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LA REPUBLICA. Jueves de abril de 1987 25 EDITORA VILMA AGUILUZ Colaboradora: Marie Jean Oligger VANCOUVER ang MONTREAL NEW ORLEANS MAM MBUCO CITY BELICE SAN ANDRES PANAMA Belice: Tierra de selvas y costas vírgenes N la costa oriental de la Península de Yucatán y abrazado a México y Guatemala, se encuentra un país de frondosa selva tropical y de hermosas costas virgenes.
El territorio así ubicado y que hoy conocemos como Belice, fue hasta hace poco tiempo la Honduras británica.
Hoy día, a años de haberse convertido en república independiente, Belice es un país hermoso, que trata de atraer al turista.
Con sus 23 mil kilómetros de superficie, Belice es sitio privilegiado por la naturaleza, en cuyas costas se puede practicar ampliamente la pesca submarina y en dunde es posible, para los aventureros salir al campo y participar de intensos safaris fotográficos.
En Belice la selva guarda restos de antiguas ciudades mayas, que fueron abandonadas misteriosamente por sus habitantes, cerca del año 900. La visita a estos lugares suele ser inigualable para los amantes de las civilizaciones mesoamericanas.
Este hermosísimo territorio que hoy llamamos Belice fue parte del antiguo imperio maya y, posteriormente, tras la conquista de México, entró a formar parte de la corona española.
Belice, la vieja capital, conserva muchos de sus recuerdos de antaño en su arquitectura. Algunos edificios como la Catedral Anglicana (donde se coronó a los reyes de la costa de los mosquitos) y la Casa del Gobernador, se encuentran entre las inmensas joyas, testigos de ese pasado reciente.
Pero, sin duda, el mayor tesoro beliceño se encuentra en sus monumentos de la selva. Las ruinas de las antiguas ciudades mayas como Altún Ha, a unos 50 kilómetros de la ciudad de Belice, es uno de los lugares de más fácil acceso para el visitante.
Hacia el punto donde se encuentra la frontera con Guatemala, Xunantunich es un sitio interesante, donde existen imponentes ruinas mayas y se destaca un friso esculpido con motivos astronómicos. Hurgando más en el potencial de sus costas, Belice es tierra pródiga en bellezas. Actualmente, el arrecife coralino que protege el litoral beliceño del norte a sur, ya no es guarida de corsarios y aventureros, como en el pasado, sino que constituye uno de los atractivos turísticos más importantes del país.
Los cayos que jalonan la costa poseen gran riqueza ictiológica y han llegado a convertirse en centro favorito para los amantes del submarinismo.
Cayo Alberguis es una isla deliciosa, poblada de lujosos hoteles, que ha conservado sin embargo, la frescura del tiempo, en su hermoso pueblo de pescadores San Pedro. Otros cayos famosos son Saint George, Lauging y Mangrove, donde los amantes de la soledad pueden disfrutar de calma y tranquilidad absolutas.
En el capítulo de compras, Belice destaca su producción en maderas talladas, artículos de mimbre, conchas de tortuga y joyas de playa y coral, así como una gran cantidad de pequeños productos de artesanía local.
Si de cocina se trata, Belice no tiene una gran tradición pero en sus restaurantes se pueden disfrutar sabrosos platillos de corte internacional y alguna comida criolla, que pueden ser el complemento perfecto de una escapada por este joven y viejo país.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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