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LA REPUBLICA. Lunes de noviembre de 1988 11 OPNEN Fecundo Facundo Por Arturo Uslar Pietri propósito de cultura política Lic. Claudio Calderón Delgado E llega este año al centenario de la muerte de Sarmiento. Viejo, inconforme con el destino, lleno de amargura y esperanzas, cargado de historia y de sueños generosos, leyenda viva, se escondió como la fiera herida para morir en su cueva, casi octogenario, en el Paraguay, tierra primordial de su más raigal América.
Se corre el riesgo de que con esta ocasión se vuelvan a repetir las manidas fórmulas inertes, la muy superficial, en la que él mismo llegó a creer por la influencia de una visión europea, del combate de la civilización y la barbarie.
Son muchas las cosas que se pueden y deben recordar en esta ocasión con respecto a don Domingo Faustino. Todas válidas y ricas en enseñanzas, como su pasión por la libertad y la justicia, su fe en la educación como el solo instrumento del adelanto intelectual y moral, su adhesión combativa a la libertad y la ley frente a la tiranía, su vasta y variada obra literaria y periodística, sus triunfos y fracasos políticos y su inmensa contribución a la formación de la Argentina moderna pero por sobre todo ello, como suma y expresión suprema, habría que volver a releer el gran libro incomparable, su Facundo. Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte. dijo al comenzar a escribir aquella obra sin plan y sin objetivo precisó el joven exiliado de la Argentina de rosas en el Chile republicano de 1985. Escribía para su periódico, día a día, con el impulso de una confesión o de una búsqueda, para los emigrados de la tiranía, para los habitantes cultos de Santiago, para expresar todo aquello que sentía por dentro frente al panorama oscuro y temible de su país. Lo que vino a salir fue una obra prodigiosa, sin parangón en toda la literatura hispanoamericana, que no se parece a nada de lo que se había escrito antes, ni en España ni en América, y que, en la medida en que iba tomando forma, se convertía en una revelación, en un estado de conciencia, en un destino, en una fe. Borges pudo decir modestamente: Facundo es todavía la mejor historia argentina.
Se quedó corto, Facundo es la primera, la más completa, la más original y fecunda indagación de la realidad cultural de la América hispana.
Hay, posiblemente, una lectura de Shakespeare, que sólo los ingleses de cierta clase pueden hacer, también otra de Montaigne, que sólo cierta élite intelectual de Francia puede alcanzar, como también hay un Quijote, que unos pocos seres como Unamuno han logrado visualizar en España, así también hay un Facundo. que solo los criollos verdaderos pueden no solo entender sino sentir.
Lo que el combativo y ávido periodista del destierro se propone hacer es un ataque contra la tiranía de Rosas y una defensa de la causa de las ideas y los planes políticos de los que aspiraban a establecer un estado liberal moderno en la Argentina de los caudillos. Esa Argentina de la montonera rural, del caudillaje primitivo, de la soledad de la historia, tenía que ser vencida y sustituida por otra que pudiera realizar los ideales de progreso política de la inteligencia europea.
En la medida en que escribe el planteamiento inicial se desdibuja y en su lugar aparece otra cosa. No la diatriba contra Rosas y la propaganda del liberalismo político sino el poderoso retrato profundo de la Argentina rural de su tiempo y la figura sobrecogedora de aquel hombre representativo de la tierra y del tiempo que debió ser Facundo Quiroga.
