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6 BDOMINGO. LA REPUBLICA. Domingo 12 de marzo de 1989 Por Richard Lorant Aunque Andalucia atrae a muchas peregrinos del flamenco, son pocos los advenedizos que consiguen dominar las complejidades del género y menos aún los que se ganan el respeto de sus custodios gitanos. ERO el guitarrista norteamericano Gary Hayes, que en los últimos diez años ha tocado en bares recónditos del barrio antiguo de Sevilla, ha alcanzado las dos metas. El flamenco es más que una forma musical. es un estilo de vida y una filosofía. dijo.
Hayes desarrolla la mayor parte de su carrera profesional en los Estados Unidos, pero regresa a Sevilla después de cada gira para vivir y tocar con sus amigos gitanos, cuyas familias han legado la música de una generación a otra.
ΕΙ flamenco en atmósferas íntimas y en ocasiones impulsan a los participantes a rasgarse la camisa o morderse las manos hasta hacerlas sangrar.
El flamenco tradicional, sin embargo, escasea cada vez más a medida que España deja atrás 40 años de aislamiento y se integra en la corriente vital europea.
Ejecutantes jóvenes del flamenco estimulados por el éxito comercial de artistas versátiles como el guitarrista Paco de Lucía, han desarrollado un estilo más exuberante, con intercalaciones de acordes de jazz y blues.
Cuanto más complicada la técnica, más difícil es mantener la esencia emocional del flamenco, dijo Hayes En cierto sentido el nuevo estilo es natural porque refleja la forma en que cambia la sociedad, pero nunca he prestado mucha atención a ese aspecto de todas maneras.
Hayes se crió en bases navales de los Estados Unidos, Italia y Japón su padre era marino y aprendió a tocar la guitarra en su asolescencia. Vivía en California en 1972 cuando escuchó un disco de música de flamenco Inmediatamente supe que no quería tocar más blues ni rock. Escuchar el flamenco fue como volver a descubrir algo, más bien que conocerlo por primera vez.
Un año más tarde estudiaba con maestros de flamenco en Sevilla, ahora es él quien dicta clases.
Hayes ha actuado en clubes, restaurantes y cabarets de los Estados Unidos y ha hecho giras con varias compañías de baile flamencos.
Un reciente ciclo de ocho meses con la compañía de danzas españolas de José Molina lo llevó al Carnegie Hall de Nueva York, donde tocó con el nombre artístico de Gerardo Alcalá, una renuente concesión a la realidad comercial. Supongo que los auditorios norteamericanos se sienten defraudados si escuchan Flamenco interpretado por alguien que no tiene un nombre español. dijo.
También algunos españoles encontraron difícil aceptar a un artista flamenco norteamericano. Puedo decir con franqueza que sufri bastante para ser aceptado como lo soy ahora, o sea casi como un miembro de la familia. comentó el guitarrista Hayes es un favorito de los parroquianos de bares como La Carbonería, un enorme local donde en un tiempo funcionaba una de verdad y donde ahora se reúnen pequeños grupos de artistas del flamenco para tocar y cantar para ellos mismos.
Estimulados por una atmósfera amistosa, una provisión interminable de Manzanilla y un público conocedor, los músicos pasan una guitarra de uno a otro hasta bien entrada la mañana.
Ningún dinero a cambio de manos, y los espectadores a menudo suman sus voces a los de los artistas regulares. Si el ambiente no es propicio los músicos simplemente dejan de tocar.
Pocos bares y cafés de Andalucía favorecen todavía sesiones de flamenco como las de La Carbonería. Algunos exhiben incluso carteles que rezan prohibido cantar.
Aunque Hayes lamenta la rápida desaparición de las tradiciones andaluzas que han protegido al flamenco, piensa que tanto el género como los gitanos se adaptarán a las exigencias modernas. La forma externa cambiará, pero la forma de ser del gitano que no piensa en mañana y vive para disfrutar al máximo con los medios a su alcance, parece sobrevivir de cualquier manera.
Un tesoro cultural de España Muchos extranjeros, especialmente los japoneses, tocan muy bien la guitarra desde el punto de vista técnico, pero les falta una pequeña cosa. comentó Salvador Vega, un herrero que a menudo canta con Hayes en el bar local La Carbonería.
Esa pequeña cosa se conoce aquí como duende. una rara cualidad tan difícil de definir como el sentimiento humano.
Hayes tiene ese duende. asegura Vega.
Como uno de los tesoros culturales más duraderos de España y como una forma artística viviente y en constante evolución, el flamenco debe su sonido cuativante a la generosa mezcla de elementos espirituales de un pasado de influencia morisca, judía y gitana. Varias regiones de Andalucía, en particular Sevilla, Cadiz y Granada, han cultivado el género por más de cinco siglos.
El Flamenco usa un ritmo de doce compases, mucho más intrincado que el de la mayoría de los otros estilos musicales occidentales. Requiere dos instrumentos básicos: voz y guitarra, a los que pueden agregarse palmas y taconazos.
Aunque es interpretado en escenarios y tablaos de España y el mundo entero, el flamenco está en su ambiente más genuino cuando es compartido entre los músicos y unos pocos espectadores en sesiones maratónicas que suelen durar toda una noche. Esas juergas ocurren usualmente Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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