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Miércoles de Abril de 1992. LA REPUBLICA 19A Debate POLITICA Una crítica a la situación política nacional, en la que priva la desorientación y la confusión, así como un planteamiento con respecto del papel de las fuerzas sociales en la actividad política, son nuestros temas. Mariana Lev.
a JAVIER SOLIS Ex diputado La política es cuestión de fuerzas sociales a esperanza de que surja un nuevo movimiento social y político, que le dispute a internacional. Estamos en el final de una época y en una crisis que anuncia el advenimiento de otra. No debe pues sorprendernos que se modifiquen en consonancia las posiciones de muchos personajes y círculos de nuestra clase política. Ya comenté como las dirigencias que antes defendían el orden existente ahora atacan lo que perciben como el desorden, cómo muchos, que defendían privilegios, ahora al menos los reconocen parcialmente y hasta cómo los radicales o conservadores de antaño ahora intercambian sus posiciones.
El problema no es el cambio en materia política.
Es la desorientación y confusión reinantes. Más aún el problema es que a nuestros políticos con muy raras excepciones les gusta más moverse en la bajura, la oscuridad, el fango electorero y mucho juegan a esconder la cabeza como las avestruces. Son buenos, por lo general, para hacer las jugarretas, los golpes bajos, las luchitas de los intereses creados, o reaccionar al corto plazo de la mera sobrevivencia casi corporal, aplicar las mañas de la corrupción, y pasar metidos en los atolladeros del pasado o del presente, sin ver hacia adelante ni hacia arriba. En otras palabras, juegan a la política de la bajura, casi bajo tierra y sin horizontes, o la manejan como si fuera una lotería, un partido de fútbol o un juego de puro azar donde, si pueden, algo ganan por una carambola u otros medios que mejor ni menciono.
Por todo eso es que están hundiéndose aquí y en muchos otros países del mundo, como lo recalcan las noticias diarias. Están casi todos en serios apuros, tambaleantes, asediados, apenas logrando salir a flote o, como buenos oportunistas, tratando de saltar sobre la cresta de alguna ola salyadora. Pero la corriente del cambio no la logran vislumbrar, menos dirigir ni controlar.
Por eso es que mucho anda mal con casi todos ellos, con el Estado y la sociedad. No es un mal solamente nacional, pero en un país plagado de políticos enanos y de simple ocasión y, por ende, atolondrado por una inacabable politiquería de baja altura y mentirosa, el espectáculo del cretinismo politico se nos hace un plato fuerte de todos los dias y es cada vez más difícil de digerir. Ya iremos viendo cómo se conecta esta enfermedad de nuestra clase política (y del descontento y desconcierto del público ante el triste espectáculo) con la que padece el sistema como un todo (la corrupción en sus distintas modalidades) y con otros vicios de la vida pública y privada (también ligados a la corrupción. que son parte del proceso de decadencia del actual orden de cosas.
Por hoy basta indicar que los políticos de toda indole deben lograr por encima de la maraña de sus componendas y enredos, resolver el problema de cómo vislumbrar e introducir las grandes tendencias del cambio en el orden del día. Me refiero a un orden del día que está ausente en la Asamblea Legislativa y los despachos ministeriales. Pues lo primero es tomar buena conciencia de la magnitud e implicaciones impresionantes de la crisis de nuestro tiempo que es global, universal, vertiginosa e inescapable, como que se trata del fin grandioso de toda una época e incluso de un estilo de hacer política. Así al menos podrán comenzar mañana mismo a enfrentar ciertos problemas urgentes con mesura, con ponderación, bajo una doble visión de estructura y de conjunto, de corto y de largo plazo que se llama la visión del estadista.
represente un nuevo protagonismo popular, que de soluciones reales y justas y que acabe con la corrupción compartida en el cogobierno, no se puede perder. La ausencia de soluciones a los problemas de fondo digamos la pobreza crónicay la honradez, que sigue siendo una virtud de buena parte de los costarricenses, lo hará surgir como una realidad histórica.
De esa fuerza social, surgirán también los conductores que rescaten la actividad política como servicio noble y generoso a todos sus semejantes. En qué condiciones podría cobrar cuerpo como realidad histórica esa necesidad?
Lo primero que hay que hacer, en el orden lógico, no es, ciertamente, fundar un partido político. Un partido para qué. Un partido de quiénes, de qué fuerzas sociales. El poder político para hacer qué? Porque la política no es un asunto de aspiraciones personales o de pequeños grupos, no es el lugar del voluntarismo ni de la buena voluntad. La política es la lucha por el poder de FUERZAS SOCIALES.
Por eso, lo primero que hay que saber es que fuerzas sociales están actuando en la vida nacional y con qué características. Sobre todo, para nuestro propósito de que el poder se ejerza en nombre y en beneficio de la mayoría, hay que saber qué fuerzas sociales representan la mayoría del pueblo costarricense y qué relación tienen con el poder. Esto no es dificil pero tampoco puede ser fruto del bateo. Creemos que existe, que ya está hecho un diagnóstico de la sociedad costarricense, de sus distintas fuerzas, suficiente como para saber qué hacer Conocido ese diagnóstico y las condiciones en que están las distintas fuerzas sociales, hay que tener por lo menos algunas pistas seguras, cientificamente corroboradas, sobre las vías de solución de los principales problemas por resolver, hasta tener un proyecto global.
Sin embargo, aunque exista un diagnóstico, por lo menos parcial, el proyecto social y político para Costa Rica no está ensamblado todavía. Sus piezas están todavía dispersas entre estudios de profesionales y científicos y propuestas de hombres y mujeres clarividentes de este país. Algunos elementos son comunes a otros países, a un proyecto regional y, en general, a la realidad internacional. Hay que ponerse a armar el rompecabezas y presentárselo al pueblo, a los sectores interesados, para su debate, su asimilación, su crítica. Hacer eso sería comenzar a hacer política por el principio, saber para que se quiere luchar por el poder. La organización partidaria, el partido vendrá como una necesidad, después.
Una vez iniciado el ensamblaje del proyecto, hay que identificar a los sectores sociales, a las fuerzas sociales con mayor capacidad de actuar, de movilizarse políticamente porque representan los sectores más golpeados por la situación de pobreza crónica y porque tienen mayor capacidad de engendrar soluciones.
La República Ana Cristina Dengo JOSÉ LUIS VEGA CARBALLO Sociólogo Miopía en nuestra clase política omo vemos a diario es imposible detener los procesos de cambio del actual orden económico social y político a todo nivel: nacional e Entre los profesionales, intelectuales y científicos están los que pueden asumir labores de sistematización de las aspiraciones populares y hacer aportes insustituibles.
No sería descabellado afirmar que en las condiciones actuales de la sociedad costarricense los campesinos y trabajadores de la tierra representan el sector potencialmente más dinámico. Seguirían los trabajadores independientes, informales, pequeños y microempresarios, es decir, los sectores que constituyen la economía popular, hasta ahora sin mayor atención política. Estos están listos para movilizarse y adquirir expresión política, como ya lo han hecho en otros países. Lo mismo habría que decir de las mujeres como colectivo genérico, aunque su desarrollo orgánico siga siendo todavía embrionario.
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0349 AUW DO OLLOS SOL 1900 VUI JIU 11 1999. 03 GU1 LIGA 171 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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