La ditriaba política desaparece para ser reemplazada por la invocación de un gran mito telúrico, que deja de lado la crónica política para convertirse en un poema épico. Facundo no es un retrato sino una creación literaria de inmenso poder de la que surge la figura legendaria de un caudillo rural que encarna un tiempo y un espacio y que hace comprensible y entrañable una realidad mal conocida. De la descripción de la pampa, de los retratos impresionantes del baqueano, del rastreador, del gaucho malo, del payador, del Facundo que nace de la tierra y se parece a sus hombres, lo que resulta es el retrato revelador de un tiempo histórico y de una condición humana. No era barbarie lo que representaban los gauchos de Facundo, sino la forma a la que había llegado en tres siglos de aislamiento el proceso de mestizaje cultural de lo español, lo indio y lo negro en el inmenso escenario de la llanura fluvial remota. Eran una forma propia de cultura y condición humana frente a la otra forma de cultura intelectual y ciencia europea que representaban los hombres educados de Buenos Aires. Esas dos formas extremas y opuestas de entender el presente y el futuro no podían dirimir su suerte en un combate a muerte sino en un proceso de mutuo reconocimiento y asimilación, que ha sido y sigue siendo en buena parte el drama cultural de Hispanoamérica.
Es Sarmiento el que, seguramente sin proponérselo, como todos los grandes creadores revela propiamente y en una forma incomparable esa realidad.
Toda la mejor literarura hispanoamericana arranca de allí.
Del reconocimiento de esa peculiaridad, de aquel fecundo Facundo que todavía no ha acabado de darnos todo lo que contiene y al que hay que volver cada vez que se trata de entender la difícil identidad de la América hispana.
Lo más viviente, lo más profundo y lo más fecundo de la literatura y del pensamiento de Hispanoamérica, arranca de Facundo. todo lo demás que ha venido hasta hoy es, en muchas formas, su descendencia.
No es poca gloria para el grande fundador que cumple ahora cien años de muerto.
Si bajo el azote del huracán, que esta vez tiene nombre femenino, y además viene desatado por desenfrenad a locura, examinamos desde un nivel coyuntural a uno estructural, la realidad, de parte de nuestra cultura política y civil que nos azota peor que el huracánnos encontramos con que las posibilidades de realización de todas las buenas intenciones que nos ofreció el actual mandatario y ahora, los ofrecimientos de los precandidatos, aún en el caso de que hablaran sinceramente. No nos presagian nada bueno!
Lo anterior se nos ocurre al observar el triste panorama que nos están ofreciendo: por un lado el mandatario en función, que se empeña en repartir sonrisas de fe, esperanza, caridad y optimismo por alcanzar una paz, entre banquetes, brindis, ceremoniales principescos con champán Don Perignon de buena cosecha y caviar del mejor Beluga; mientras tanto, aquí sus pobres súbditos estamos a punto de ser barridos por huracanes de todo tipo. los partidos políticos. Ni para que. cuando no están haciendo castillos en el aire (para lo cual viene muy bien el huracán. están enfrascados en un pleito de comadre; en lugar de estudiary ofrecernos a cambio de nuestros votos, programas y soluciones factibles, para encarar este desorden que nos han heredado los que desde ahora, comienzan a hacer cola para que les confieran una Ciudadanía honoraria. El espectáculo no es nada edificante ni promisorio.
Ante este cuadro, el huracán del gasto público desatado en los presupuestos, con su coletazo de partidas atípicas para la navidad y vacaciones de los Srs.(ya sabemos quienes y sus amigotes) es algo indescriptible. Max Weber nos dice que un empleado público o burócrata, cuando gana su pueso por concurso o méritos equivalentes muy reconocidos, tiene derechos y conocimientos para ejercitar sus funciones y recibir el salario adecuado. Esto según los fundamentos de los burocracia de tipo racional legal y democrática (a la occidental. Pero tenemos que la movilidad y el aumento desmesurado del personal público, sin control técnico, incide en el gasto del presupuesto en forma totalmente desastrosa. De esto dibieran tomar cuenta desde ahora, los precandidaos, porque esto de aumentar esos rubros, repartiendo puestos entre sus amigos, terminará siendo cuchillo para su mismo pescuezo político, como dice el dicho popular.
