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Lunes 16 de Marzo de 1992. LA REPUBLICA 17 A: Debate Bibliotecas HERLEROTECA Alineca ACTUALIDAD Direccion Nation La capacidad de competir y aceptar las nuevas coyunturas con una disposición positiva y no con un espíritu de parálisis colectiva tiene raíces en la educación y los modelos de conducta, como también influye en todo este proceso el conocimiento acertado de nuestra historia y próceres. Mariana Lev LIC. JORGE SALAZAR SOLIS Ex gerente del Banco Popular De un modo triste La República Jorge Illa MARIANA LEV Coordinadora tradicionales y obsoletos, puede bendecir a sus competidores porque ve en ellos no una amenaza a su subsistencia aunque no pierde de vista el que esto sea así sino un estímulo a la superación y la búsqueda de opciones.
Pero esto tampoco es posible si uno no está profundamente enamorado de lo que hace, ya que solo así se puede, incluso, tomar las decisiones para una mejora sustancial o el cambio de ruta. Esto no es una contradicción, ya que el desarrollo de la mentalidad empresarial insisto, en cualquier área significa que también debemos aceptar como un riesgo probable el viraje en nuestras actividades, sin que esto represente frustración o pánico, sino una concepción clara del momento en que se vive y las oportunidades que se presentan.
Finalmente solo una mente creativa puede hallar el camino propicio en medio de la incertidumbre.
Nada de esto es nuevo, ni ha sido secreto a través de la historia de nuestro género. Hombres y naciones se han levantado de los escombros a base de trabajo, ahorro y visión. Estamos rodeados en el plano pery sonal y colectivo de cantidad de ejemplos que nos confirman el éxito de esta fórmula. Muchos de nuestros líderes han salido de los hogares más humildes y a punta de esfuerzo y sacrificio lograron el éxito. Si nos trasladamos al plano profesional y empresarial también tenemos incontables casos. Entonces. qué sucede con nosotros que la sola posibilidad de competir generalmente nos genera pánico y optamos por buscar protección a toda costa o, en muchos casos, desprestigiar al que logra surgir a pesar de todo?
Creo que parte de la respuesta podemos hallarla en el modelo educativo y en patrones de conducta colectiva que, con las estrictas excepciones que confirman la regla, atentan contra el progreso personal y nacional. Más allá del grado de protección que brinde el Estado, que en lo que concierne a la salud, educación y servicios comunitarios es poco cuestionable, lo cierto es que en momentos en que el mundo alista un despegue que dejará en escombros a las naciones que no se pongan las pilas. aquí seguimos atenidos a la ley del mínimo esfuerzo, sin inculcar a nuestros jóvenes nada o casi nada con respecto a la incuestionable fórmula de trabajo, ahorro y creatividad.
Tal vez en las mentes políticas de esta nación impera el criterio de evitar la tensión colectiva de las naciones desarrolladas y reducir de antemano la jornada laboral, los cursos lectivos y la edad de pensión para que a la vuelta de otros cuarenta años no nos suceda lo de Japón que hoy busca llegar a eso ante el incremento de suicidios por exceso de trabajo.
Claro que al parecer nos olvidamos de lo que ha hecho esa nación en esta segunda mitad del siglo, mientras aquí seguimos esperando el maná del cielo y nos preocupamos colectivamente por los resultados del fútbol, el vaivén politiquero, en qué gastar el fin de semana y, de paso, maldecir a nuestros competidores.
Dios bendiga a mis competidores omo en una extraña galería de espejos cóncavos o convexos, donde la realidad se distorsiona y la verdad de pronto se demerita, así de pronto la vida política de Costa Rica, antes llena de certidumbres, de prohombres y de lugares santos, aunque comunes. allá vamos los costarricenses, desconcertados, huérfanos de héroes y con los altares de la patria repentinamente despoblados.
Por acá vemos la estatua de Juan Santamaría, triste bandera en jirones, lugar común en la piezas oratorias de los políticos, que a cada campaña electoral salen del aire acondicionado al campo para fotografiarse junto a un hato de hombres tristes y desconfiados.
