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LA REPUBLICA. Lunes 17 de julio de 1989 11 PERSPECTIVAS DESARROLLO SOCIO ECONOMICO América Latina El contexto desarrollista de la dirección y planificación en América Latina Johnny Meoño Segura Doctor en Administración Pública; Licenciado en Adm. de Negocios; Profesor UCR.
Continuamos nuestros tres articulos de la semana pasada sobre Estado y burocracia en América Latina, con un recuento adicional sobre la naturaleza de los fenómenos decisorios y planificadores actuales, de y cara a la tradición intervencionista y desarrollista del Estado en América Latina.
Las guerras de independencia de principios del siglo XVIII en América Latina, generadas principalmente por una élite criolla exasperada por la estrecha dependencia en relación con los representantes de la Corona e inspirada por las recientes revoluciones anti monárquicas francesa y norteamericana, encontraron a todas las nuevas naciones con enormes deudas financieras con naciones europeas como Inglaterra y Francia, naciones que no sólo habían estimulado esta independencia de España para facilitar sus necesidades expansionistas económicas, sino que habían también facilitado una generosa ayuda militar y financiera. La independencia, sin embargo, no trajo consigo cambios significativos inmediatos en la forma de vida de la población y en las estructuras económicas y sociales. Los y principales actores politicos fueron los más poderosos terratenientes o sus representantes, quienes hicieron poco por desarrollar algún otro orden social por medio de programas públicos o privados. según el caso masivos de vivienda, salud, reforma agraria, educación universal o estructura tributaria. No hubo reivindicaciones ideológicas en el espíritu de la liberación de ex colonias europeas después de la Segunda Guerra Mundial.
Las economías de orientación primaria no sólo fueron retenidas por las nuevas élites gobernantes puesto que ello significaba una fuente inmediata de divisas extranjeras y comercio exterior para pagar deudas e importaciones básicas. sino que fueron aún más estimuladas por las naciones mercantiles europeas a través de adecuado y oportuno financiamiento y conveniente adquisición de las exportaciones producidas por América Latina. Todo fue así llevado de acuerdo a la filosofia mercantil de las naciones europeas en cuanto a forjar un esquema de especialización internacional del comercio por medio del cual ellas jugarian el rol de proveedores de manufacturas especializadas y bienes de capital a las regiones del mundo, especializadas en producción primaria.
Sin embargo la historia de América Latina, muestra un patrón de creciente intervencionismo estatal con miras a obtener diferentes y contradictorios objetivos según distintos momentos históricos, y su análisis ayuda a reconocer circunstancias semejantes en la situación de crisis presente.
William Glade demuestra en sus obras que la intervención Post independentista en todos los paises buscó fortalecer las economías orientadas a la exportación, ejemplificado ello en la construcción por el Estado de grandes trabajos de infraestructura así como por la propiedad estatal de instituciones financieras para estimular la producción agricola y de materias primas, todo ello durante el periodo de 1850 a 1914, siendo ello atisbos claros aunque incipientes del Estado empresario. Hubo también el enfoque desarrollista no ortodoxo después de la Pirmera Guerra Mundial, pero especialmente después de la Segunda Guerra, surgido como consecuencia de la crisis de la década de 1930, que debilitó en América Latina la confianza en la filosofía liberal de mecanismos de mercado basados en el rol del empresario privado, y cuestionó el modelo de crecimiento hacia afuera que hasta entonces distinguió a las economías latinoamericanas; es decir, producción de materias crudas primarias y bienes demandados por las economías foráneas industriales, e importación de todos los otros bienes requeridos por la región, de consumo y capital, y proporcionados entonces por las naciones industriales. La ausencia de dinamismo de las economias de la región durante esta crisis mundial estimuló la actitud de recurrir al Estado para que interviniera regulando la economía y emprendiendo la producción de bienes y servicios, desde principios de la década de 1930.
Compartimos con Cibotti y Sierra (1970. el análisis de que la pérdida de la capacidad de importar en la década de 1930 indujo en la región eldiseño e implantación de sistemas de control estatal del comercio exterior y de divisas extranjeras, así como de flujos monetarios internos en los países. Por otro lado, la caida de ingresos fiscales provenientes de dicho comercio exterior, generó en aquellos años una revisión del sistema de finanzas públicas y genero un cambio en la estructura impositiva hacia actividades internas, así como una mayor utilización del crédito de los bancos centrales. La necesidad de crear empleo y restaurar dinamismo a la economía, tuvo un efecto inmediato en términos de nuevas políticas públicas que incrementaron el gasto y la inversión públicas. En contraste con el rol más pasivo y tradicional que el Estado jugaba antes de tal crisis, éste llegó a constituirse en el contralor básico de las dinámicas del mercado en la asignación de recursos y privilegios.
