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16 LA REPUBLICA. Domingo 25 de enero de 1987 Cheng Chung Lake, Kaohsiung otras son peladas. quedan en paños menores, las hacen picadillo, las cocinan y se las comen. Dicen que es carne sabrosa. mi tendrían que matarme para hacerme probar un trozo y en fin, el turista de panza internacional se divierte, mientras que el que está acostumbrado, al gallo pinto se vomita.
No tenía ganas de hacer esto último y me alejé del espectáculo. Seguí mirando, hice algunas compras, recorri muchas calles que se entrecruzan, todas parecidas. No hay un metro libre, es un mercado desordenado, en sus alrededores pululan los prostíbulos baratos y algunas tiendas quieren salirse de lo tradicional, pero ahí nada es lujoso.
Sin embargo, el famoso e internacional mercado de las culebras tiene su atractivo. su embrujo, su encanto, su hechizo, que uno no se explica de dónde proviene, pero es mil veces verdad, que uno jura volver a visitarlo.
Regresé dos veces más y fui el que menos lo hizo. Mis compañeros latinoamericanos, hicieron del culebrero su punto más significante de reunión.
Cuarenta días después, tengo aún metido en mi olfato el fuerte y desagradable olor del lugar, pero daría mi vida entera por volver a estar allá.
El lago Cheng Ching on la ciudad de Kaohsiung, uno de los más bellos lugares de recreación turística, fue visitado por los periodistas latinoamericanos.
Postal desde China Pedazo de vida Aquel bello mercado de Taiwán IN a las Taiwán ese lugar ideal como punto de destino turístico, esa bella isla con forma abrupta de hoja de tabaco, rodeada por cinco mares, con su hermoso archipiélago TERCERA PARTEde Penghu y sus 64 islotes, con sus montañas que cubren las dos terceras partes de Luego de nuestra visita al Museo Na Los chinos, con sus familias, sus niños, la isla principal, y que miran hacia arriba, a Por Gaetano Pandolfo Rímolo cional del Palacio, algo que no podré olvidar se repletaban los estómagos sin importar la 12. 966 pies a su compañera más alta, la nunca en mi vida, donde se exhiben 649. 000 ubicación. Podía ser a la par de un basurero, Montaña de Jade, tiene también estos otros te pierdas la visita al piezas, algunas de ellas como un vaso pe contiguo a desechos, junto a gatos o perros, encantos. Mercado de las Culebras. queño de la dinastía Ming, valorado hace 10 encerrados estos en jaulas o simplemente Trozos del mercado de las culebras me reiteraban una y otra vez años en un millón de dólares, regresé al teniendo como vecinos más cercanos a las reflejados en sus Budas de mármol, mademis compañeros de redac Grand Hotel con el fin de escabullirme esa escalofriantes culebras.
ción Luis Cartín, José Luis Fuentes, Wilmer segunda noche al mentado mercado de las ra, jade y piedra que adornan hoy día la sala Notamos en los rostros de esos orien de mi hogar, me recordarán siempre que un Murillo y Danilo Arias, cuando se enteraron culebras.
tales, el ansia por el alimento, la satisfacción pedazo de mi vida quedó para siempre allá, que viajaría a la República de China en Por suerte, a mis colegas compañeros y el verdadero placer del comer, sin importar en aquel bello mercado de Taiwán.
Taiwán, siguiendo unas huellas que ya ellos de viaje, en sus respectivos países les las circunstancias. Daba la impresión, cada habían pisado.
habían pasado el mismo volao. y sin que vez que el palillo llegaba a la boca, que el quedé intrigado nos pusiéramos de acuerdo nos juntamos en chino pobre, harapiento, sin recursos, daba Vieras qué vacilon me decían.
el lobby todos con la misma ruta.
gracias a su Dios, a su pueblo y gobierno. Allflos chinitos amaestran Visita no oficial al mercado reptilero. por tener al menos la dicha de comer.
culebras y cobras, las amansan, luego las Tres taxis, todos con marías (ojo Yo no me explicaba cómo hacía esta degollan, las pelan y ahí mismo las cocinan o Constenla. 14 dólares taiwaneses (NT) el gente, para comer en esas condiciones, con se las comen, también se chupan la sangre, primer kilómetro, aproximadamente 30 una atmósfera cargada, donde el fuerte olor delante de los asombrados turistas me colones ticos y vámonos.
del aceite de soya provocaba náuseas, pues indicaban.
se le metía a uno hasta los propios huesos.
Claro que una cosa así, tan difícil de primera vista Estábamos en el mercado de las culedigerir para ciertos estómagos ligeros como bras. ambiente denso, cargado de olores el mío, supuse no se iba a publicar en las Nos dejaron cerca del mercado, y lo que fuertes, calles angostas, repletas de gente, guías turísticas de Taiwán, como tampoco en más me impresionó de primera entrada fue las ventas a ambos lados y ahi usted veía de Costa Rio llevaríamos a los gringos observar a tanto chino comiendo. Comían y todo.
mascachiclets y cámara al hombro, a la feria comían en todos los rincones y lugares.
y Minicalculadoras tiradas en el suelo a del agricultor o al mercado de mayoreo, Fue algo impresionante, ver a los chini dólar (60 pesos. medias en paquetes de luego de visitar el Teatro Nacional. Menos tos totalmente concentrados en su alimen seis, muy baratas, ropa de mujer horrorosa, pasándolos por los alrededores del cine tación, importándoles un comino la presen pantalones, jeans. zapatos muy bonitos y Líbano, donde están ellos y ellas y uno no cia de cientos de turistas, que al igual que regalados, tenis y keats de todo tipo muy sabe quién es quién.
nosotros recorríamos las calles del apretado baratas, miles de relojes, artesanía, adornos Pero bueno.
centro.
de vidrio, imitaciones, orfebrería, fantasía, ropa interior y comida, comida, comida y chinos comiendo y comiendo y comiendo, metro a metro, paso a paso.
De pronto el recorrido se interrumpe, se topa con una aglomeración y son los transeúntes observando el número de las culebras. Sabía que en lo personal, nada de gracia me iba a hacer y dispuse quedarme hasta y que la panza y la nariz aguantaran.
Fue muy poco.
Los reptiles están metidos en jaulas, con un palo largo, una varilla delgada, el maestro de ceremonias empieza a tocarlos, a punzarlos, a amansarlos. La culebra va cediendo, no pica. se hace dócil, el chino mete su mano, la saca de la jaula, hace con el animal lo que quiera delante del asombrado público, y lo que sigue es para todos los gustos según su estómago.
Algunas culebras son degolladas, y ahí Estatua gigante de Buda, flanqueada por 480 Imámismo los chinitos se tragan la sangre, genes diferentes. Imitaciones de estas se encuentran en el Mercado de las Culebras.
Las pagodas del Tibre y el Dragón, parada oficial en nuestra visita a Taiwán.
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