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Sábado de Febrero de 1992UEA REPUBLICA 21A Debate HEMEROTECA ENCUENTRO DE DOS MUNDOS un año de conmemorarse los cinco siglos de la presencia española y portuguesa en este continente que conocemos como América Latina, tenemos un análisis permanente del significado de este encuentro de culturas y sus profundas raíces que hicieron germinar un pueblo latinoamericano. Nos unimos así a una labor que se está desplegando en diversos periódicos del continente, con el apoyo de la agencia noticiosa IPS, a fin de rescatar lo mejor de nuestra historia y plantearnos algunas respuestas a las innumerables incógnitas de nuestro futuro. Mariana Lev ARTURO USLAR PIETRI Escritor venezolano or ta Blo ce Si Colón no regresa CO no erISie en.
de fiue La República Ana Cristina Dengo baer DAVID GATES de Newsweek es laen 7s le ASle ISna se a es lo y fiala Ei ¿Quién fue Colón?
olón estuvo a punto de naufragar en la travesía de regreso del primer viaje. Cuando ya tenía recorrida la mayor parte del trayecto y le faltaba apenas un tercio, o menos, una inmensa tempestad se desató en el Atlántico norte y durante varios días zarandeó a La Niña. donde él iba, y a La Pinta. poniéndolas a punto de zozobrar. Fue tanto el temor de perecer que Colón decidió poner en un barril sellado una copia de la carta que había preparado muy pensadamente para enviarla a los reyes católicos al tocar tierra, dándoles cuenta del viaje, y lanzarlo al mar con la esperanza de que pudiera no perderse siquiera aquel testimonio. Colocó otra copia en otro barril sellado en la proa de La Niña y siguió luchando por varios días más con la terrible tormenta.
Se puede decir, sin exageración, que si hubiera naufragado la historia del mundo hubiera sido distinta, no porque se hubiera dejado de encontrar más tarde, por navegantes españoles o portugueses, el continente desconocido, sino porque la visión de lo encontrado que llegó a Europa y que tanta repercusión tuvo en todas las versiones siguientes fue la muy personal e interesada del imaginativo marino.
En más de un sentido, el primer viaje fue un fracaso. No habían encontrado nada de lo que pensaban hallar. En lugar de topar con la costa de Asia y con las esplendorosas ciudades del Gran Khan de Tartaria o del Preste Juan de las Indias, se encontraron con algunas grandes islas de magnífica vegetación y paisaje pero en las cuales no halló ni trazas ni noticia de ninguna ciudad y las gentes que vio andaban desnudas y no correspondían para nada a las descripciones de Marco Polo.
Se aferró a creer que había llegado a algunas islas cercanas al continente asiático y para compensar la ausencia de las maravillas que debió encontrar escribió una inteligente relación para los reyes en la que, echando mano de todo el mundo visionario de su tiempo, describió no sólo lo que veía sino también anunciaba lo que no había visto.
No hay que olvidar que el insigne navegante no sólo era un marino apasionado sino que, como hombre de mucha curiosidad intelectual, estaba muy al tanto de las imaginarias visiones del mundo que circulaban en su tiempo. Conocía lo que se había escrito y lo que se hablaba entre gente de mar y aventureros. Había leído con insaciable apetito El libro de las maravillas del mundo de Juan de Mandavila, que describía un orbe lleno de prodigios y de increíbles criaturas, tales como los hombres de un solo pie, con la cabeza en el pecho, o con cabeza de perro, y la fuente de la eterna juventud. Para un hombre de su tiempo todo eso podía ser real, no había motivo serio para dudarlo y podían ser encontrados como fruto de la inmensa aventura. Era un gran marino, un gran imaginativo y, además, el iniciador de una aventura medio fallida que tenía que compensar con la promesa de lo no hallado la relativa insignificancia de lo que encontró.
exploró diversas islas, desde las cuales envió plantas, minerales y esclavos. En una ocasión afirmó que había encontrado el paraíso terrestre, aunque realmente se trataba de tierra firme en las costas de Sudamérica.
Bajo su gobierno, la primera colonia española permanente en el Nuevo Mundo se hundió en tal abismo de crueldad y caos que fue encadenado y enviado de regreso a España. Realizó un último y anticlimático viaje y murió, amargado pero contra lo que se afirma con bastante dinero. Cómo era realmente Cristóbal Colón? Ambicioso, obviamente, pese a sus orígenes relativamente humildes los tejedores genoveses de lana no tenían la influencia política que disfrutaban sus colegas florentinos o venecianos se las ingenio para casar con una portuguesa cuya familia tenía influencia en la Corte. Sólo después de que el rey Jacobo II le nego ayuda decidió Colón acercarse a Fernando e Isabel de España.
Al parecer no ambicionaba solo riqueza, sino nobleza instantánea, como lo sugiere su firma, que se caracterizaba por contener solo su nombre de pila. Se esforzo, con cierto éxito, por ser llamado don. y España aún respeta su solicitud de que el titulo almirante del mar océano sea heredado por sus descendientes.
Una cosa parece ser innegable, y es que Colón a veces exageraba, deformaba o mentía, particularmente cuando se trataba de cantar los atractivos de las islas que habia descubierto.
Un caso específico de su poca honestidad en este sentido, sin embargo, quizá sea falso: la confesión hecha en su diario, durante el primer viaje, de que reducía la distancia que había recorrido realmente el barco para no alarmar a los marineros. Los Phillips explican que esta parte de su diario quizá esté revuelta. El diario no existe en manuscrito, sino en una recopilación hecha en el siglo XVI de una copia poco confiable del documento original. Hay, sin embargo, otras instancias que han sido comprobadas como haber obligado a sus tripulantes a jurar que Cuba no era una isla y que sirven para justificar la aseveración que sale en el sentido de que la indiferencia de Colón en cuanto a distinguir la verdad de la mentira era rayana a la locura.
aSO de га 0in duda alguna, el almirante del mar océano es un hombre que desafía la habilidad de los historiadores por su complejidad.
Olvidemos la leyenda escrita en la parte superior de la famosa pintura de Sebastiano del Piombo, famosa porque identifica al personaje, de labios contraidos y rostro poco alegre, como Cristóbal Colón, lo más probable es que el texto haya sido añadido años después de que fue terminado el cuadro, y que la persona allí reproducida por el artista sea un noble italiano olvidado hace muchos siglos.
El verdadero Colón, según las personas que lo conocieron personalmente, era un hombre alto, de rostro rubicundo, que quizá haya tenido cierto parecido con el personaje de un retrato hecho en 1512 por Lorenzo Lotto, seis años después de la muerte de Colón (y tampoco estamos absolutamente seguros de que el artista haya tenido en mente pintar al almi.
rante. Colón nació probablemente en Génova, en 1451, y su padre fue un tabernero y tejedor de lana. Poco después de cumplir veinte años viajó a Portugal, la nación que en aquella época efectuaba los más aventurados viajes por mar, y cuando menos una vez viajó hasta la costa de Africa occidental.
Contrajo matrimonio, tuvo un hijo y enviudó, más tarde tuvo un segundo hijo (Fernando, su biógrafo)
con una mujer con la que no se casó. Eso, y los milagros que no llevó a cabo, terminaron con los intentos de canonizarlo en el siglo pasado. En determinado momento, y por razones que se ignoran, convirtió en meta de su vida llegar a Asia navegando hacia el occidente a través del Atlántico.
Después de cabildear durante varios años en las cortes reales de Portugal y España, finalmente obtuvo fondos de los monarcas españoles, Fernando e Isabel.
Durante cuatro travesías que efectuó, Colón en S, na el 0, e.
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