMIA COMO IDEOLOGIA Para la mayoría de las mujeres lo bueno de una tarjeta de crédito que ayuda al Hospital Nacional de Niños es.
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ontra las mujeres se ha dado como una constante cultural, un fenómeno que el filósofo francés Marcel atribuyó a los nazis de haber empleado contra los judíos con el saldo de muerte que ya conocemos. Lo llamó técnicas de envilecimiento y lo definió como una acusación masiva lanzada contra el grupo al cual se pretende envilecer y degradar. El peligro de estas técnicas consiste en que al etiquetar a un grupo para reducirlo a la nada, se le pone en una situación de peligroso desvalimiento social, y se le convierte fácilmente en víctima de la persecución y el maltrato, Aunque, como se ha señalado, Marcel se refirió con este fenómeno, a los judíos como su principal víctima, en realidad, su víctima preferida son las mujeres. lo largo del discurso científico, filosófico, médico, religioso, antropológico y en cualquier otra expresión de nuestra cultura, la degradación de lo femenino aparece como un permanente latigazo del ser humano contra el ser humano.
Una de las formas predilectas de envilecer a las mujeres ha consistido en considerar patológica su biologia, en reducirlas a sus genitales, y en atribuirles a estos el dominio absoluto sobre el resto de su persona, de modo tal que se les ha convertido en un flagelo que llevan las mujeres en su misma anatomía. Durante la Edad Media se afirmaba que toda la mujer está en el útero. y a finales del siglo XIX, el famoso médico alemán Rudolf Virchow declaraba que la mujer es un par de ovarios con un ser humano agregado, mientras que el hombre es un ser humano provisto de un par de testículos. y para Charles Meigs, un destacado ginecólogo de Filadelfia, en 1870; era como si el Todopoderoso, al crear a la hembra, hubiera tomado la matriz y construido la mujer a su alrededor. En consecuencia, la mujer era, según su definición, una criatura moral, sexual, germífera, gestativa y parturienta. el presidente de la Sociedad Ginecológica Americana describía nuestros ciclos biológicos, en 1919, en la forma más tremebunda, como una barquilla expuesta a los peligros de un mar agitado: Más de una vida joven se estrella y malogra para siempre en y los rompientes de la pubertad; si los atraviesa incólume y no se hace pedazos en los acantilados del parto, todavía puede embarrancar en los insistentes bajíos de la menstruación y, finalmente, ya en el banco último de la menopausia, encuentran protección en las tranquilas aguas del puerto, fuera del alcance de las tormentas del sexo.
Todavía en un Tratado de Ginecología de Víctor Conill Montobio e hijo, usado como texto para estudiantes de medicina y publicado en Barcelona por quinta vez en 1967, se y afirma que el aparato genital de la mujer, una vez que ha llegado al fin de su destino (su destino es la procreación. se convierte en un órgano parásito. que interviene en el metabolismo de su portadora, en la que la vida ha perdido su trascendencia generativa y por ende su máximo valor.
En Europa, hasta el presente siglo se asoció a la matriz con la histeria, sobre todo en viudas y solteras, y se le describía como un órgano ambulatorio cargado de sangre y semilla y rancia. que podía subir hasta la garganta de las mujeres y asfixiarlas. También se le atribuyó una enfermedad imaginaria a la que llamaban clorosis o enfermedad verde, muy estudiada y comentada por los médicos y bastante parecida a la histeria. La clorosis produу cía epilepsia, asma, desaliento, flato, sagotamiento, convulsiones y menstruación dolorosa.
Pero las mujeres, bajo el efecto de su biología, podían resultar peligrosas no sólo para si mismas sino para los demás. Poniéndose a disparatar, lo mejor que ha encontrado el discurso misoginico han sido las consecuencias del llamado síndrome premenstrual. al que todavía hoy se le atribuyen, sin datos probatorios, las monstruosidades más aterradoras, Santiago Dexeus, en un Tratado de ginecologia editado en 1970, afirma que a causa de tal síndrome, en las mujeres jóvenes, existe una mayor predisposición a la delincuencia y alteraciones de la conducta. En las casadas se altera la paz familiar y aparecen trastornos en el área sexual y a veces una tendencia impulsiva a la violencia y al crimen. partir de 1900 empezó a surgir la amenaza del útero torcido. al cual le atribuían lumbalgias, disminorreas, dolores pélvicos, cefaleas, constipación, epigastralgias, astenia y polaquiuria (lo que sea que signifiquen. y hasta tendencia al suicidio. En 1958, Isaac Baker, presidente de la Sociedad Médica de Londres, encontró culpable al clítoris de la epilepsia, la histeria y los trastornos convulsivos en general, enfermedades que curaba extirpándoy lo. En buena lógica, reducir a las mujeres a sus órganos sexuales y extirparlos por cualquier quitame allá esas pajas, equivale simbólicamente a eliminarlas a ellas, con lo cual se puede apreciar el impacto de las técnicas de envilecimiento sobre el grupo envilecido, Aunque todo lo aquí citado parece pertenecer a un mundo de pesadilla y terror, aparece como ciencia en textos médicos y ginecológicos todavía bien entrado el siglo XX. Se trata de violencias más ocultas pero no menos peligrosas, de terrorismos más disimulados pero no menos destructivos, porque en ellos entra en juego para las mujeres no sólo la salud, el bienestar y la vida, sino la conciencia de nuestro propio valor como seres humanos, aunque haya dicho el gran Paracelso que somos semi humanas. El terrorismo simbólico a que se nos somete atenta contra nuestra seguridad física y emocional, pero es también, de rebote, un atentado contra la especie de que formamos parte. Para obtener su tarjeta y ayudar a esta noble causa llame al tel: 57 0522 BANEX Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
Este documento no posee notas.