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Según Diego Muñoz Camargo, historiador tlaxcalteca del siglo XVI, Cacaxtla fue construida por olmecas xicalancas, un grupo compuesto por tres etnias: nahuas, mixtecos y chocho popolocas.
Supuestamente estos grupos provenían de la zona de Xicalanco, donde actualmente se ubica Campeche.
Cacaxtla tuvo una larga ocupación y su máximo desarrollo se dio entre los años 650 900 cuando se mantuvieron relaciones comerciales con el valle de Tehuacán.
En el año 1000 se abandonó la zona por fuertes movimientos sociales, inestabilidad política y revoluciones en los sistemas existentes provocados por la caída del gran centro urbano de Teotihuacán y por la presencia de los chichimecas.
En la zona de Cacaxtla, los indígenas desarrollaron su pintura mural y la cerámica de una manera intensa y regular. Su conservación fue posible gracias a que los pobladores cubrieron los murales con paredes falsas de arena y arcilla que permitieron su preservación a través de los años.
Además, utilizaron la goma del nopal, un tipo de cactus muy común en México, como fijador de la pintura, lo que permitió mantener el color de la mejor manera. 1. 2003 T El descubrimiento En 1975 los arqueólogos Diana López y Daniel Molina iniciaron las exploraciones en el área Cacaxtla, ubicada en el norte del valle tlaxcalteca. El 13 de setiembre de ese año se encontró el primer mural.
El descubrimiento de Cacaxtla causó una gran controversia entre arqueólogos e historiadores ya que se encontraron piezas de cerámica similares a las utilizadas por los mayas, una civilización de la que, hasta ese momento, solamente se tenían referencias en el sur de México.
La pintura mural de Cacaxtla refleja un buen dominio del dibujo y la composición.
La figura humana, presente en la mayoría de los murales, prueba un gran conocimiento de la anatomía humana.
Las pinturas de colores rojos, verdes, amarillos y azules se elaboraban con materias primas vegetales, animales y minerales.
La figura de la mujer como sinónimo de la fertilidad, la guerra, las formas animales y diversos dioses dentro de los que destaca Tlaloc, el dios de la lluvia, y Ehey catl, dios del viento, son algunos de los temas que predominan en estas obras monumentales.
Quizás la obra más impresionante sea el Mural de la Batalla una pieza elaborada entre el año 650 y el 750 con dimensiones de 22 metros de largo por 20 de ancho.
Se ha relacionado esta obra con la pintura maya de la misma época, por su forma y su temática.
El Mural de la Batalla representa la lucha entre dos grupos.
Los vencidos, que asemejan aves con ricos plumajes y joyas de jade se encuentran heridos y mutilados.
Los vencedores, vestidos con pieles de jaguar, atacan a sus enemigos con cuchillos de obsidiana y lanzas. lo largo del recorrido por la zona arqueológica de Cacaxtla se pueden observar una serie de murales que se esconden entre las calzadas y la arquitectura de las habitaciones, protegidas por un enorme techo metálico.
En primer lugar se encuentra el edificio de las columnas, construido en una etapa anterior al resto de los monumentos.
Al avanzar se llega al palacio, la última etapa de ocupación del lugar. Este está constituido por una serie de habitaciones que se destinaron a diferentes usos.
Posteriormente, se llega al cuarto de la escalera, donde se encuentran restos de pintura mural que datan del año 600 Más adelante se llega al edificio y al Templo de Venus. denominado así porque en sus paredes aparece reiteradamente la figura del caracol cortado transversalmente, lo cual representa el ojo estelar relacionado con Venus.
En este mural aparece la figura de un sacerdote y de una sacerdotisa rodeados de estrellas, lo cual demuestra un conocimiento de la astrología En el Templo Rojo se erigen dos murales dedicados a la fertilidad de la tierra, al agua y a la muerte.
Este es uno de los pocos murales donde la figura humana no es lo más importante de la obra pictórica, pues predominan las formas animales y vegetales.
Una de las partes más sorprendentes de esta zona es conocida como celosía una especie de baranda que muestra un diseño arquitectónico con influencia árabe.
Más adelante se descubren otros murales que se encuentran en los diferentes aposentos, los cuales guardan celosamente esos conjuntos simbólicos testigos de la vida prehispánica.
Pieles de jaguar, animales acuáticos, garras, plantas exuberantes, objetos ceremoniales y una serie de signos representan mucho más de lo que se aprecia a simple vista.
Los murales prehispánicos de Cacaxtla se erigen como el mejor respaldo de una rica cultura que vivió su apogeo mucho antes de que los españoles llegaran a tierras americanas.
No se puede negar su existencia, su riqueza y su influencia sobre nuestros pueblos latinoamericanos, cuyos artistas contemporáneos llevan en sus venas un poco de la sangre de estos creadores indígenas.
Lorna Chacón La República δίρηση LA REPUBLICA. Domingo 23 de octubre de 1994 SECCION CULTURAL Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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