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Jueves 13 de junio de 1991 beca 19 Comentario Pabahayan, HISHERSTEGA ANALISIS INTERNACIONAL Patina Lama reencarnado en niño granadino Miguel Angel Ruiz Bazán ¿Juicio final antes del año 2000?
Hans Benirschke de DPA uchos creen reconocer en nuestros días los signos inequívocos del juicio final descritos en los Evangelios por San Mateo (capítulo 24) y San Marcos (capítulo 13. El astrólogo y médico francés Nostradamus (15031566) vive hoy un momento estelar, pues sus misteriosas y ambiguas predicciones siguen apasionando a miles de lectores, su pronóstico para el fin del mundo: el mes de julio de 1999.
También las profecías del monje irlandés Malaquías (10951148) y las apariciones de la Virgen a los niños de Fátima en 1917 son traídas a colación por quienes tratan de averiguar si están contadas las horas de la humanidad.
Gurús de todo tipo y adivinos de pacotilla fijan fechas concretas, que ellos mismos rectifican con frecuencia; sus pronósticos encuentran amplio eco, los libros del profeta Jakov Lorber, que pronostica el juicio final para antes del año 2000, alcanzaron mientras tanto una tirada que supera el millón de ejemplares.
En el marco de las corrientes esotéricas imperantes, la obras de este escritor apocalíptico cautivan cada vez más a gentes que han perdido la fe en el progreso y la razón.
El año 2000 sólo una fecha redonda, fijada por el hombre para empezar, el fin del milenio, según nuestro calendario, no coincide con las profecías budistas sobre la desaparición del ser humano. Por otra parte, el calendario cristiano, que tiene su punto de partida en el nacimiento de Jesús, contiene un error de cálculo pues, según opinión común de los historiadores contemporáneos, el nacimiento del Cristo bajo el reinado de Herodes El Grande (72 antes de Cristo) se produjo entre los años ocho y siete antes del comienzo de la Era Cristiana.
Con todo, una fecha que goza de consenso universal que se ha impuesto en la vida práctica frente a los calendarios del islam, del judaísmo o del Lejano Oriente.
Para subrayar el carácter secular de nuestro calendario, muchos prefieren omitir el nombre de Cristo en relación con fechas de la historia y hablan de nuestra era. pero con una u producido en el pueblo judío por los textos bíblicos del profeta Se acerca, a grandes pasos, el año 2000. En Daniel que anunciaban la inminente llegada del Mesías, y teralgún momento de nuestros días comenzó el minando por la fe de los ocaso de este siglo y del milenio. Para primeros cristianos en la proximidad de la llegada del Reino algunos, motivo más que suficiente para ir de Dios.
proyectando fiestas nunca vistas. Para Mil años después, en pleotros no tan optimistas el momento ideal na euforia milenarista, los benedictinos del monasterio de Cluny para ojear libros y tratados de conocidos predicaron por toda Europa, junprofetas o el apocalipsis de San Juan para to con toda una playade de pseutratar de descubrir si, efectivamente, la doprofetas, más o menos herejes, la inminencia del juicio final humanidad se encuentra al borde de un y la urgencia de la penitencia, colapso cósmico y definitivo.
como camino único de salvación.
Las gentes del año 999 vivieron en toda Europa una pesadilla apocalíptica: formaban colas interminables ante los confesores, se reconciliaban con hermanos y vecinos, los cónyuges confiesan sus culpas y se perdonaban entre sollozos, acreedores perdonaban las deudas, los campos quedaron yermos, la vida económica sufrió una gran recesión porque, contrariamente a lo predicado siglos después por Martin Lutero. Quién va a plantar un manzano en la víspera del fin del mundo. El 31 de diciembre del 999 hubo una explosión de histeria colectiva; unos optaron por el suicidio, otros escalaron altos picos para, desde las cumbres, esperar la venida del Señor. todo ello en una confusa mezcla de miedo, incertidumbre, fanatismo religioso y, también, de legítimos sueños de paz en un mundo mejor.
Mil años después, muchos de nuestros contemporáneos viven en una psicosis semejante, mezcla de desencanto en la sociedad actual y de esperanza, ante la posibilidad real de un cataclismo universal producido por la energía atómica, la idea de un juicio final inminente aparece cada vez menos disparatada. ello se suman los pronósticos agoreros de los profetas ecologistas y los de quienes ven en la explosión demográfica el camino seguro hacia el suicidio colectivo de la humanidad.
La reciente guerra del Golfo Pérsico o la permanente crisis del Cercano Oriente conOtras salvedades el hecho es que 2000.
tribuyen a crear, al menos en cada vez está más extendido en Lo mismo ocurrió al Europa, una psicosis cataslos países del cultura occidental final de los dos milenios trofista, que actualiza ancestrales preceel culto al milenarismo, a dentes, empezando en Oriente, profecias sobre el definitivo medida que se acerca el año hace 2000 años, por el impacto ajuste de cuentas entre el bien y el mal en el valle de Josafat.
El niño granadino Osel Hita Torres, de cuya entronización como la reencarnación del lama tibetano Yeshe se cumplió hace cuatro años, vive actualmente en Suiza y es objeto de veneración por todos los miembros de esa comunidad religiosa.
Reconocido como la reencarnación del lama Yeshe, que había muerto tres años antes en el pequeño pueblo californiano de Dharmsala (Estados Unidos. Osel se convirtió el 17 de marzo de 1990 en una importante personalidad budista.
La ceremonia, oficiada por 50 monjes y monjas budistas, se celebró en el santuario de Kopan, rodeado de las cimas nevadas del Himalaya y situado a un kilómetro del palacio del Dalai Lama, líder espiritual tibetano.
Un caso como el de Osel será difícilmente repetible, ya que las autoridades de la República Popular China decretaron que la próxima reencarnación del Panchen Lama, máxima autoridad después del Dalai Lama, sólo podrá ocurrir en territorio chino.
Osel, cuyo nombre significa en tibetano Luz Clara, es hijo de Francisco Hita y María Torres, quienes por entonces dirigían un centro budista en el pueblo granadino alpujarreno de Budion, donde nació el niño el 12 de febrero de 1985.
Francisco, mecánico rectificador, y María, filatélica, separada de su primer marido, se conocieron en Ibiza, donde se iniciaron en el budismo y conocieron a Yeshe, importante personalidad religiosa que fue expulsado de su monasterio cuando la República Popular China ocupó el Tibet.
Desde entonces, el Lama, uno de los más expertos en psicología y cultura occidental, recorrió el mundo durante quince años para promocionar el budismo, especialmente en Occidente, y fundó más de 30 centros de estudios religiosos y de meditación.
La historia de Osel comenzó antes de que su madre quedara embarazada de él. los dos meses de la muerte de Yeshe, que en dos ocasiones había visitado Las Alpujarras, María tuvo un sueño que transcurría en una catedral en la que el lama estaba situado en el centro de la nave principal Entonces, ella y Francisco llegaban frente a Yeshe, quien imponía las manos sobre sus cabezas y sentían una indescriptible sensación de gozo y bienestar.
Pocos días después, María supo que estaba embarazada y que el espíritu del lama fallecido seguía entre ellos.
Cuando Osel tenía catorce meses, unos monjes budistas, según dijeron guiados por una inspiración espiritual, le visitaron en Budión y quedaron convencidos de que era la reencarnación del lama Yeshe, pero, no obstante, le trasladaron a Estados Unidos para efectuar unas pruebas que lo confirmaron.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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