10 LA REPUBLICA. Domingo de febrero de 1988 EDITORIAL ENFOQUE DE REDACTORES Y ahora la solidaridad GREGORY los he yo CO ge tra fis pa ra ch os ro ur No es que dejaron de existir los proble Para estos resucitados, que sin esperar la mas: Hay miles. Tampoco ha pasado el peli ayuda de nadie han comenzado a levantar de gro: Está latente. Ni siquiera se puede hablar nuevo sus ranchos y limpiar sus tierras, pregode que al bajar las aguas, salir el sol y comen nando a los cuatro vientos su agradecimiento zar a secarse los lodazales, el mundo de do a Dios por haberles conservado la vida, la cenas de comarcas al norte del país, el Atlánti fuerza y el temple, urge asistencia. No podeco y la Baja Talamanca, ha vuelto a la normali mos considerar a los vecinos de Catarina, dad, porque jamás volverá a ser como era. La Daytonia, Chiroles, Bribri y Sixaola en un pladestrucción, la muerte, la ruína, la falta de ali no de segunda importancia. No podemos alementos, la agricultura perdida y los bienes de gar que la distancia geográfica a nuestro muy saparecidos, obligan ahora a miles de compa bien cobijado Valle Central, nos impide darles triotas, de seres humanos hermanos nuestros, la mano. Ellos, en su tragedia, nos están dana recomponer una vida nueva, a levantarse do un ejemplo de tenacidad, de voluntad y de de su profunda desgracia y comenzar a cami solidaridad que nos compromete en su ayunar, como lázaros resurrectos, hacia el futuro. da. Debemos acompañarlos en la reconstrucCon fe, con fuerza, con la frente en alto, pero ción de su mundo desolado. El Gobierno, las también necesitando la ayuda de todos.
instituciones, los ciudadanos de arriba o de abajo, todos juntos, en un solo haz de voluntaLa narración que hace, en nuestra edición des.
de ayer, Eliseo Quesada Campos es hermosa No es posible en una Costa Rica geográfiporque habla de victoria y de valor. Nos ense camente pequeña, bendecida por más feliciña el cuadro inédito de lo que pasó en las ti dad que desgracia, donde muchos, están sonieblas de la noche, cuando los ríos se des brados de lo que a otros falta, fallar en el mobordaron, las avalanchas de lodo revuelto ba mento en que miles de pobladores de Baja rrieron pueblos y caseríos, los ranchos campe Talamanca están hundidos en el lodo, horas sinos, levantados por las aguas furiosas, na enteras, sin comer, ni beber, tratando de envegaron a la deriva, y los hombres decidie contrar algo de lo que tenían y quedó sepultaron, a pecho descubierto, luchar contra los e do en los cenagales, para comenzar a levanlementos desatados para defender a sus mu tar un nuevo techo y una nueva esperanza.
jeres e hijos, sus viviendas, sus animales do Tenemos que ir a ellos y ampararlos con amésticos y su trozo de tierra, la destrucción mor cristiano, para fortalecer las propias leyes signada por el desastre. Es, además, una pe atávicas de supervivencia que los salvaron y queña crónica reconfortante por los cuadros ponerlos de nuevo en el camino de una vida moleculares que pinta de solidaridad huma digna, con nuestro personal compromiso solina, muchos de ellos alentados por ese espíri dario. Un relato como el que hemos leído, es tu indomable de riesgo y desprendimiento, suficiente para entender esta obligación. es que han hecho de la Cruz Roja Costarricense suficiente para entender, también que el cuauna institución especial, a la que vergonzosa dro de desastre que ahora surge en el Atlántimente mantenemos marginada, desfinancia co costarricense, puede surgir mañana a la da y sin apoyo.
par de nuestras propias casas.
so br qu ta te: ce ne li Gregory le quedan a lo sumo 30 días de vida si no se opera. La delicada operación tiene apenas un 10 de posibilidades de éxito. Esas eran, hasta el miércoles pasado, las dos sentencias médicas. Lo podemos operar en el Gainsville Hospital de Florida.
La operación cuesta 100. 000 dólares (siete millones de colones. Esa era la sentencia finanDanilo Arias Madrigal ciera.
Allá en Florida operaria el Dr. Graham Polk, de vasta experiencia en este tipo de cirugía.
Gregory tenía leucemia. sus 15 años, lucía como un niño, su peso bajaba día a día. Yo quiero que el Niño me traiga un Atari dijo en Navidad a sus padres, En diciembre pasado la opinión pública fue informada del caso de Gregory, hijo de un querido periodista nacional.
Pasó diciembre.
Pasó enero.
Llegó el miércoles de febrero 1988 y con este día la muerte de Gregory, allí al lado de sus padres y hermanos en una humilde casita de hatillo.
Ni hubo movimiento nacional pro Gregory.
Ni fue llevado a Florida en busca de la vida.
Pocos, poquísimos, los que ayudaron. millones de colones. Que suma tan grande decían.
Ni tanto. millones de colones se llevaron dos equipos alemanes de fútbol en su visita turística al país.
Mil veces millones de colones (7. 000 millones de colones)
se recetaron flamantes dueños de financieras que estafaron a humildes ahorrantes en los últimos meses en el país.
100 veces millones de colones (700 millones) gastaron los ticos en viajes al exterior en diciembre pasado.
10 veces millones (70 millones) botaron los ticos en borracheras y diversión en las fiestas cívicas de diciembre.
Millones y más millones, pero no hubo siete de ellos para el intento de salvar a Gregory.
Mientras la danza de millones aturdia el pais, Gregory se moria lentamente en su lecho.
Ni apareció el avión que lo llevaría a Florida, ni apareció el dinero. Gregory voló al cielo, con el Atari en sus manos.
Perdón, Gregory, perdón. Qué miserables somos!
ITlla re de te re ch qy to Ar sc po ALZAS AHI VA EL VIENTO CON EL TECHO DE ALGUIEN.
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