Allá está la estatua del patricio Juanito Mora, y sus famosas proclamas se encuentran aún en las paredes de algún edificio público donde el IO el Banco Mundial, en ascenso una vez más, todavía no han retirado.
Semejante a Venezuela, a esos ciudadanos de una poderosa nación, los desconcertados costarricenses transitamos por un pasaje incierto donde los bustos de nuestros mejores hombres están por tierra, donde las ideologias que hasta hace poco nos movieron como patria hacia una sola meta, ya no son sino letra muerta, triste bocado de la manzana del conocimiento que de improviso se nos hizo polvo en la boca.
La patria que conocimos, las verdades que nuestros profesores nos inculcaron de niños, todo está sufriendo una rápida y peligrosa transformación que es responsabilidad ineludible de todos los costarricenses digerir a tiempo.
Las políticas antipueblo, el autoritarismo solapado en la forma gracias a un Poder Legislativo que no cumpla con la función para la cual ha sido concebido, sino que funciona como oficina de trámite para un Poder Ejecutivo al cual debiera frenar enérgicamente, todo esto está convirtiéndose en factor determinante de la acción emprendida por un pequeño grupo, cuya labor de zapa muy pronto logrará demoler la concepción que hasta ayer teníamos de Costa Rica y de los costarricenses.
Abierto el país en canal, abiertas sus puertas de par en par a los dineros e influencias del exterior, amancebadas ciertas clases sociales con el Gobierno en el poder, casi muerta la idea socialdemócrata luego de una enconada lucha en el PLN, las figuras señeras de González Flores, del Padre Volio, Calderón Guardia y José Figueres Ferrer, la galería de ilustres costarricenses que aprendimos a respetar, repito, no es sino el contenido de un vasto corredor poblado por estatuas derrocadas.
La legislatura actual, histórica, según algunos panegiristas progubernamentales, luego del histórico 1948, ha pasado satisfactoriamente las pruebas de mansedumbre, obediencia y celeridad.
Durante los próximos dos años de calderonismo rodriguismo, fértil es el terreno para negar la obra de Juanito Mora, Juan Santamaría y González Flores, y la decisión férrea de Calderón sta frase categorica la encontré pegada a la pared de una exitosa empresa y resume perfecen un plazo muy corto.
En una época que nos empuja a la libre competencia y con el ejemplo de naciones como Japón y otros países orientales que han logrado sobrepasar sus proyecciones de crecimiento a punta de trabajo, ahorro y reinversión constantes, me pregunto cuány tos empresarios costarricenses, grandes o pequeños, están dispuestos a asumir el reto de penetrar otros mercados con esta bendición en los labios. es que, sin duda, desear tanto bien a quienes eventualmente nos pueden hacer desaparecer, sea cual sea el campo de acción, involucra al menos tres definiciones esenciales: confianza en sí mismo, fe en lo que se hace y capacidad creativa.
Solo quien tiene plena seguridad en su potencial de trabajo y está dispuesto a asumir retos que muchas veces implican una ruptura con esquemas para posibilitar por tiempo ilimitado la hegemonía de un partido, y de una élite, y de una sola figura sobre un país habitado por tres millones de seres humanos políticamente extraños a él. Los costarricenses que vemos el humo en el horizonte, lamentamos no haber sabido donde estaban las llamas.
Guardia y don Pepe Figueres. Muy pronto, esta misma legislatura habrá de botar, con su dedo alzado, en incondicional aprobación, todos los seguros que la experiencia política de nuestros prohombres colocaron, llevándose de calle no solo lo económico sino también lo educativo y luego lo laboral.
Cuanto todo esto haya sucedido, amigos lectores, habrá sonado en el reloj imperante la hora indicada para cargar furioso el Gobierno y sus aliados contra la obra social y económica, concretamente la banca y la seguridad social, cuyos hechos, peligrosamente factibles, contarán con el apoyo de esa histórica legislatura y se perfila en el horizonte como el blanco, como el objetivo final de una corriente política que escaló el poder, no para detentarlo cuatro años, sino Las opiniones vertidas en los artículos de la página Debate son independientes de la línea editorial de este periódico y son responsabilidad exclusiva de sus autores.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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