Hoy día el salario del empleado público, ya no es, salvo pocas excepciones, el pago por la prestación de funciones que cada dependiente tiene la obligación de cumplir, sino más bien representa un subsidio de desocupación y si el empleado cumple con sus obligaciones. todavía quedamos) se debe a su buena fe y sentido de responsabilidad. Al empleado público el salario lo ha ido convirtiendo en medio para tener bajo control, la protesa y el conflicto social que resultaría de un indice de desocupación demasiado elevado (nos dice Fisichella. Todo lo expuesto causa un daño moral en el plano civil y ético en la cosa pública, y solamlente habría una posibilidad de sanar este mal. Se trataría de desarrollar al país y poner a trabajar a todos. Pero cuando una democracia como la nuestra comienza a depender de la corrupción y la degeneración del principio pluralistico, esencial para la democracia (a la occidental. sobreviene el debilitamiento y la caída del principio de la autoridad soberana.
Pareciera que ya no tenemos una magistratura sino grupos de magistrados, no tenemos una burocracia, sino emleados burócratas en constantes reciprocos, no tenemos un sistema en el Gobierno Central, sino grupos de novatos tecnócratas, del mundo sindical mejor ni hablar. del cooperativismo en su conjunto, está por verse, lo mismo del Solidarismo.
El estado costarricense ha perdido irremediablemente en prestigio lo que ha ganado en tamaño! avanza solo la corrupción, la delincuencia y los gastos en actos de despilfarro burocrático, autobomobo y demagogia.
uisleiecas La verdad sobre las pensiones la juhatale Guido Sánchez Fernández CIRCULACION PRESTAMO los últimos días han aparecido en la prensa algunos escritos sobre las pensiones del magisterio, que, no sabemos si por ignorancia de nacimiento o por ignorancia de mala fe de sus autores, enfocan lo que ellos llaman quiebra del régimen con base en una premisa totalmente equivocada.
Pues afirmar que el sistema se ha desbalanceado o está quebrado a causa de la disminución de la cuota que pagaban los jubilados, de un por ciento a un por mil, no es más que una simple y mera sandez, toda vez que esta cuota jamás se utilizó para constituir un fondo de pensiones, de acuerdo con los principios de la seguridad social. Esos aportes del por ciento nunca le entraron al Gobierno, que es el que paga las pensiones, sino que le ingresaban a la Junta Administradora del Régimen para constituir un fondo de ésta no de pensiones que los destinada a muchas cosas, pero ninguna relacionada con el pago de pensiones, lo que habría sido lo correcto.
Si el sistema está quebrado. lo que mantendremos en duda mientras no lo demuestre un estudio actuarial serio. ello se deberá a las otras razonas que todos conocemos y que no son del caso enumerar aquí.
Se habla de pensiones paupėmimas, casi de miserias, pero al mismo tiempo se aboga por el restablecimiento de la cuota del por ciento, lo que dejaria esas pensiones, ya no casi, sino en la pura miseria.
Si algún funcionario de la Junta renunció, ello no se debió a que 57 diputados populacheros le dieron su voto afirmativo a las reformas impulsadas por un minúsculo grupo de educadores comunistas. La verdad es que ello se debió a que una de las reformas aprobadas le prohibió a la Junta gastar ni un solo céntimo en dinámica de grupos, en danzas aeróbicas y muchos otros pasatiempos, cuya importancia en la tercera edad nunca negamos nosotros; pero que en ningún tratado de seguridad social ni en ninguna parte del universo se catalogan como función de un régimen de pensiones. a los jubilados a quienes tanto les ha dolido que se les disminuyera la cuota que se paga a la Junta no al Gobierno nos permitimos recomendarles dos caminos: uno, que mes a mes, religiosamente, depositen en esa institución la diferencia entre el por ciento y el por mil, y; el otro, que apoyen el proyecto del Diputado don Mario Carvajal, que sugiere una cuota del 25 por ciento para las pensiones arriba de los 30 mil colones, entre las cuales se cuentan las de los jubilados que fueron diputados.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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