Continuaremos el jueves.
DESARROLLO GLOBAL DE LA SOCIEDAD Historia Politica biloteca Vivimos cargados de estereotipos. Pareciera normal, pero se hace necesario ponerlos en evidencia, para aclarar el camino que deben seguir las investigaciones cientificas sobre la realidad y la conciencia del costarricense y la actuación política. También vivimos los estereotipos.
de Bible Jaime Delgado Maestría en Ciencias Sociales; Profesor UNA EMEROTECA El estereotipo de nuestra conciencia democrática Gaetano Cersosimo nos definió el término de la siguiente manera. El estereotipo es una generalización anticientífica de la realidad, una imagen falsa del mundo socio cultural. pues se basa sobre una concepción inconsecuente con los hechos, subjetiva y afectiva. El estereotiopo representa una deformación de la realidad puesto que conduce a explicaciones erróneas, desde el punto de vista cientifico, de los fenómenos fisicos y sociales. Los estereotipos se hallan representados en las creencias populares, los prejuicios sociales, los mitos, las leyendas, las supersticiones y, en buena medida, también en las ideologias políticas que modelan una mentalidad dogmática y son elementos culturales cuyas imágenes tienen tanto una carga valorativa como un contenido simbólico (Los estereotipos del costarricense, UCR. San José, 1978; 11)
Esta definición del término tiene por objetivo enmarcar algunas frases hechas a propósito de nuestra realidad nacional: Costa Rica, capital de la democracia latinoamericana. un pais con más maestros que soldados. la Suiza centroamericana. Por ejemplo, con estas expresiones se nos ha pretendido diferenciar con el resto de países del Istmo; pero a su vez, distanciarnos de nuestros hermanos centroamericanos: no somos como ellos; somos más cultos, más educados y, naturalmente, más democráticos. más pacífico y más tolerantes que ellos. Estas valoraciooy nes van estrechamente entrelazadas.
Como un esfuerzo de contraposición conviene afirmar, a nivel teórico, que no necesariamente hay correlación entre las formas de ejercicio del poder y la conciencia politica de la gente. Que puede no haber, y no la hay en el caso de Costa Rica, simetria entre la constitución democrática del estado y la conciencia de las masas. Ya a estos temas me había referido en articulos en esta sección del 31 de marzo y del 11 de abril pasados.
Pero también conviene hacer referencia a los hechos: más fácil fue, desde la gestión estatal, impulsar un proceso de paz y de integración en Centroamérica, a través del Parlamento Centroamericano que, posibilitaria que la sociedad civil apostara en favor de esa iniciativa y respaldara la creación del PARCA. Más fácil fue que el movimiento sindical lograra con el poder ejecutivo el acuerdo sobre Libertades Sindicales. a que el mismo fuese respaldado por el resto de organizaciones y corporaciones privadas de esta sociedad civil. En este caso se ha pueso en evidencia, de una manera tajante que nuestra plácida y centenaria democracia tiene más de intolerante y totalitaria que otras naciones de la misma Centroamerica; esto ya no sólo en conquistas formales de reivindicación sindical, al tono con convenios de la sino también, en el plano de lo puramente electoral y de libertad de expresión del pensamiento. Por ejemplo, es sorprendente que a los profesores de la Universidad Nacional se les prohiba, por vía de Reglamento de Elecciones, expresar sus preferencias electorales internas en los medios de difusión nacional.
Dentro de estas actitudes no democráticas de la sociedad costarricense, vale la pena tomar en consideración el excelente artículo de Milena Vega titulado ¿Somos los ticos democráticos? y que publicara esta Sección el de julio pasado.
Lo dicho tiene una intención política. Nos preocupa el destino de nuestra vida institucional. Si no es, como habíamos creído, tan democrática la conciencia del costarricense, las decisiones mayoritarias no serán, precisamente, las que hubiese requerido el sistema democrático.
Pero además, si la defensa de nuestra centenaria democracia queda reducida a la trinchera estatal, mal papel se hace desde ahí con los abusos de poder. La corrupción en las esferas del estado, el distorcionamiento del papel educativo de las campañas electorales por parte de los partidos políticos mayoritarios; el debilitamiento del poder judicial, también socabado por la corrupción; en otras palabras, no ha quedado con legitimidad democrática ninguno de los soportes del sistema político en que vivimos; pero además, se continúa, en la prensa y en el Estado, con el encubrimiento de esta nuestra coinciencia colectiva con aquellos estereotipos, mitos y leyendas que se reproducen permanentemente. No se estará constituyendo un patibulo. No se coadyuvará, con todo ello, a aumentar la fragilidad de esta nuestra democracia centenaria?
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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